Cena II

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Cena II


-¡LuHannie!- La voz de la señora Huang se escuchó por todo el hogar, incluso por encima de las voces parlanchinas de los demás invitados, cuando el nombrado entró junto al nuevo chico.

  Entonces Wu pudo observar aquella escena por la cual tuvo que pasar tan solo unas horas atrás transcurrir ante sus ojos. Y no pudo evitar reír ante lo nervioso que se veía el chico y la similitud, ¡incluso con el escaneo de la familia completa! Recordando entonces las palabras de Tao, enserio decía la verdad cuando mencionó que eso pasaba con los nuevos.

  Fuera de aquello, la noche transcurrió natural y tranquilamente, presentaciones por aquí y por allá pero al tener la aceptación de sus suegros ya podía respirar sin miedo.

  Kris no recordaba un 24 de diciembre tan familiar desde que sus padres se separaron cuando era pequeño, por lo tanto, no podía evitar sonreír al ver a su alrededor y sentirse tan aceptado entre aquellas hermosas personas. Incluso había sido víctima de la dulce abuelita de su novio, teniendo ahora sus mejillas un tanto adoloridas después del tiempo tan prolongado en que las tuvo entre sus pequeñas y arrugadas manos.

  A pesar de que afuera la temperatura estaba bajo cero, dentro de aquel hogar se sentía la calidez que emanaban todos los integrantes de la familia. Wu aún estaba sorprendido de no haber encontrado ni una sola cara con amargura en sus ojos.

  Pero el momento exacto en el que su corazón bombeó sangre más rápido de lo normal fue cuando escuchó su nombre salir de los labios de la madre de Tao, cuando los regalos empezaron a ser repartidos. Incluso el ojeroso tuvo que sacarlo de su estado de shock para que pudiera ir por su regalo.

  Una hermosa bufanda roja, completamente tejida a mano, descubrió tras abrir aquella caja. Quedó estupefacto, era un regalo simple y sencillo pero realmente perfecto. Podía sentir el cariño emanar de aquel sencillo presente. Y sonrió como pocas veces lo hacía. Miró a su suegra, que comprendió enseguida aquella mirada. Lo abrazó deseándole una muy feliz navidad.

  Kris sintió las lágrimas al borde de sus ojos, pero tenía una imagen que mantener. Correspondió el abrazo y se disculpó al no tener un regalo entre manos para aquellas hermosa familia, que a pesar de haberla conocido tan solo horas atrás sentía que había obtenido más amor en esas pocas horas que en toda su vida con su familia biológica.

   Y ahora podía comprender porque Tao era tan cariñoso, ahora comprendía de dónde sacaba tanto amor y realmente era un afortunado. Entrelazó sus dedos con los del menor al estar a su lado y besó su mejilla agradeciéndole internamente el haberle dejado ser parte de su vida, de poder compartir aquel momento cotidiano para ellos pero tan especial para Wu.

-Te amo.-Un simple susurro que pasó desapercibido entre las risas que de pronto inundaron el lugar.

  SeHun permanecía en el suelo tratando de controlar al cachorro que había aparecido frente a sus ojos al abrir su regalo, mientras LuHan intentaba distraer a su nuevo felino. Benditas coincidencias de pareja.

  El rubio se unió a las risas sin saber sobre el rojo que inundó el rostro del panda ni del rápido latir de su corazón. Y mucho menos de las miradas orgullosas de sus queridos suegros que, sabían, dejaban a su hijo en buenas manos.

  El secreto de aquella rápida aceptación fue aquella mirada y el pequeño temblor que la señora Huang pudo percibir en él. Porque el amor que emanaba cada vez que veía al pequeño panda jamás podría pasar desapercibido por ellos que tenían tantos años de experiencia en el campo. Y menos para un instinto de madre tan sobreprotectora. 

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Lo siento -huye-.

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