Capitulo 8

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Al día siguiente lo primero que hice fue llamar a Alan, quiero invitarlo a salir mientras Samantha tiene que hacer vueltas de su universidad. Estaba de camino a mi primera clase del día, saque mi celular estaba por marcarle cuando de repente alguien cubre mis ojos, al momento sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, sentí esas manos tiernas y cálidas en mis ojos, dije, Alan, ¿Eres tú?

-Sí, Hola Mía.

Lo mire fijamente a sus ojos estaban cafés claros, luego él hace lo mismo y agarra mi cara y la acaricia suavemente y en cuestión de segundos me estaba besando de una manera extraordinaria. Eso me bastaba, Alan llego y de inmediato me subió mi ánimo, sabe perfectamente cómo hacerlo, yo estaba por entrar a clase, le dije que me esperara al final.

-Claro que si Mía, nos vemos ahora. ¿Qué quieres hacer?

-No se Amor, lo que se nos ocurra después.

-Bueno hermosa, aquí te espero.

La hora con mi profesora se me hizo eterna, no preste atención nunca, mi cabeza solo pensaba en Alan, y de las muchas que tengo por hacer con Sam. Mi mente solo decía, por dios, estas con Alan, después de tanto tiempo por fin estas con él, estas feliz, pronto era su cumpleaños, 24 años, dios mío, como se pasa el tiempo, hemos sido amigos desde los 5 años, recuerdo cuando jugábamos en la golosa, la lleva o cuando sacaba el balón de básquet de su hermano y hacíamos de cuenta que éramos jugadores profesionales, decíamos que iríamos a la NBA juntos, era muy gracioso puesto que yo nunca volví a jugar, el sí pero solo como hobby, lo dejo por completo y se está dedicando a la literatura, no sé dónde vayamos a terminar pero si se algo, hacemos lo que nos gusta y a mi punto de vista creo que es lo mejor para una persona; hay algo que siempre aprendí de mi Tía. "No pretendas ser alguien que los demás quieren que seas, eres tú y no importa lo que piensen o digan de ti". Es muy cierto a veces comenzamos a pensar en qué hacer, solo porque nos dicen como debes actuar o simular lo que no eres para encajar.

Llego la hora, salí del salón, ahí estaba sentado en la banca del parque que quede al frente de la Universidad, sostenía un ramo de rosas rojas. Simplemente hermoso.

-Hola Novio. Le dije sintiéndome privilegiada al estar con él.

-Hola Novia. ¿Cómo estuvo tu clase?

-Mal amor, súper aburrida sin contar que casi me quedo dormida, le respondí con los ojos somnolientos

-Cariño, creo que deberías descansar.

-Lo haré pero primero, creo que tenemos una salida pendiente.

-Claro que sí, cierra los ojos.

-No me hagas esto, le decía mientras cerraba mis ojos y sentía que una tela pasaba por mi cara.

-Tranquila, el recorrido es corto.

En mi mente pasaban muchas cosas, se suponía que yo lo invitaría a salir, pero él se ha adelantado, tenía mucha hambre. Nos montamos en el carro sentía que pasábamos por carreteras destapadas, veredas, no oía a nadie, comencé asustarme.

-Alan. ¡Ya casi! Creo haber sonado desesperada.

-Relájate Princesa, falta poco.

Me ha dicho princesa.

Llegamos, era un lugar simplemente hermoso, al principio solo vi un bosque pero luego Alan re cubrió con sus brazos la cintura diciéndome en el oído es por aquí, seguí sus pasos, levanto unas cuantas ramas que caían de ese gigantesco árbol, cielos, empecé admirar ese lugar, había una cascada en todo el centro, velas por todo el lugar y un mantel en una esquina con rosas alrededor, una canasta y una botella de vino encima.

-¿Alan, estoy soñando? Le susurre al oído.

-No, princesa es real. Lo nuestro es real.

-Dios, es precioso. No tengo palabras para describir lo feliz que estoy amor, muchas gracias.

-No te preocupes, es para ti. Para nosotros, quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Al parecer los ratones se habían comido mi lengua, quede completamente estática, no sabía que hacer o que decir, era la mujer más feliz el mundo, solo quería besarlo y nunca soltarlo, abrazarlo y sentir que es mío para siempre, es decir, me dijo "Quiero pasar el resto de mi vida contigo" eso una persona no lo dice así porque sí, lo dice porque realmente lo siente, o conozco desde que tengo memoria sigo recordando cuando jugábamos juntos, cuando se escapaba de su casa a la mía y nos sentábamos en el techo justo al lado mi ventana a mirar la luna y las estrellas, era hermoso, y saber que ahora Alan se convirtió en esa persona por la cual uno luchara toda la vida es inexplicable.

-¿Mía? ¿Sigues aquí?

-Sí amor, estoy aquí.

-Perfecto, quieres seguir y nos sentamos.

-Claro que sí.

Es increíble como una persona en poco tiempo se convierte en lo mas importante en la vida, no puedo parar de pensar en esa frase que dijo, será que me dijo en otras palabras que quería casarse conmigo, dios, mi mente esta nula, no sabía que pensar, esa noche fue muy bella, hablamos de todo, recordamos cuando éramos niños, de nuestro futuro, Alan no sabe si ser un famoso escritor o empezar con la docencia en la Universidad donde dentro de poco se gradúa al igual que yo, le comente que era mejor empezar con la docencia y dejar de hobby la escritura, supongo que me hará caso, yo mientras tanto terminare mi tesis y veré que trabajo conseguiré.

Alan me llevo a casa, de camino a ella no dejaba de mirarlo, era perfecto, creo que también quiero pasar el resto de mi vida con él; pero no todo podía ser un cuento de princesas, justo cuando estoy entrando a la casa, los labios de Alan estaban por juntarse con los míos y entra una llamada a mi celular, fue inevitable no mirar mi celular, era Charlie.

Dios y ahora que quería, es que no le quedó claro que no quiero nada con él, Alan ha estado conmigo prácticamente toda mi vida y él llega y pretende que con sus gestos de príncipe azul va a cambiar todo, pues no, estoy con Alan punto.

Sin embargo, de nada sirvió haber pensado de esa manera, porque hay algo que si no puedo cambiar y son los celos de Alan, me hizo una escena épica y no pude controlarlo, comenzó a decirme. ¡QUE RAYOS SIGUES HABLANDO CON ESE TIPO! ¡VETE CON EL, SI ES LO QUE QUIERES!

Era lógico que eso no era lo que quería, la verdad no me quise amargar la noche ya que fue hermosa, así que lo deje hablando solo y entre a mi casa; arriba estaba Samantha.

-¿Qué tal todo amiga?

-Iré a dormir. Fue no lo único que quise decirle, quería acostarme y olvidarme de todo por un momento. 

Me muero por abrazarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora