Capitulo 5

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CAPITULO 5


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Nadie tuvo que decirle claramente lo que había ocurrido con su hijo,pues cuando Ragnar y los hombres volvieron, Lagertha se colocó solaen el muelle, alegrándose de su regreso, pero sin poder sonreír.Este, cuando la vio, saltó del drakkar para ir a buscarla. Pero,cuando vio que no llevaba un niño en brazos, se detuvo de golpe,contemplando el rostro de esta, haciendo que desapareciera la sonrisaque había lucido hasta hacía unos momentos, comprendiendo todo degolpe.


Athelstan, que los había estado observando desde lejos, preocupadopor su reacción, solo pudo mirarlos con atención, percatándose deque, en ese momento, era como si un muro creciera entre ellos en esemismo instante.


Este no quería ver aquello. Ragnar y Lagertha eran la pareja másespectacular que hubiera visto alguna vez, habían nacido para estarjuntos. Y que uno de sus hijos no-natos no hubiera podido vivir nosignificaba que ellos tuvieran que distanciarse, si no que era unaseñal para que estuvieran más cerca que nunca.


Pero no fue así. Ragnar se distanciaba de su esposa a ojos vistas,como si fuera imposible para él superar aquella muerte, creandograndes dudas en Lagertha. Según tenía entendido, el Profeta lehabía dicho a este que tendría muchos hijos, pero.....¿Esosignificaba que los que morían también contaban?.¿Serían de otramujer?


Entrando en el gran salón, ahora solo ocupado por Ragnar, Athelstanacudió cuando le dijeron que este quería hablar a él.


Se encontraba sentado solo, en el suelo, mirando hacía la nada,sumido en sus pensamientos, hasta que él se colocó a su lado.Aunque Ragnar supo en el momento exacto en el que él entró en lahabitación, dejando escapar un pequeño suspiro, formando unasonrisa en su rostro que pronto desapareció.


-Una vez, cada 9 años, viajamos hasta el templo de Upsala a dargracias a los dioses y ofrecerles sacrificios por todo lo que hacen.Por protegernos, por los éxitos en las batallas, por las lluvias quehacer crecer los cultivos y, por supuesto, por nuestros hijos-comentó, con una sonrisa que no demostraba alegría alguna en surostro.


Athelstan no dijo nada, dejando que fuera él el que hablara. Detodas formas, no se le ocurrían palabras que pudiera decirle y quele sirvieran para algo. Sabía de su dolor, pero no podía aliviarlo.


-Este año no pensaba ir porque hay mucho que hacer aquí. Pero mihijo no nato me ha sido arrebatado y no dejo de preguntarme quéhabré hecho para enojar a los dioses.


Por un momento, el sacerdote solo pudo evitar fruncir el ceño,forzándose en encontrar algunas palabras de consuelo. Todos habíantratado de acercarse a él de un modo u otro. Pero nada parecíahaber funcionado y el nórdico se mantuvo alejado de todo el mundo.Así que, cuando este dio un toque en el suelo con su mano paraindicarle que se sentara a su lado, no dudó en hacerlo si era lo queeste deseaba.


Si encontraba algún tipo de consuelo en su compañía, no pensabanegársela.


-¿Qué hacen los cristianos con ese dolor?


-En la Biblia dice que todas las penas pasarán.

Iniciados en el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora