Caída

440 53 6
                                    


III.- Caída

  Era tarde cuando llegó. La luna ya estaba lo suficientemente elevada sobre el cielo para saberlo, no sabía qué estaba haciendo en aquel lugar cuando bien podría estar en su casa disfrutando de aquel platillo de carne que había estado deseando todo el día.

  El lugar apestaba, tantas personas sudando en un lugar tan cerrado causaba ese olor, y cuando este entró a sus fosas nasales arrugó la nariz. Detestaba ir allí por esa razón.

  Quizás el dojo era grande, lo suficiente para realizar todos los movimientos que se necesitaban pero llegaba un punto en que el número de personas se excedía para el lugar.

  ...Y entonces vio aquella escena en medio de todas sus quejas mentales. La razón por la cual estaba allí. Tao tenía entre sus manos aquella arma, el gunshu que tanto le había visto usar. Su cara de concentración le hacía resaltar aquellos rasgos marcados que poseía. Le daba aquel toque de masculinidad que solo obtenía cuando su cara estaba seria.

  Kris sonrió, al saber que aquella aura desaparecía estando cerca de él. Tomó lugar entre el círculo que le rodeaba. Ahora recordaba porque había hecho la promesa de ir.

  Esperaba que todo estuviera bien. Tao había estado practicando por días para este examen. Podría jurar que ni siquiera se había dado cuenta que se encontraba ya allí.

  Los minutos pasaron, la técnica estaba por llegar a su fin sin ningún tipo de error o accidente. Pero fue demasiado pronto para cantar victoria. Aquel salto mortal hacia atrás era su finalización. Sabía cada movimiento de memoria de tantas veces que le había visto practicar. Solo fue un pequeño descuido, un pequeño tropezón por el cual tiempo atrás le había regañado. Una sonrisa que se formó en su rostro cuando sus miradas cruzaron –que desapareció más pronto de lo pensado-, un pantalón demasiado largo para su chico y un pequeño paso en falso con pies enredados entre si... Un gunshu rodando hasta sus pies.

  La escena pasó tan rápido ante sus ojos que solo la voz del profesor le sacó de su shock.

-¡Llamen a una ambulancia!

  Y enseguida un alarido de dolor se escuchó. Kris no supo en que momento sus piernas lograron reaccionar pero ya se encontraba en medio de aquel círculo de espectadores arrodillado observando el cuerpo adolorido de su panda que estaba tendido en el suelo.

  Pasaron minutos para que la ambulancia llegara, minutos que a YiFan se le hicieron eternos.

...

-¿Pasé?- La pregunta que salió de un recién consciente ZiTao le hizo hervir la sangre a Wu.

-Dime que no es cierto lo que acabas de decir.- Su voz salió controlada pero su seriedad hizo que el menor se encogiera.

  Pudo ver su miedo a través de sus ojos haciéndole sentir peor. Odiaba hacer eso pero realmente esta vez había temido perderlo, la caída había sido realmente peligrosa más de lo normal. Suspiró antes de volver a hablar, sabía que tan importante era aquel examen para Tao.

-JinHyun dijo que habías desempeñado un gran papel, no tienes que preocuparte por ello.

  Y aquella hermosa sonrisa apareció en aquel rostro con ojeras contagiándolo.

-No vuelvas a hacerme esto. –Quizás sonreía, pero en sus ojos y su voz se podía observar toda aquella preocupación y temor de perderlo.

-Lo siento Gege, ese pantalón visitó la basura ¿cierto?

-No realmente, el fuego hizo un gran trabajo.-Huang rodó los ojos ante aquello, ahora tendría que comprar uno nuevo.

-Eres un tonto Gege.

-Uno que te ama y que no permite que nada ni nadie te haga daño. - Aquellas palabras fueron dichas con tanta seriedad que a Tao no le quedó duda de aquello.

  Porque a pesar de que Kris odiaba ir a los hospitales podría soportarlo si Tao estaba allí, para ser su enfermero personal. Porque no todos los momentos serían buenos, también había malos. Una relación es estar en los buenos y malos, por lo tanto Kris agradecía pasar incluso aquellos momentos a su lado.

  Y si los labios del contrario eran su recompensa él estaría encantado de hacerlo cada que Tao lo necesitara aunque solo fuese un pequeño golpe contra un mueble. 

MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora