4. Todo preparado.

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Después de preparar todo, Sarah, se durmió en el sofá y Erik se quedó haciendo guardia, se irían turnando.

El chico observó a su joven amiga dormida, parecía muy inocente, como una niña pequeña, entonces, recordó cuando la conoció.

Erik estaba en el instituto, en primero, mezclaron las clases y Sarah cayó en la suya. A Erik le parecía muy guapa y le encantaba su forma de ser.
Fueron hablando y haciéndose cada vez más amigos, puede que en ese tiempo Erik sintiera algo por ella, pero nunca le dijo nada a su amiga, aunque cree que ella ya se dió cuenta, pero no dijo nada, ya que ella no estaba segura de lo que creía.
En bachillerato Sara se echó novio, algo que a Erik no le gustó mucho, ya que tenía menos tiempo para salir con èl. El día en que Sarah se enteró de que su novio la engañaba, cortó con él, y ella estuvo llorando cuatro días seguidos, ¿Y quién le dió consuelo? pues su mejor amigo. Erik fue a verla esos cuatro días y le decía que no pasaba nada y que el tío ese era un cerdo y no la merecía tratando de calmarla.
Después, la universidad. Erik aún sentía algo por Sarah, pero cómo se lo diría, incluso después de tanto tiempo, aún no sabía cómo.

Ya era la hora de cambiar de guardia.

-Sar...- Erik se calló, habían corrido mucho y pensó que era mejor dejarla descansar, así que él también decidió que dormiría un poco, no sin antes haber comprobado ventanas, puertas, y haber mirado que la calle estaba en silencio y no había criaturas cerca.

-Erik- lo intentó despertar la chica- Erik- lo llamó de nuevo y este despertó.

-¿Mm qué pasa?- respondió medio dormido.

-Vámonos, ya es de día- le dijo la chica.

Erik buscó unas revistas y cinta adhesiva y se pusieron las revistas en brazos y tobillos. Sarah preparó dos mochilas con botellas de agua, comida, vendas y alguna que otra medicina. Los dos se pusieron ropa cómoda, se equiparon las mochilas y cada uno cogió una espada.

Bajaron a la planta baja y comprobaron que no hubiera nadie en la calle, pero, algún que otro ser había quieto por allí, alejado de la puerta, quizá esperando escuchar a alguien para atacarlo.

Entonces, esperaron el momento adecuado y salieron sin hacer ruido.

Al Final Del PuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora