Capitulo 22

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Escogimos el lamborghini y nos subimos.
Yo tomé el asiento del copiloto y Astor el del conductor.
Astor condujo por la carretera desviándonos hacia las afueras de la ciudad.
-Y ¿Te gustan los juegos mecánicos?.- Me preguntó Astor mirándome de reojo.
-Pues la verdad solo me he subido a uno en toda mi vida.- Le cuento.
-Ah ¿Y cuándo fue?.- Me pregunta Astor sonriendo.
-Fue cuando tenía unos 5 años.- Le digo intentando recordar en qué lugar fue y entonces se me viene a la mente todo.- Fue en un parque de diversiones aquí en California. Fui con Peter y con su familia y nos subimos a una mini montaña rusa. En ese tiempo me asusté mucho aun mínima fuera. Desde esa vez no he ido a ninguna feria...- Le explico recordando mis gritos hacia Peter diciéndole "Moriremos Peter bajémonos" mientras que Peter solo se reía y alzaba los brazos.
-Que bien.- Me dice Astor y enfoca la idea en la carretera.
Ya está anocheciendo. Veo los matices rojos de las nubes y rosa a lo lejos.
Visualizo a lo lejos unas luces destelleantes y de muchos colores llamativos.
Entonces logró ver una rueda de la fortuna seguido de una montaña rusa gigante.
-Dios mío!.- Digo y ahogo un grito por la vista que tengo enfrente.
-¿Te gusta?.- Me pregunta Astor y ríe ante mi entusiasmo.
-Es... Simplemente es hermoso.- Digo mientras me inclino hacia el parabrisas para ver todo mejor.
Todo estará cubierto de luces rosas, moradas y verdes.
Es muy hermoso. Hace ya más de 12 años que no venía a un parque de diversiones.
Estoy tan emocionada pero... Hay un pequeño problema...
-¿Qué pasa?.- Pregunta Astor al ver mi repentina desaparición de ánimo.
-Es que... Le tengo miedo a los juegos mecánicos.- Digo y me encojo de hombros ante mi vergüenza.
-Tranquila.- Me dice Astor a la vez que me levanta la barbilla con un dedo.
En cuanto levanto la vista caigo en la cuenta de que ya estamos en el estacionamiento del parque.
-Yo te protegeré.- Me sonríe. Esa sonrisa, la sonrisa que te hace sentir como en casa, como si no tuvieras otra opción más que arriesgarte.
-Bueno..- Digo aún sin convencerme totalmente si me subiré o no.
Salimos del automóvil y nos formamos para pagar. Enfrente de nosotros ahí una chica. Se me hace conocida pero...
No. Es Amanda. La mismísima Amanda Walker..
Va con un chico un poco más alto que ella y él va vestido con unos jeans y una camisa azul.
Escucho su risa. La misma que da cuando coquetea con alguien.
Astor nota que me tenso y voltea a verme con el ceño fruncido y yo me relajo un poco. Llegamos a la taquilla y Amando y el chico se van.
Una chica regordeta con su pelo rubio en una coleta y los labios pintados de un rojo intenso nos atiende.
-¿Cuántos?.- Nos pregunta a pesar de que ya vio que somos dos.
-Dos.-Pide Astor educadamente y sonríe.
La chica se pone roja a más no poder y le devuelve una sonrisa tímida.
Suspiro y volteo.
Entonces caigo en la cuenta de que todas las chicas están mirando a Astor.
Desde las que van con sus novio hasta las que van en grupitos.
Todas babean por el y yo soy la única que no caigo en sus encantos.
La chica que nos atiende nos pone unos brazaletes y nos abre para que pasemos.
Pasamos al lado de un grupo de amigas y Astor las saluda.
Las chicas suspiran y ríen por lo bajo.
-Y ¿A cuál nos dirigimos primero?.- Me pregunta Astor con una mirada juguetona.
-Ni idea.- Le contestó.
Enfrente de nosotros hay una montaña rusa gigante. Escucho los gritos de todos y me pongo a temblar.
Siento como Astor pasa su brazo por el mío. Deje de temblar casi al instante.
-Vamos a ese.- Dijo Astor señalando la montaña rusa.
-No lo sé... Es que tengo miedo.- Le confesé y As se echó a reír.
-Hoy seré tu caballero de armadura plateada.- Me dice Astor y yo río.
-Esta bien... Pero enserio cuídame.- Le advierto.
Astor me suelta del brazo y me guía a la fila. Nos formamos detrás de un grupo de chicas y todas se le quedan viendo a Astor.
Astor sonríe con educación y voltea hacia otro lado.
-¿Estudias, Jane?.- Me pregunta Astor.
-No... Hace mucho que no voy. Es que como en estos momentos vivo con Peter pues no he podido ir.- Le explico.
Astor asiente y avanzamos unos cuantos pasos en la fila.
Escucho los gritos estruendosos de los chicos que están en el carrito.
La montaña rusa tiene una subida muy empinada y una bajada de unos 30 metros.
Avanzamos un poco más y los gritos se hacen más agudos.
Veo al grupo de hincas meterse en un carrito y salen.
-Les toca- Nos dijo el señor y nos abrió la puerta para pasar.
¿Y si se rompía la montaña rusa?. ¿Y si el carrito salía volando?. Solo de pensar en eso me pongo a temblar.
Siento como Astor me toma de la cintura y se acerca a mi.
-Tranquila. Recuerda yo te protegeré.- Me susurra Astor y aquel lugar en el que su aliento toco mi piel, mi piel se hizo chinita.
El señor que atendía abrió la puerta del carrito y me senté del lado izquierdo.
Me abroche el cinturón de seguridad y tome el tubo metálico que teníamos enfrente y me lo pude sobre los muslos.
Astor se sentó a mi lado, su rodilla rozando la mía, y se abrocho el cinturón y se puso el metal sobre las piernas.
El carrito se empezó a mover lentamente y yo agarré el tubo con mucha fuerza de tal forma que los nudillos se me pusieron blancos.
Astor lo noto y posó su mano sobre la mía.
-Relájate, Jane.- Me dijo sobre el ruido de los rieles.
El carrito empezó a inclinarse hacia atrás y yo cerré los ojos con fuerza.
Empezó a ir lento y muy ruidoso.
-Estarás bien.- Me aseguró Astor.
Me tranquilice un poco y abrí los ojos.
La vista era increíble. Podía ver toda la ciudad a lo lejos. Era todo muy hermoso.
-Que bonito.- Dije y voltee a ver a Astor quien miraba hacia abajo con el ceño fruncido.
-¿Pasa algo?.- Le preguntó y As salta en su asiento y voltea hacia mi.
-No.- Dice y me lanza una sonrisa torcida.
El carrito ya casi llega a la cima.
Cada vez los sonidos van cesando pero siguen ahí.
Escucho el sonido de los gritos de las personas que van enfrente de nosotros.
Estamos en la cima.
El carrito empieza a inclinarse hacia delante lentamente y entonces cae muy rápido.
-Wuhuuuuu!.- Grita Astor mientras yo estoy aterrorizada.
La montaña da un giro hacia la derecha lo cual hace que me tenga que apretar contra Astor.
Subimos otra cima y entonces ya no siento la presión en el vientre del cinturón.
Miro hacia abajo y definitivamente ya no tengo el cinturón abrochado.
Trató de gritárselo a Astor pero el está ocupado divirtiéndose.
Seguimos subiendo y ya casi llegamos a la cima.
-Astor!!.- Le gritó pero él no me escucha.
Alza los brazos y me doy cuenta de por qué, estamos en la cima y estamos a punto de caer.
Entonces pasa algo muy raro. La puerta del carrito se abre y la barra metálica sale disparada por los aires.
Astor voltea e intenta agarrarme pero es un intento fallido , por qué yo ya estoy cayendo al vacío.

La Oscuridad #PDA2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora