Capitulo 16

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Buenas a todos los quese estén tomando la molestia de leer esta historia, en uno de loscapítulos más tristes de la serie. Aquellos que hayan llegado a latercera temporada sabrán de lo que hablo y comprenderán porqué lodigo. Pero, no me andaré por las ramas y os dejo con éldirectamente, ya que este va a ser el último.


CAPITULO 16


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Sentados ambos cerca de la costa, donde los pescadores arreglan lasredes y traían el pescado al mercado de la ciudad, que había idocreciendo con el tiempo, Athelstan había hecho una pequeñareconstrucción del río Sena que bordeaba París, mostrándoselo aRagnar para que este pudiera hacerse una idea de a lo que seenfrentaban ante aquella nueva conquista que los aguardaba. Le mostrólos muros, las torres que tenían, como entraban los parisinos a laciudad..... Sin embargo, no podía hablarle mucho de sus defensas.Después de todo, cuando la había visitado, solo era un monje que noprestaba atención a esas cosas.


-¿Y qué dirías ahora?- le preguntó Ragnar, tumbado como estabasobre la arena, contemplando su miniatura sobre París y volviendo lavista hacía él.


-Diría que es.....inexpugnable- confesó.


Este le dirigió una mirada con aquellos intensos ojos azules queposeía y, viendo la sonrisa que le dirigió, Athelstan no pudoevitar sonreír a su vez, sabiendo que, por la cabeza de Ragnar yahabían empezado a circular las ideas.


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En medio de la noche, algo despertó a Athelstan, y no fue lapresencia de Ragnar en el cuarto como había estado ocurriendo a lolargo de los años desde que le había dado aquel lugar o la rata quesabía que había estado caminando sobre su cuerpo durante un buenrato.


Abriendo los ojos, observó el haz de luz que entraba por un pequeñoagujero al interior de su casa, un haz de luz que no podía sercausado por la llama de una vela ni por la propia luz del sol. Setrataba de algo mucho más distinto. Algo.....divino.


En parte, temeroso por aquello, salió de la cama y se colocó cercadel haz, observándolo con atención, colocando un dedo cerca, viendoque la luz no quemaba ni le hacía ningún mal.


Acercándose al agujero, quiso ver de donde procedía aquella luz,qué quería decirle con aquella extraña aparición en su casa, enmitad de la noche.


Pero, en vez de observar, cuando estaba a punto de mirar por aquelpequeño agujero, una fuerza invisible le lanzó hacía atrás,dejándolo tumbado sobre el suelo de arena, contemplando el techo desu pequeña casa, con los brazos en cruz, como bien se encontró enuna ocasión, sintiéndose sin aire mientras las sensaciones sesucedían en su interior, hablándole.


Para cuando consiguió poder volver en sí, ya había amanecido,incluso aunque para él no hubieran pasado las horas, sintiéndosedesconcertado pero con una idea clara en su interior, sabiendo queDios había hablado con él, le había respondido a sus plegarias,aclarando su visión.


Y,para agradecer a Dios el haber llegado hasta él para enviarle SUmensaje, hizo un rito de pureza, donde por fin dejaba claro de quélado estaba en su corazón respecto a la religión, metiéndose en elagua de la costa de Kattegat y limpiando la impureza que aúnresidiera en él, quitándose la pulsera que Ragnar le había dado,sabiendo que, quisiera o no, su lugar no podía estar a su lado, queno podía entregarse a los hombres, si no al espíritu, al bien delalma, como bien había estado haciendo cuando solo era un monje enLindisfarne.

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