5. Por las alturas.

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Consiguieron atravesar la calle sin hacer ruido y ninguna criatura los vió. Cuando iban a girar en la esquina Erik y Sarah estaban mirando hacia atrás, pendientes de los zombies, cuando Erik, que iba el primero, se chocó contra un buzón a la vuelta de la esquina.

"¡Clonk!".

El ruido alertó a los caminantes que hasta ese momento habían estado quietos, pues todos empezarón a correr en la dirección donde se encontraban los dos jóvenes.

Erik y Sarah se levantaron y corrieron como locos por un sitio por el que no venían zombies. El plan de pasar desapercibidos se fue al garete, ahora era al contrario, todas las criaturas detrás de ellos y cada vez más.

-¡Erik, por aquí!- dijo la chica cogiéndole la mano a Erik.

Entraron en un parking de unas tres plantas de altura, rodeado de edificios un poco más bajos. Al parecer a Sarah se le ocurrió la idea de saltar a uno de los tejados, y así, subieron las tres plantas con las criaturas pisándoles los talones y llegaron a la última planta. El parking no tenía paredes, era parecido a los de Chicago, con muchos pilares y solo techo y suelo, con una pequeña barandilla a los lados que daban a la calle. Como si esas barandas pudieran parar un coche, y en efecto, había una de ellas rota.

Sarah seguía corriendo con Erik por el parking en dirección a un tejado de unos pisos un poco alejados del parking, pero con un gran salto sería posible llegar.

-¡Erik, cuando lleguemos al final, quiero que saltes!- dijo Sarah.

-¡¿Que salte?!- respondió.

-¡Sí, tu confía en mi!- contestó la chica.

Erik no se lo pensó dos veces y junto con Sarah saltaron al tejado de la otra casa, había unos dos metros de separación entre el parking y el edificio, pero llegaron. Erik miró hacia atrás, todas las criaturas, todas, se pararon en el borde del parking. Alguna que otra se cayó por el hueco entre un edificio y otro.

-¿Te acuerdas cuando escapamos de la uni? ... Pues cuando cerramos la puerta me fijé en que las criaturas no intentaron escalarla.- dijo Sarah.

La verdad es que la puerta era fácil de escalar, por eso había siempre un guardia de noche, por eso y porque se colaba la gente a jugar al fútbol o a intentar coger cualquier cosa del laboratorio.

-Eres increíble.- dijo Erik mientras se levantaba del suelo.

Sarah se sonrojó. El chico le dió la mano a Sarah y la ayudó a levantarse.

-Osea que esas cosas solo saben correr y morder.-dijo Erik mirando a las criaturas. Sarah asintió con la cabeza.

Los dos siguieron su camino por los tejados de los pisos y casas, la mayoría eran terrazas con ropa tendida. En alguno se encontraron a una de las criaturas pero llevaban sus espadas y, como era solo un zombie, le dieron en la cabeza ,ya que ahí debía ser un golpe letal para cualquier ser viviente.

Ya estaba oscureciendo, así que se quedaron en la última terraza antes de tener que bajar. Comprobaron la puerta, cogieron unas sábanas, que estaban tendidas, para ponerlas como colchón y se tumbaron bajo un techado de planchas de aluminio con unos cuantos de agujeros, unos más grandes y otros más pequeños. Pero gracias esos agujeros se podían ver las estrellas.

Al Final Del PuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora