Diez centímetros

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-¿Y qué pasa si no hay luna llena?-exclamó Alec.-¿Quieres que nos ataquen los licántropos o algo parecido? Magnus, si intentas convertirme en subterráneo no...
-Calla estúpido nefilim. No quiero convertirte en subterráneo, solo quiero que sea en luna llena porque es más bonito.
-Pero yo quiero pasear por la playa HOY a medianoche, no mañana.
Magnus suspiró. Era el segundo día de su viaje y Alec se empeñaba en que quería estar en la playa a medianoche, sin importar el estado de la Luna.
-Creía que los nefilim eran más pacientes...aunque tras conocer a Will Herondale...-puso los ojos en blanco.
-¿Qué diferencia hay?
-La diferencia es que ya tengo planes para esta noche.
Magnus había reservado mesa en un restaurante al lado del centro. Había pensado en pasear por El Paseo de Gracia aquella noche y el barrio Gótico. Le habían dicho que era un buen lugar para tener una cita y, no lo iba a negar, a Magnus le gustaba mucho Alec, desde la primera vez que lo vio.
-¿A sí? ¿Dónde vamos? No, no, no me lo digas. Prefiero que sea sorpresa.
-Te va a gustar-sonrió.
A Magnus le maravilló como había cambiado el humor de Alec desde que se fueron de Alacante. Se reía más y tenía mucho más entusiasmo por las cosas. Sintió que lo estaba haciendo feliz y, le gustaba esa sensación.
-Solo una pista-dijo Alec sonriendo.
-Hay que ir arreglado.-Magnus no iba a desaprovechar la idea de ver a Alec con traje. Si le sentaban bien esos viejos vaqueros y esa camiseta, no quería ni imaginarse cómo le quedaría el traje.
-Venga ya. No será la ópera ¿verdad? Odio la ópera. O no, no tendría que haber dicho eso, a lo mejor he estropeado tu plan. Oh Magnus lo siento yo, en verdad nunca he ido a ninguna. Seguro que me...
-¿De qué hablas?-Magnus soltó una carcajada-No he dicho nada de óperas, aunque me gustaría que vieras una, hoy no.
-Uf, menos mal. Creía que la había fastidiado.
-Aunque hubiera sido cierto, no lo habrías hecho. Yo no sabía que no te gustaba, el fallo hubiera sido mío por no preguntarte. Cada uno tiene sus gustos Alexander, no tiene que gustarte lo que a la gente le guste o sentirte mal porque a ellos les guste y a ti no.
-Su..supongo que tienes razón.
-Siempre la tengo.
Alec puso los ojos en blanco.
-Si, ya veo. Bueno, pues yo también tengo un plan para esta tarde.-dijo Alec con brillo en los ojos.
-¿Tú? Si no sabes nada de España.
-Existe algo llamado Internet, Magnus.
Magnus pareció perplejo.
-Ah, creía que los cazadores de sombras no utilizabais tecnología, siempre sois tan anticuados...
-Pues ya has aprendido algo nuevo, puedes irte a dormir.
-Muy gracioso, tampoco sabía que los nefilim utilizaran refranes mundanos.
-Yo tampoco, lo escuché por ahí, en alguna parte.
Carlota preparó lasaña de verduras para comer y entre Magnus y Alec se acabaron tres bandejas. Magnus tomaba vino tinto y Alec, agua.
-Y bueno, Alec, ¿dónde tienes pensado ir?
Se llevó la mano al bolsillo y sacó lo que parecían dos entradas.
-He pensado que no nos podíamos ir de aquí sin visitar La Sagrada Familia.
-Oh Alec-Magnus le miró con más ternura de la que habría querido, pero no pudo evitarlo. Cogió la entrada y rozó su mano y el roce provocó un escalofrío en todos los nervios del cuerpo de Magnus, y notó que no fue el único, porque Alec también se estremeció. Se miraron a los ojos durante un momento. Ambos se incorporaron, Alec dio un paso hacia Magnus y quedaron a unos diez centímetros de distancia. Seguían mirándose a los ojos. Ninguno sonreía, aquella mirada lo decía todo. Magnus notó que la distancia que los separaba era cada vez menos. Nueve centímetros, ocho, siete, seis, cinco...
Cuando prácticamente sus labios se rozaban, Magnus se apartó, poniendo las manos sobre los hombros de Alec y dejando a éste con expresión confusa.
-No, Alec, no ahora.
Aquellas palabras no decían mucho pero Magnus supo que Alec lo había entendido, porque asintió con la cabeza y se volvió.
-Lo siento.-dijo.
-No tienes que lamentarlo. De verdad que no.
Alec no contestó. Suspiró, se dio la vuelta y desapareció por la puerta, dando un portazo tras él. Magnus no sabía a dónde se dirigía, solo esperaba que no se perdiera y tuviera que ir a buscarlo.
-Es un buen chico-dijo Carlota, que recogía la mesa.-Estará bien.
-Si, supongo. Deja que lo haga yo.-Magnus chasqueó los dedos y la mesa se recogió.
Carlota le sonrió de forma maternal y por un momento Magnus extrañó a su madre.
-Gracias Magnus-y tras eso desapareció en la cocina.
Magnus, sin saber qué hacer, se tumbó en su cama y comenzó a pensar en cómo le diría a Alec lo que siente y, lo que más le preocupaba era lo que se iba a poner. Abrió su armario y se probó 5 trajes diferentes, pero ninguno le convenció. Sacó su teléfono del bolsillo e inició una video llamada con Tessa y con Catarina, ellas le ayudarían a elegir.
-¡Magnus!-dijo Tessa sonriendo. Magnus siempre había estado ahí para Tessa cuando ella estaba mal y ella se lo agradecía muchísimo, por lo que había nacido una gran amistad entre ellos.
-Rápido Magnus, no tengo tiempo para tus chorradas.-Catarina conocía de sobra a Magnus para saber que solo haría una video llamada para hablar de ropa.
-Veréis, tengo una cita. Bueno...no es una cita exactamente pero necesito que me digáis qué ponerme porque no encuentro nada que me guste.
-¿Chico o chica?
-Chico. Muy guapo además.
-Genial. Enséñanos lo que tienes, y rápido por favor.
Magnus les enseñó todos los conjuntos que tenía en su armario y ellas optaron por un sencillo traje negro, camisa roja, y corbata negra.
-Venga ya. ¿Enserio? ¿Dónde está mi toque de purpurina? Sois unas sosas. ¿Dónde queda la magia?
-Magnus, estás perfecto así-dijo Tessa, y Catarina asintió.
-Está bien, pero dejadme ponerme otra corbata.
-Haz lo quieras-dijo Catarina poniendo los ojos en blanco-siempre haces lo que quieres.
-Vale, lo pillo. Ya no volveré a pedir tu opinión Catarina Loss. A partir de ahora te destituyo de tu puesto de asesora en mi vestuario.
-Venga, vale. Adiós. Me tengo que ir.-Y colgó.
-No lo tengas en cuenta-dijo Tessa dulcemente.-Sabes que tiene mucho trabajo.
-Lo sé. Bueno...entonces, ¿qué te parece?-preguntó Magnus enseñándole a Tessa una corbata negra con pequeños brillantes color plata. Tessa pensó que era lo más brillante que había visto en su vida.
-Vaaaaya. Es muy bonita.
-Y, ahora mi último retoque-se colocó la corbata y se liberó de la chaqueta, cogiendo otra negra igual, pero con estampado granate, del mismo color de la camisa. Ahora sí que estaba perfecto.
Tessa se quedó boquiabierta.
-Wow. Estás...estás genial, Magnus. Más que genial. Estás increíble.
Las líneas de la chaqueta se ondulaban en la parte del codo, y un poco más allá desaparecían, para dejar paso a un par de gemelos dorados, también preciosos.
-Gracias querida.
-No hay de qué-contestó con una sonrisa.
Cuando colgaron, Magnus salió de la casa, ya vestido, y se acercó al borde del acantilado. Miró abajo, las olas rompiendo al chocar con la sólida roca. Suspiró.
-Allá vamos.
Entonces se subió a un taxi y se dirigió al sitio donde había quedado con Alec.

Efímero (Fanfic Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora