Capítulo 9

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Me removí inquieta y gire hacia la derecha en un intento de seguir durmiendo, sin embargo un fuerte dolor en mi brazo hizo que abriera los ojos. Me quede unos segundos mirando al techo hasta que me decidí por ver que era lo que me provocaba el dolor, gire la cabeza y me encontré de frente con Ed, el pelirrojo tenia todo su cuerpo sobre mi pobre brazo.

-¿Pero qué...? - comencé a cuestionarme cuándo de repente vi las esposas que me unían con Ed - Ay no - suspire molesta recordando todo lo que había sucedido ayer a la noche.

Tomé una gran bocanada de aire.

-Ok...hora de despertar a la fiera - me incorpore como pude y moví suavemente a Ed - Despierta...ya es tarde -

-Una hora mas - murmuró.

Tragué saliva y comencé a sentir como por mi brazo ya dejaba de circular sangre.

-Ok, no quería hacer esto, pero...- con ambas piernas empecé a empujarlo hasta liberar mi brazo - Si que pesas Sheeran.

Lo empujé varias veces más hasta que por fin logre dejar mi brazo en libertad, dolía y sentía todo un cosquilleo correr por él.

-Debes ponerte a dieta - comenté flexionándolo varias veces.

El pelirrojo murmuró algo inentendible y luego se dio la vuelta para seguir durmiendo, sin embargo se encontraba al borde de la cama y al hacerlo cayo como una bolsa de papas al suelo. Lo mire por unos segundos y luego comencé reír como una foca con retraso mental.

-¿Porqué cuernos estoy tirado en el piso? - gritó luego de varios segundos.

Intenté contener la risa y me acerque al borde de la cama.

-Hola bombón ¿es cómodo ahí abajo? - cuestione con una gran sonrisa.

Ed me aniquiló con la mirada y also el brazo donde tenia colocada la esposa.

-¿Qué es esto?.

-Unas esposas genio.

-Si, si, ya se, ¿pero porque las tengo puestas? - pregunto molesto.

-Ah...porque querias jugar a que tu eras Christian Grey y yo tu Anastasia Steel.

Su hermosa mirada se clavo en la mía.

-Descuida no sucedió nada, luego de que llegamos de la comisaria me arrástrate hasta aquí, dijiste algo de darme latigazos por que soy una mala guardaespaldas y luego te quedaste dormido.

Sus ojos se desviaron de los míos y pasearon por toda la habitación.

-No recuerdo nada - susurró.

-No te preocupes, ya lo harás. Ahora levanta tu trasero del piso y muévete, tenemos que pedirle las llaves a Stuart.

El pelirrojo hizo lo que le pedí sin soltar un solo insulto. Salimos de la habitación y caminamos por el largo pasillo hasta llegar al ascensor, claramente todas las personas que nos cruzabamos nos miraban como si fuéramos dos bichos raros.

-¿Es que a todo el mundo se le ocurrió salir a la misma hora de su habitación? - cuestione molesta apretando el botón que nos llevaba a la planta baja.

-¿Qué está mirando? - gruño Ed a una señora de avanzada edad que nos acompañaba en el ascensor.

-Ahora entiende porque lo tengo esposado a mi, es la unica manera de que la fiera no mate a nadie - dije con una sonrisa.

La mujer nos miro como si fuéramos dos babosas salidas de un huevo gigante de codorniz y salio del ascensor no sin antes murmurar la palabra "raritos".

La Guardaespaldas (Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora