Capítulo 6

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La dejó atrás, tenía que volver a casa como sea. La Agente 3 era una pedazo de pan cuando quería, pero no podía atenderla. Le agradeció la subida de ánimos y cogió el primer tren más cercano a Chipirona. Nunca había visto a Tina tan afectada de esa forma, supongo que era real lo que sentía su prima por ella. Mar buscaba palabras para disculparse o para levantarle los ánimos. No debía haber ido con el tontolaba ese, como ella misma había dicho su prima era mil veces mejor. Las ganas de abrazarla, achucharla y besarla iban en aumento, mientras el tren seguía su lento y atortugado paso. Impaciencia, de eso Mar tenía a montones.

Tras millones de paradas por fin llegó a Chipirona. Sin pensárselo más se puso a correr como loca rumbo a su apartamento. Una pena que estuviera prohibido entintar las calles que sino hubiera llegado en un abrir y cerrar de ojos. Mientras corría intentaba sacar las llaves del bolso, perdiendo el menor tiempo posible, abrió como pudo la puerta del portal, esquivando un par de vecinos que bajaban tranquilamente a dar un paseo. Cogió el ascensor, pero tardaba tanto que acabó yendo por las escaleras. Qué ganas de subir 7 pisos andando...

Por fin estaba frente a su portal, extasiada de tanto correr. Se paró, tomó aire e intentó abrir la puerta, temblándole la mano. Se detuvo. No tenía el valor, había luchado todo este rato contra el tiempo para acabar venciéndole el miedo. Los remordimientos eran duros, ¿abrir o no abrir? ¿Estará muy enfadada? Necesita consolarla. Sin previo aviso, la puerta se abrió desde el otro lado. Era Tina. Estaba cabizbaja, frotándose un poco sus ojos los cuales seguían rojos de una llorera reciente, mientras sus mejillas estaban aún mojadas.

-Mar... por fin has venido... ¿qué tal con Cyan?-dijo sin apenas voz.

Mar abrió los ojos como platos y sin pensarselo dos veces se lanzó abrazando a su prima bien fuerte.

-No me hables de ese idiota, la única que persona que quiero y me importa eres tú, lo sabes más que nadie.

Hubo un silencio. Mar cerró la puerta con el pie, y siguió abrazando a la inkling, besando una y otra vez su cabeza. Unos tímidos brazos rodearon cuidadosamente la cintura de Mar, así como unas lágrimas empezaron a mojar su camiseta. Tina volvía a llorar. El tiempo ha merecido la pena, Mar era suya, nadie se la iba a quitar, esta vez no, se acabó. Mar le limpió las lágrimas con su mano, y sin saber muy bien por qué, un impulso hizo que se lanzara y la acabase besando en los labios. Eran muy lindas, ambas daban de la mano sus lenguas, jugueteando la una con la otra. Mar acariciaba los tentáculos de Tina, mientras esta se limitaba a quedarse solo en la cintura.

-Te quiero Mar, por favor quédate a mi lado para siempre...-suplicaba Tina acurrucada en el pecho de la inkling pelinegra.

-Yo también te quiero preciosa. ¿Vamos a la terraza y tomas un poco el aire?

Tina simplemente asintió. Una vez allí se sentaron en un par de sillas que tenían para ellas dos. Tina trataba de serenarse cerrando los ojos, inspirando y expirando hondo, apoyando toda su espalda contra el respaldo. Mar observaba el subir y bajar de su pecho.

-Me encontré a la Agente 3, y hasta me pidieron un autógrafo. Seguro que me lo hubiera pasado mejor yendo a Cromópolis contigo. Cyan pensaba que me iba a comprar con un simple cuenco de patatas fritas.

-Bueno, cuando lo hice yo funcionó. -sonrió Tina.

-¡Es distinto, boba! A él no le quiero pero a ti sí, y mucho.

Tina abrió los ojos y miró para Mar sonriente.

-Preciosa. -le piropeó.

Mar se transformó en calamar y se colocó en el regazo de su novia. Esta la empezó a acariciar.

-¿Sabes qué? Me encantaría conocer algún día a los humanos. -confesó Mar ilusionada.

-Siento informarte que están todos muertos.-contestó Tina ociosa.

-¡Jová no lo digas así! ¿Es que a ti no te gustaría saber más sobre ellos? Han sido la primera especie inteligente. -funfurruñaba Mar.

-Bueno dicen que se parecían mucho a nosotros.

-Sí, pero han sido tan estúpidos que se han autodestruido...

-¿Te había dicho alguna vez que los humanos se alimentaban de nosotros? Y no solo de inklings sino de octarianos también.

Mar deshizo su forma calamar al instante y miró para Tina con una cara muy asustada.

-¿Qué? No me mires así boba, mira te enseñaré como se comen a los calamares, ¡ven acá! -exclamó Tina graciosa y juguetona chupándole la oreja a Mar.

-¡Para, para! -gritaba Mar asustada por imaginarse monos comiendo aritos de calamar.

Tina jugó un poco más con ella hasta que se separó y la empezó a acariciar para calmarla, dándole un beso en los labios para finalizar.

-Eres bien dulce y jugosa, ¿eeh? Aun así creo que le falta algo de... ¿Sal? -dice pícara.

-De esa debes tener tú mucha, por eso ni te pruebo. -contestó Mar echándole la lengua.

Tina le tocó la nariz con la punta del dedo y sonrió.

-Tienes unos ojitos preciosos.

-Como los tuyos, tonti. -respondió sonrojada Mar.

-Una pregunta, ¿qué diferencia hay entre besar un hombre en besar una mujer? -preguntó curiosa Tina.

A Mar le chocó la pregunta. Es cierto que ella había a besado a varios tíos, y le habían preguntado cual de todos besaba mejor o por el estilo, pero entre un hombre y una mujer... Ni ella misma sabría decir, ya que en teoría a ella le siguen gustando los hombres, Tina es solo una excepción (que no por ser una excepción quiere decir que le guste menos).

-¿Nunca has besado a un hombre?

-Bueno... cuando era pequeña, algún lío tonto he tenido, pero siempre ha quedado en eso, por lo general ninguno me satisfacía.

-Entiendo...

-Bueno contesta, ¿cuál es la diferencia? Yo ya ni me acuerdo de como besa un hombre.

-Pues... no sé decirte... yo más bien pienso que no se trata de ser hombre o mujer, una persona por sí sola besa a su manera, haciéndola diferente de los demás, ¿no?

Tras las palabras de Mar, Tina notó un cosquilleo en el cuerpo que no la hizo pensar más. Besó a Mar dulcemente en los labios. Podría tranquilamente verles algún vecino o así, pero a ellas se la sudaba por completo. Tina empezó a acariciar los tentáculos de Mar, deleitando del beso, mientras Mar se dedicó a posar sus brazos sobre las mejillas de la peliblanca. Una vez finalizado el beso se separaron y se dieron un lindo beso de gnomos, sonriendo como niñas.

-Por si acaso no te lo he dicho o no te acuerdas... te quiero.-dijo sonrojada Tina.

-Te amo prima. -contestó Mar.

Tina arqueó las cejas al oír prima. Es cierto, eran primas, pero se estaban besando, y se querían como algo más. Supongo que el título de primas ya se ha quedado atrás. Todo era muy bonito, pero... ¿cómo se lo iba a tomar el resto?

-Una cosa Mar... No es por estropear el momento o algo pero... no deberíamos ensayar para el Splatfest de pasado mañana?

-¡Santo Calamar Gigante! ¡Es verdad! -exclamó sin acordarse del Splatfest por el cual empezó todo esto-. Venga anda levántate que voy a por el portátil a poner las canciones. ¡Mañana ya nos veo todo el día bailando en el gimnasio, nuestro representante nos mata! -saltó Mar ya con un pie dentro de la casa.

Tina entró sonriente dentro de la casa. ¡Hora de bailar!


Días para el Splatfest: 1

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