Chicas, perdonad por el enorme retraso pero ya sabeís que estoy muy liada con el trabajo. Pero aunque no suba muy seguido no os preocupeis, seguiré subiendo capítulos hasta que la historia llegue al final, no dejaré el fic abandonado. Después de mi habitual disculpa por la tardanza tengo que pediros un favor: NECESITO AYUDA. No se como continuar la historia, se me están acabando las ideas y me vendría muy bien que por mensajes me dijeraís que os gustaría que sucediera para despertar mi imaginación. Tengo varias cosas en mente pero para más adelante, necesito algo para poder continuar ahora. Bueno, espero que os guste este nuevo capítulo y espero vuestros comentarios/mensajes/votaciones; os quiero :)
Al abrir los ojos una fuerte luz fluorescente de un incesante color blanco me cegó. Los cerré al instante; se sentían pesados y somnolientos. Intenté averiguar a donde habría acabado llegando después del ataque de James. No sabía si estaba en mi casa, ni siquiera si estaba en Forks y tampoco conocía cuál era la historio oficial de lo que me había ocurrido. Inhalé profundamente el aire del lugar en el que me encontraba, intentado así ubicarme. Lo reconocí al instante: estaba en un hospital. El olor a suero, alcohol y demás cosas medicinales impregnaban el ambiento dotándolo de ese aroma tan característico, y que yo tanto odiaba, de los centros médicos. Un líquido caliente que resabalaba por mi brazo derecho me hizo salir de mis cabilaciones. ¿Qué era aquello? De manera cuidadosa para no volver a quedar cegada por la luz, abrí mis ojos de nuevo. Me encontraba en una de aquellas habitaciones típicas de los hospitales de Washington, postrada en una camilla de sábanas azul cielo. Mi brazo estaba enganchado a un gotero que colgaba al lado de mi cabeza. Recorrí mi cuerpo con mis manos y me di cuenta que practicamente todas las partes de mi anatomía estaban vendadas, pero por suerte no sentía dolor. Serán por los analgésicos, pensé. Entonces, me di cuenta de que era aquel líquido que caía sobre mi muñeca, resbalando hacia mi mano y mis ojos no pudieron evitar cristalizarse de la emoción. Edward permanecía sentado en una silla, justo junto a mi cama, con sus manos apoyadas sobre mi vientre y su rostro escondido en mi brazo, ocultando las lágrimas que estaba derramando. Levanté mi mano y acaricié dulcemente su rostro mientras por mis mejillas tambien se resbalaban lágrimas, de emoción por que él estuviera allí, recostado sobre mí; cuidándome. Lágrimas de emoción debido a que el rostro de Edward había sido lo último que había visto antes de desmayarme y en aquel momento era lo primero que veía al despertarme. Lágrimas de amor porque yo lo amaba y solo de imaginar que ese malnacido de James casi me apartó de él hacía que mi corazón se oprimiera. Mi novio levantó la cabeza al sentir mi contacto y me miró con sus profundos ojos dorados, ahora empañados de lágrimas. Levantó su nívea y congelada mano hasta juntarla con la mía. Ese contacto, desagradable para muchas personas debido a la gelidez, a mí me hizo sentirme como en casa. Edward se levantó de la silla y se puso de pie, quedando su rostro perfecto de facciones marcadas justo enfrente del mío, que fue acariciado levemente y con sumo cuidado por su mano libre. Cerré los ojos e incliné mi cara hacia su mano, disfrutando del contacto.
-¿Cómo te encuentras?-fueron las primeras palabras que salieron de entre sus perfectos labios. Abrí los ojos para poder observarlo. Ya no lloraba.
-Bien-mentí, mientras le dedicaba una pequeña sonrisa. Edward me respondió con una de sus sonrisas torcidas que yo tanto amaba y que hizo que el aparato de medición de ritmo cardíaco al que permanecía conectada comenzara a ir más rápido de los normal, haciendo que me sonrojara notablemente. Edward rió.
-Será mejor que me vuelva a sentar en la silla, no quiero causarte un ataque cardíaco-me dijo controlando su risa. Se volvió a sentar en la silla de madera que se encontraba junto a mi cama y recostó su cabeza sobre mi vientre. Acaricié su cabello cobrizo.
-Gracias por estar aquí, Edward-le susurré, volviendo a cerrar los ojos. Los sentía muy pesados.
-No merezco tus agradecimientos, Bella. Soy el culpable de que estés aquí, no se como no pude darme cuenta de que...
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Bloody Bella
FanfictionFanfic de crepusculo. Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia a mi loca imaginacion. Argumento explicado en el primer capitulo :)