Concierto

29 1 0
                                    

Faltaba exactamente  un mes para que iniciaran las vacaciones e ir a pasar navidad con mi familia. Había pasado una semana desde que Cat y yo salimos a cenar.

Desde la cena italiana con Cat me la había pasado buscando un auto en concesionarios de segunda mano pero no encontré nada bueno.

Desde la cena italiana con Cat estuve dándole vueltas al asunto de Scott. Nos veíamos en clase y algunas veces cuando quedábamos con el grupo, pero seguía sin hablarme. Lo pillé enfurruñado en una conversación con Cat y se le veía muy enfadado, me pregunté sí Cat le habría  comentado lo que hablamos, pero supuse que a ella no le convendría... En caso de que fuese verdad.

—Hey, chicos —habló Morgan— ¿qué harán en navidad?

Morgan era así. De repente hacía preguntas extrañas o comentaba cosas que no iban para nada en el flujo de la conversación, pero era agradable.

—No sé qué tengan planeado mis padres —respondió Randall—no tengo permitido hacer planes propios en estas fechas. Mi familia insiste que debemos pasarlas juntos —levantó los hombros haciendo un mohín. Quién lo diría, Randall–el–mujeriego acatando las reglas familiares.

—Yo me voy a visitar a mi padre y abuela —comenté. Cat y Queen me voltearon a ver al mismo tiempo, y al fondo vi el rostro de Scott que igual se giró en mi dirección.

—No me habías dicho nada —dijeron Cat y Queen al unísono.

Queen le echó una mirada asesina a Cat y me molesté en el interior por ello.

Esperaba que no se atreviera a decirle nada, ella era la que me había cambiado por su novio, ahora apenas y la veía por el cuarto, mucho menos hablábamos a profundidad. En cambio Cat salía conmigo a pesar de estar con Pete, se las apañaba para hacerse un tiempo para él y para mí, sin que yo siquiera se lo pidiese. Me entristeció admitirlo pero no esperaba que Queen se portara tan maldita en su primer revolcón con un chico.

Aunque no sabía si solo era eso.

—¡Dakota! —Me sobresaltó Queen, sacándome de mi ensimismamiento.

—Se me había pasado comentarlo. —Digo al fin.

Scott salió de la cocina, se ofreció amablemente a hacer la comida, y se acercó a nosotros. No me di cuenta de que se dirigía a mí hasta que sentí sus manos en los hombros, levanté la vista y lo vi extrañada, no me miró, solo tallaba mis hombros como masajeándolos y miraba al frente.

—Ya está, pueden servirse cuando quieran —dijo él con voz serena. Cat me miró con el ceño fruncido e hizo un gesto con la cabeza como preguntado ¿Qué pasa?.  Abrí los ojos como platos y negué ligeramente con la cabeza para que sólo ella lo notara. Ni yo tengo idea de a qué había venido esto.

Sabía que no estaba haciendo nada malo ni extraño... bueno, si resultaba extraño destacando el hecho de que llevábamos juntos semanas paseándonos uno frente a otro y no me había hablado para nada, aunque tampoco yo di un paso para hacerlo.

Todos se levantaron con prisa y entraron en la cocina. Scott seguía tocándome. Cuando me levanté perdí su contacto, pero se acercó rápido y me habló en voz baja.

—¿Puedo hablar un momento contigo? —Se metió las manos en los bolsillos y se balanceó de talón a punta y viceversa con nerviosismo.

—Claro —respondí con toda tranquilidad. Me tomó por sorpresa cuando me agarró de la mano y salimos de la casa. ¿Era necesario?

—Disculpa si he estado distante contigo todos estos días.

—No importa, Scott. —Le sonríe para que se relajara, pero no funcionó.

CHAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora