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Eran las 10:55 cuando YoonGi me despertó.

- Oye, Hae. ¿No habías quedado?

- ¡Hostia puta!

- ¡Hae! No digas palabrotas.

- Pero si las que sé las aprendí de ti.

Se encogió de hombros.

- Bah. No están aquí nuestros padres para echarnos bronca. - me revolvió el pelo, mostrando una dulce sonrisa. - Va. Vistete, o llegarás tarde. ¿Quieres que te prepare la mochila con el agua, el móvil, los cascos, llaves...?

- No soy una niña pequeña... Pero me ayudarías muchísimo. - sonreí ampliamente, y él soltó una carcajada.

Cuando acabé de vestirme, le di un beso en la mejilla a YoonGi y cogí la mochila que éste me había preparado.

A todo esto, llegué a las 11:15 a la biblioteca.

- ¡Hola chicas! - saludé a Tania y Zhè.

Minutos después, llegó Ren.

- Cu-Cu. - dijo ella.

- Cantaba la rana. - solté, sonriendo al recordar a HoSeok.

- Por cierto Hae, no nos has contado cómo te fue con HoSeok. - guiñó el ojo.

- Muchas ecuaciones, no aprendí. Bueno, algo sí ¿Recordáis la página 156, el tercer ejercicio? Ese que no entendía, pues...

- Hae, no nos referíamos a eso. - me cortó Zhè, sonriendo.

- ¿Hubo algún beso? - Intervino Tania.

Me callé unos segundos.

- Sí, alguno.

En cuánto lo dije, empezaron a reír y gritar como gallinas en un corral.

- Pero bueno. Calma, por favor.

- Qué fuerte tía. - Tania imitó la voz de una pija. - Oye, no en serio. ¿Cuántos hubo?

- ¡No sé! No me acuerdo. - Zhè puso los ojos en blanco, y Ren chasqueó la lengua. - Pero, no hablemos de esto. Ayer hubo un asesinato en el instituto y...

- Joder. Déjalo ya. - comentó Tania. - Ya oíste a tu hermano; intenta olvidarlo. Es lo mejor.

- Pero no puedo... - No entendía cómo podía decir eso. Quería obtener respuestas. Había habido un asesinato en nuestro instituto, el edificio que pasábamos prácticamente todos los días. No podía sacarlo de mi mente, y no sabía como ella podía dejar de pensar en algo así. - ¿Vistéis las noticias? - Asintieron. - Eso es raro. Lo del ácido...

- Hae, creo que deberías hacerle caso a Tania, si sigues pensando en ello será peor.

Puse los ojos en blanco.

- Está bien. - concluí.

Pasamos la mañana juntas hasta la hora de comer. Pero, en todo ese tiempo, no dejé de pensar ni un sólo momento en el asesinato.

acid ૢ bangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora