Apuesta

228 33 32
                                    


  Un berrinche se veía venir, aquellas mejillas rojas por aguantarse la respiración del enojo eran notorias. Explotaría en cualquier momento pero de igual forma mantenía una sonrisa victoriosa en su rostro mientras por tercera ocasión ganaba con su asegurada piedra. ¿Cómo es que su novio no se daba cuenta aún del patrón que mantenía cuando jugaban piedra, papel o tijera? Le sorprendía que no lo identificara aún, como él ya lo había hecho tiempo atrás.

  Se echó a reír cuando comenzaron los balbuceos y su 4 de 6. Pero el menor sabía que aunque hiciera el aegyo más tierno del mundo y prometiera no volver a pedir aquel bolso Gucci de temporada lograría salvarse de lo que le avecinaba. Y es que cómo había aceptado aquella apuesta tan tonta que sabía que perdería, Kris era un experto en apostar cuando sabía que tenía la victoria asegurada pero el orgullo le había ganado y deseaba hacerlo polvo en una apuesta por lo menos.

  Se creía con suerte aquel día, después de haber tomado la última bolsa de sus frituras favoritas de la tienda e incluso haber conseguido un peluche en la máquina de la garra, aquella máquina del mal que le había hecho gastar hasta el último centavo días atrás solo por obsesionarse con aquel peluche de dragón que tenía ahora en sus manos. Todo iba bien, lo suficiente como para reunir el valor suficiente y apostar con su novio. ¡Que error tan grande! Y ahora tendría que asumir las consecuencias de su estúpida valentía.

-.-.-.

  Se negaba a salir, no quería que nadie más le viera vestido de aquella forma. Pero era imposible, tenía que cumplir con su apuesta antes de que Kris le obligara a hacer algo aún más vergonzoso. Tomó la mano del alto, que aún seguía sonriendo burlón, para salir de su departamento al fin.

  Y en el momento en que el aire sopló se dio cuenta de que no era tan malo como pensaba. Sonrió con más seguridad, incluso podía ver como algunos chicos le observaban interesados a pesar de que Kris se mantenía sumamente posesivo. Y le gustó, se sintió deseado y bonito como ningún otro día gracias al aumento de atención de parte de su novio, e incluso el poder besarle con total libertad sin sentirse juzgado le agradó de sobremanera.

  Por otro lado, Wu comenzaba a cuestionarse sobre aquella puesta desde que el primer chico había osado observar demás a su panda. Y podía comprender por qué, Tao se veía tal cual como una chica y no cualquiera. Con aquel vestido acentuando aquellas curvas un tanto femeninas que poseía y, a pesar de que su altura era bastante alta para una mujer promedio, aquellos zapatos con un pequeño tacón lograban estilizar su figura, haciéndole ver como una modelo de pasarela. La peluca y el sombrero negro hacían juego con lo demás haciéndole ver lo suertudo de haber sido elegido por aquel hermoso chico.

  Si Tao quisiera podría pasar por una chica ante cualquiera sin ningún problema. Y Kris comenzaba a sentirse celoso, aún más de lo normal. Fulminó con la mirada a más de uno e incluso gruñó, causando más de una risa en su pequeño novio.

  Pero también supo sacarle provecho, besando y abrazando al panda en cualquier momento que deseaba sin sentir aquellas miradas mal intencionadas cuando lo hacían vistiendo ambos como chicos. Marcando territorio y haciéndoles ver a todos aquellos mirones que ese hermoso ser humano ya tenía dueño.

-No te voy a dejar por ninguno de ellos, deja de gruñirles dragón. –Huang se paró frente al rubio ya hartó de sus celos.

-Son todos unos idiotas, por qué no ven que tú solo eres mío. –Su voz sonó más profunda de lo normal e incluso sus ojos estaban más oscuros.

  Realmente estaba celoso. Y aunque a Tao le encantaba aquella faceta, algunas veces olvidaba cuando posesivo y celópata era su novio.

-Mírame dragón.-Le tomó por las mejillas manteniendo sus ojos directamente a los contrarios. –Soy solo tuyo y lo sabes, los demás no saben lo que en realidad soy. Solo tú me conoces por completo, tanto interior como exteriormente...

-Pero...-

-Pero nada, eres al único que amo y quisiera que no lo olvidaras. Te amo y nada lo va a cambiar, además...-Sonrió y le besó. –Es solo una apuesta.

-Mío. –Susurró sobre sus labios, antes de apoderarse de nuevo de ellos.-Te amo cachorro, tanto que moriría si me dejaras.

-Eres un tontito.

  Y para ser la primera vez que usaba zapatos altos, Tao sabía manejarlos. Y lo demostró al correr por aquella plaza huyendo de su novio, quien comenzó a perseguirlo entre risas.  


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora