Cariño

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Al día siguiente Queen dijo no recordar gran parte de la noche y le creía porque tenía una gran jaqueca. Salimos a comer y de paso compramos algo para la cena. Ambas fuimos a la biblioteca para terminar con algunas tareas y una vez terminados nuestros trabajos volvimos a la residencia. 

El día transcurrió de lo más tranquilo. En la noche, vimos una película de terror mientras cenábamos; arreglamos los libros para las clases de la mañana siguiente y nos acostamos a dormir.

La alarma me sacó de mi delicioso sueño. Me levanté de mala gana y le lancé una almohada a Queen, que dio un respingo y dijo cosas que no comprendí. Me dirigí a las duchas con la esperanza de que no hubiese demasiadas personas rondando por ahí.

—¡Hola! —Me saludó eufóricamente Lisa. Otra de las chicas que estaba en la residencia.

—Hola, Lisa —saludé aún un tanto dormida.

Entré en la ducha y dejé que el agua fuese recorriendo mi cuerpo; estaba un poco fría pero ayudaba para que me despertara del todo y pusiera cada sentido alerta.

—Ayer ese chico tan lindo me besó... —escuché la voz de Collette y me inmovilicé— es todo una fiera, y nos les cuento lo que hicimos después porque les daría una ataque de envidia. —Podía escuchar en su voz la emoción y la presunción. Las chicas que estaban con ellas daban aplausos de emoción y chillidos. No podía creer que no supieran o no se dieran cuenta de lo ridículas que se veían haciendo esa clase de cosas y dejándose manejar por Collette. Y de todos modos, no sabían qué hacían en las duchas de esta residencia, dado que ellas vivían en las residencias del ala oeste del campus.

Puse los ojos en blanco y me envolví en la toalla. Tenía pensado vestirme en las duchas pero no quería seguir escuchando las estupideces de estas bobaliconas. Cuando salí Collette me miró con aires de suficiencia. Levanté ambas cejas y la miré de la misma manera.

Me dirigí a la salida de los baños, al pasar junto a Collette nuestros hombros toparon y puse más fuerza haciendo que ella girara un poco. Y sonreí con más ganas.

Entré en la habitación y Queen ya estaba lista.

—Te tardaste demasiado —dijo cuando me vio entrar y cerrar la puerta de la habitación.

—Termino en un minuto —le aseguré y me apresuré a vestirme.

Salimos juntas de la residencia rumbo al campus; no teníamos las mismas asignaturas pero el edificio de mi asignatura le quedaba de paso para irse a ciencias. Quedamos en vernos más tarde y me dirigí al aula del profesor Charles. Fui a mi lugar habitual y minutos después llegó Pete. Pete quería estudiar exactamente lo mismo que yo, con la diferencia de su especialización pero compartíamos casi todas las asignaturas, así que íbamos juntos de un lado a otro toda la mañana, era mi segundo aliado después de Queen.

Extendió una sonrisa de oreja a oreja cuando me vio y tomó asiento mi lado.

—Hey, Dak, ¿qué tal el fin de semana? —Preguntó mientras acomodaba sus cosas frente a él.

—No me quejo, Pete —sonreí de lado— ¿qué tal estuvo tu cita con aquella chica de la que me hablaste? —Dije y levantó rápido las cejas.

—Terrible... —empezó a contarme— es la primera y última vez que acepto una cita a ciegas —abrió demasiado los ojos y levantó las manos al aire en un gesto exagerado. Solté una carcajada.

—¿Por qué?

—Todo un caos, la chica está loca. Está traumada por saber la cantidad exacta de calorías, carbohidratos y todo eso de lo que va a consumir... —empecé a reírme con ganas— de verdad, sí sabía de gente que hacia eso y lo entiendo completamente, pero nunca había conocido a nadie que lo llevase hasta el extremo como lo hizo ella, fue un problema elegir la cena... —él seguía hablando y yo de verdad que estaba poniéndole toda mi atención, pero por el rabillo del ojo hubo algo que me incitó a mirar, entonces volteé, y vi a Scott. La nueva conquista de Collette.

CHAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora