Hasta en los sueños

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A pesar de que considero el hecho de ver películas con Matt como una mala idea, ambos escogemos una comedia y nos tumbamos sobre mi cama manteniendo cierta distancia.

Ambos reímos casi hasta las lágrimas y al término de la película cometamos las partes que nos han resultado más divertidas.

- Buena elección, Tressler -dice quitando una lágrima imaginaria de su mejilla.

- Cuando gustes puedo recomendarte títulos -le guiño el ojo.

- O bien podemos verlas juntos, me ha gustado pasar el tiempo contigo -sonríe.

- A mí igual me ha gustado pasar el tiempo contigo -respondo sonriendo.

- Sabes Dak... deberíamos juntarnos un poco más de vez en cuando, fuera del grupo, congeniamos bien.

<< ¡Oh no! Ya sé a dónde va esto. >>

- Podemos hacerlo, Matt... pero siempre en plan de amigos, sin intentar nada más -noto como su sonrisa va desapareciendo- me agradas, Matt, pero...

- No del modo que tú a mí.

Agacho un poco la cabeza. No es que yo le ha dado señales de que me interesaba de ese modo. Hemos salido, sí, pero no significa gran cosa y más teniendo en cuenta el hecho de que no estuvimos completamente solos en alguna de esas veces.

- Lo siento mucho.

-No importa... o bueno sí, pero está bien, Dakota -medio sonríe.- Creo que es hora de que me vaya a casa -se pone de pie y me levanto tras él- ¿podemos.... puedes no comentarle a nadie de esto?

- Por supuesto, soy un a tumba -y me pongo un cierre imaginario en los labios. Él sonríe.

Camina a la puerta y abre, antes de salir se da la vuelta y me mira.

- Te veo después, gracias por película.

- No, a ti por quedarte conmigo -sonrío. Y se va cerrando la puerta detrás de sí.

Es un chico muy agradable pero no me siento interesada en él como para una relación que no sea meramente amistosa.

Una vez dada la medianoche ya me siento demasiada aburrida de ver la televisión así que la apago y me acomodo en la cama, hace un poco de frío y me pongo calcetas y unos pantalones de chándal

Poco a poco los párpados van cayendo y me rindo ante Morfeo.

Está hablando pero no le pongo atención porque estoy perdida en su mirada, en ese azul tan bonito, como el cielo, como el mar.

Cuando postra esa mirada en mí y sus ojos se encuentran con los míos siento el estómago volcarse y estoy segura de que mis pupilas se dilatan.

Se va acercando un poco más a mí, sin despegar la vista de la mía, sigue hablando y continuo mirándolo embelesada sin poner atención, es como si tuviera tapones en los oídos. Su cuerpo está pegado al mío, mientras va subiendo las manos a mis contados acariciándome los brazos.

La sensación de su tacto lento contra mi piel hace que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo, sus manos siguen subiendo hasta que llega a mi rostro. 

Me acaricia ambas mejillas con los pulgares y dejo escapar el aire por la boca, baja una mano despacio por mi cuello acariciando con ello mi cabello, mientras que la otra mano la desliza a la parte trasera de mi cabeza, sujetándome con fuerza por la nuca y obligándome a levantarla un poco. 

Se va acercando despacio, agachando ligeramente la cabeza para quedar a la altura de mi boca.

Oigo un ruido, uno muy fuerte y la imagen de nosotros juntos se va haciendo borrosa hasta que desaparece por completo.

CHAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora