Capítulo 9: Final/Bonus(+18)

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-¡Los malos ganan! ¡Chúpate esa, Tina!-dijo Mar tras ver los resultados.
-Felicidades Mar, te lo has ganado.
-Espera... ¿qué? -fingió sorprendida por la contestación de Tina.

-¡Y corten chicas! Habéis estado estupendas.

Ambas miraron la una para la otra y sonrieron. Tras las noticias ambas fueron a visitar al abuelo. Era hora de la verdad, ya lo sabía todo el mundo, de hecho se volvieron TT en todas las redes sociales esa noche y son la portada de casi todas las revistas y periódicos. Una vez al lado de la caseta del abuelo se miraron la una la otra ya que ninguna tenía el valor de llamar. Sin más remedio Tina gritó:

-¡Abu! ¡Estamos en casa!

Abrió la puertucha de madera y exploraron la casa buscando al excapitán. Era temprano por lo que podía estar aún en cama así que fueron. No había nadie. Fueron a la terraza y lo vieron en el campo con un par de armas. Las calamares bajaron y fueron a darle un buen abrazo a su abuelo que era como un padre para ellas.

-Hey niñas -dijo sonriente tras los abrazos de sus nietas-, me da que el concierto os fue muy bien ayer, ¿eeh?

Ambas se pusieron rojas por el comentario. El abuelo se puso a reír y dio un bastonazo en el suelo.

-No tenéis que ocultarme nada niñas, si en el fondo se os notaba tortilleras...

"¡¿KHÉ?! ¡¿Quién es este y que han hecho con mi abuelo!?"

-En fin sangre joven... qué le vamos a hacer, no voy a ser yo quien os diga cómo amar a una persona.

Ambas chicas se quedaron mirando la una a la otra petrificadas. Bueno, pensándolo mejor podría ser peor, así que no le dieron mucha importancia.

-¡Bueno ya que estáis no os quedéis como pampanas! Coged ahí una arma que os toca entrenamiento que últimamente os escaqueais con cualquier cosa.

El día se pasó rápido. Ambas comieron en la casa del abu y siguieron practicando a la tarde con las nuevas armas: el cargatintas picnic y el rodillo corocoro. Una vez en casa Mar se desplomó en el sofá.

-Se te ve cansada.-dijo Tina.
-Cómo para no, ayer Splatfest, hoy nos despertamos casi a medio día, ahora entrenamiento...
-Igual hoy toca una recompensa, ¿no?-concluye la inkling blanca agachándose besando a su novia.
-¿Qué quieres decir?-preguntó Mar confusa acariciando su mejilla.
-Voy a la ducha... ¿vienes?-dijo pícara.

Mar abrió los ojos como platos y se puso roja. Tina lo notó y empezó a juguetear juntando su nariz y la suya. Mar seguía roja sin reaccionar, cerrando lo ojos dejándose hacer. Tina le empezó a besar la mejilla y luego fue bajando al cuello acariciándole la tripa con una mano. Tina volvió a arriba y le dio un beso en los labios. Se levantó y se fue camino al baño.

-Si quieres venir no te cortes, dejo la puerta sin pestillo.

Mar se levantó y oyó cómo se cerró la puerta. ¿Ir o no ir? La verdad hacía años que no se duchaba con Tina, la última vez con 10 años. Alguna vez que otra vez la miraba en ropa interior pero no más allá de esa raya. Volver a verla desnuda sería como un casi infarto. Pero la curiosidad mató al gato. Mar fue a la puerta del baño y posó su mano en la puerta, pensando en si pasar o no. Por un lado tenía ganas, pero por otro...qué vergüenza, ¿no? De repente Tina abrió la puerta. Mar la vio. Una simple toalla tapaba su hermoso cuerpo. Mar estaba tan roja que sus tentáculos cambiaron de color. Tina lo notó y sonrió.

-Guau así que al final has venido a unirte a la fiesta, ¿eeh? -siguió Tina con su juego-. Ya que estás, ¿por qué no vas a por mi braga que se me olvidó coger?

"Tenía que ser una braga, ¿no?" Pensó Mar para sus adentros, la cual se dirigía a la habitación de Tina. "Vamos a ver..." Mar abrió el cajón y encontró todas las braguitas de Tina bien colocadas y ordenadas, blancas y verdes en su mayoría. Encontró también un papel que había por ahí tirado y arrugado, lo cogió y lo leyó como podía:

Más que hermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora