¿Qué puede salir mal?

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El estridente sonido de mi despertador hizo que abriera los ojos brucamente. Alargué mi brazo y de un manotazo lo apagé, volviendo a acurrucarme entre las sábanas. Entonces me di cuenta, Edward no estaba allí, conmigo. En la cama tan solo me encontraba yo sola. Me incorporé perezosamente, quedando sentada sobre la cama, mirando hacia la ventana. Seguía lloviendo, pero no tan fuerte como la noche anterior. Restregué mis ojos adormilados y alboroté mi cabello. No debía preocuparme por Edward, se habría ido a cazar o a alguna de esas cosas típicas de vampiros, cosas que yo desconocía totalmente pero que en aquel momento formaban parte de mi mundo. Es sorprendente como puede cambiar tu vida en menos de veinticuatro horas... El sonido de mi movil me pilló por sorpresa e hizo que pegara un pequeño brinco sobre la cama. Lo cogí y miré la pantalla. Era un mensaje de Rosalie.

¡Buenos días Bells! ¿Edward te echó mucho la bronca por estar cotilleando con nosotras de él? :s 7:10 am. Tecleé la respuesta rápidamente.

Para nada, es más me aclaró que SÍ que estamos saliendo, ¿te lo puedes creer? :) 7:11 am. Su respuesta fue instántanea.

Wow, vaya, al fin, me alegro un montón por ti. Vamos a desayunar, luego nos vemos y nos lo cuentas TODO ¬¬ 7:13 am. Sonreí, feliz. ¿Las cosas podían ir mejor? Estaba en una excursión magnífica y relajante con mis amigos, compartiendo habitación con mi novio, alejada de padres, deberes, rutinas y demás torturas y saltándome dos semanas enteras de clase. ¿Se podía pedir más? Yo creo que no. Bloqueé mi iPhone y lo dejé sobre la mesita de noche. Me volví a tapar con la manta, hacía un frío terrible aquella mañana, las gotas de lluvia que caían sin cesar no ayudaban nada a que subiera la temperatura. Cerré los ojos, dispuesta a quedarme unos minutos más escondida entres las cálidas y suaves sábanas de mi cama cuando su voz hizo que abriera mis ojos chocolate abruptamente.

-Buenos días dormilona, ¿qué tal has dormido?-preguntó Edward con su voz de terciopelo, atravesando la puerta del dormitorio con una bandeja repleta de comida. La dejó en la mesita de noche de su lado de la cama mientras yo salían de las mantas como una mariposa de su capullo, y depositó un corto beso de buenos días en mis labios.

-Si dijera solo bien mentiría, ¿y tú, has dormido bien?-le pregunté, haciendo amago de levantarme de la cama, pero sus frías manos me detuvieron, indicándome que permaneciera dentro de ella.

-¿No te lo dije anoche? Los vampiros no podemos dormir, Bella-me respondió, sentándose a mi lado sobre la mullida cama, quien se hundió un poco por su peso.

-¿Nunca?-pregunté, atónita.

-Nunca-respondió. Vaya, debe de ser rarísimo pasar un día tras otro, tras, otro, tras otro sin dormir. La sensación debe ser de que los días se reducen a un solo día larguísimo, pensé. Pero una nueva pregunta invadió mi mente y esa si que la formulé en voz alta:

-Entonces, ¿qué te has dedicado a hacer esta noche?

-Observar como dormías, me resulta realmente intersante-me respondió, clavando sus profundos ojos dorados en los míos. Mis mejillas se encendieron enseguida, nadie es consciente de lo que hace cuando está dormido. ¿Qué habría hecho yo?

-¿De veras has hecho eso?-pregunté con tono alarmado.

-No es la primera vez que te observo dormir, Bella. Debo confensarte que desde hace aproximadamente un mes llevo colándome en tu habitación todas las noches-soltó sin avergonzarse. Mi respiración se cortó y mi boca formó una perfecta O. Un mes.

-Oh-fue el único sonido que pude pronunciar.

-Además, hablas en sueños, Bella, en muchas ocasiones mi nombre se escapa de entre tus labios. Esta noche has estado inquieta, el sonido de las gotas de lluvia sobre el tejado no te ha gustado y te has movido bastante. Y en tres ocasiones has susurrado mi nombre, seguido de un te amo-me dijo, muy cerca de mi rostro. Creo que mis mejillas crearon una nueva tonalidad de rojo en aquel momento, y avergonzada, escondí mi rostro en su pecho. Claro que sabía que hablaba en sueños, Rosalie y Alice siempre bromeaban con eso cuando dormíamos las tres juntas, pero nunca imaginé que Edward lo iba a escuchar y encima justo esas palabras.

Bloody BellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora