Nota 76

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Cuando pude verte de nuevo, estabas dormido. No me importó, estuve ya muchisimas veces mientras tu viajabas en el mundo de los sueños.

Generalmente me llevo libros, pero hoy no pude. Así que solo me quedé a tu lado, observándote.

Me imaginé cuándo fuéramos mayores. Nadie me sacaba el derecho de al menos imaginarlo.

Sé que tu te casarías con una chica bonita, y buena, porque al fin te darías cuenta de que no importa lo qué está afuera, sino lo que tienes por dentro.

Y no, no hablo de los órganos idiota.

Tal vez podría ser Shopie, pero yo no creo en cuentos de finales felices, ya lo sabes.

Tendrías muchos hijos, tu mismo me lo dijiste una vez. Cinco, seis, apróximadamente.

Creo, si mal no recuerdo, que cuándo me dijiste eso me tiré al suelo de la risa, preguntándote como harías para mantener a tantas boquitas andando por tu casa.

Me dijiste que harías lo necesario, tres trabajos, o salir a vender comida en la ciudad, no importa cómo. Mientras pudieras tener a muchos niños jugando a tu alrededor mientras tu esposa y tú los veían con amor en los ojos.

Y yo que pensaba que querrías ser un idiota mujeriego sin esposa ni niños, me topo con eso.

Pero tu idea es hermosa.

Y no sabes cuánto me gustaría que se cumpliera.

Pero como dije, no creo en los cuentos de final feliz.

Siempre soñé que nuestros hijos jugaran juntos, y si se armaba una pareja, puff, seríamos los parientes más queridos de todos.

¿Eso era una lágrima?

Al parecer si.

Maldito idiota, ahora lloraré todo el tiempo porque sé que eso no será posible.

Pero no me importa.

Yo soñaré, y te haré soñar.

Tener esperanza es lo único que nos queda.

Pues bien.

Tengámosla.


Notas a mi Ex-Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora