Djembe

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5.-Djembe

  No tenía mucho que había llegado a casa, durante todo el camino pensó en lo genial que sería acurrucarse entre los largos brazos de su novio mientras una película se reproducía. Pero ¡Oh, sorpresa! La casa estaba completamente vacía cuando entró.

  Pensó en todas las posibilidades –positivas- por la cual Wu no estaría en su casa. Ninguna logró convencerlo pero aun así pudo mantener la calma. También él necesitaba su tiempo a solas de vez en cuando. Si, él podía demostrar que no era tan obsesivo como el mayor. Definitivamente podía...

  Y el reloj avanzó media hora... ¡A la mierda! ¿Dónde carajos estaba YiFan? Sacó su celular yendo rápidamente hasta su contacto.

  Un timbre, dos, tres y estaba por ser el sexto cuando escuchó la voz del contrario.

-¿Qué pasa bebé? –Apenas logró escucharlo, el sonido del fondo era bastante alto y hacia que la voz de Wu fuera apenas un susurro.

-¿Dónde estás, FanFan? –Los ojos del menor se achicaron pensando en que su novio estaba en una fiesta sin él.

-Estoy en la calle, no sabes cachorro. Acabo de toparme con unos chicos que tocan el djembe y no pude evitar quedarme. –El tono de alegría del rubio hizo que Tao se relajara y una sonrisa asomará en sus labios.

  No le había escuchado tan feliz desde que su equipo favorito de bastket había ganado la final. Realmente amaba aquella felicidad que le inundaba por cosas tan pequeñas.

-Ándate con cuidado, gege. Prepararé tu comida favorita, te espero. –Y el sonido de besos desde el otro lado fue lo único que escuchó antes de colgar.

.-.-.-.-.

  La puerta se abrió después de dos horas y media. No es que Tao hubiera estado contando cada minuto, en absoluto, solo había estado viendo que la cena no se sobrecalentara. Si eso.

  Y cuando vio la rubia cabellera el pequeño panda estaba listo para tirarse en los brazos de su dragón. Si tan solo aquellas tres personas extrañas no hubieran entrado por su puerta, Kris posiblemente estuviera en el piso siendo apachurrado entre los brazos del menor.

  En cambio, Tao permaneció helado en medio de la sala mirando fijamente la puerta. Y los ojos de cachorro regañado aparecieron en aquel rostro que usualmente era frío. Kris estaba haciendo aegyo. El mundo iba a terminarse en cualquier momento y Tao no quería morir joven.

-¿Qué esta pasado aquí Wu YiFan? –Fue directo a la cocina esperando que su novio lo siguiera, no quería ser grosero con los invitados del mayor.

-Quería que los conocieras, panda. Enserio, enserio necesitaba que estuvieras allí mientras los veía tocar el djembe. –La felicidad del rubio seguía latente y aquella sonrisa que muy raramente salía a la luz había estado presente desde aquel descubrimiento.

  Y Tao solo suspiró. En algunas ocasiones olvidaba que su gege se convertía en un pequeño niño irresponsable cuando encontraba algo que amaba. Y al parecer aquellas personas le habían dado aquella pequeña felicidad. No había objeción de su parte y solo le quedó sonreír. Si Kris era feliz, él también lo era.

  El mayor le levantó del suelo dando vueltas con él en sus brazos y las risas comenzaron a escucharse por todo el lugar. Un beso y los pies del chico con ojeras volvieron a tocar el suelo. Y entonces le entró la duda.

-Gege, ¿qué es el djembe? –Un sonrojo se apoderó de sus mejillas al darse cuenta que ni siquiera sabía porque su novio era tan feliz.

  Esperaba un regaño o algo pero solo las risas burlonas del mayor se escucharon mientras era arrastrado hasta la sala donde se encontraban los, aún, desconocidos con una sonrisa en cada rostro.

  Sería una larga noche. Pero al menos ahora conocía una nueva cosa acerca del mayor. Tenía una rara fascinación por aquel instrumento, después de todo tocar una guitarra no era su estilo.

 Tenía una rara fascinación por aquel instrumento, después de todo tocar una guitarra no era su estilo

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