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Pasaron dos meses, en los que intenté reorganizar mi vida. Era obvio que nada volvería a ser lo mismo.

Le oculté todo a mis amigas, y varias veces me preguntaban por mi hermano.

Lo cual yo intentaba ignorar, cambiando de tema.

Un día, llegué a casa y mis padres estaban en la mesa, uno frente al otro. Con expresión neutra, quizá algo preocupada.

- Hae, tenemos que decirte algo... -Les miré, esperando a que lo dijeran. - Nos han dicho, desde el psiquiátrico que YoonGi puede recibir visitas. Y, hemos pensado en si te gustaría ve...

- Sí. - le corté. - Quiero ir.

Le echaba muchísimo de menos; al fin y al cabo, loco o no, era mi hermano y lo quería.

Cuando mis padres acabaron de verle. Ambos salieron con lágrimas en los ojos. Y entonces, entré yo.

Le vi sentado en una silla con la cabeza gacha y las manos atadas detrás de su espalda. Forcejeaba vagamente de vez en cuando en soltarse, pese a que sabía que no podía. Una camisa de fuerza se posaba en la mesa, en frente suyo. ¿Realmente era necesario? ¿Tan loco estaba? Me dolía verle así.

 ¿Realmente era necesario? ¿Tan loco estaba? Me dolía verle así

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Una sonrisa se esbozó en su rostro en cuánto me vio.

- Hae, has venido.

- Claro que sí. - le sonreí.

- ¿Cómo... estás?

- ¿No lo ves? Creen que estoy loco. - rio. - Me tratan como a un loco, Hae.

Y, ¿no lo estaba? Mató a personas, y creyó que era lo correcto.

- Sé lo que estás pensando. Pero no, Hae. No lo estoy. - empezó a susurrar, quizá para que el guardia de la puerta no le escuchase. - Hay gente, que merece la muerte. Y, todos nacimos para morir, ¿sabes? Todos vamos a morir. No pasa nada por adelantar el proceso... Si es necesario.

- Pero nunca es necesario, YoonGi...

Puso los ojos en blanco.

- Sí lo es. Hay mucha gente que merece la muerte, Hae...

- Te echo de menos, YoonGi. Echo de menos cuando pasábamos esos ratos jugando a la consola y hablando de los dos, riendo y pasándolo bien...

- Aún podemos volver a esos momentos. - sonrió. - Sigo aquí. Pero, aquí. Aunque puedo salir, y podríamos volver a divertirnos juntos.

Fruncí el ceño.

- YoonGi, yo...

Un guardia se asomó desde la puerta.

- Se ha acabado el tiempo. Fuera.

- Aún no he acabado, por favor dejam...

- Fuera. - repitió.

- Te he dicho que estoy hablando con mi hermano.

El guardia se acercó a mí, y puso su mano en mi espalda, empujándome hacia fuera.

- Hae, se ve que... no te hace caso. - dijo YoonGi. - No te ha dejado ni acabar la frase...- suspiró con clara ironía.

Sin a penas darme cuenta, fijé mi vista en el bisturí que había en la mesa de la entrada, justo antes de salir, y en seguida lo vi clavado en la yugular del guardia, quien ahora tendido en el suelo, con un gran charco de líquido rojo y espeso a su alrededor, permanecía inmóvil.

Dejé caer el bisturí de mi ensangrentada mano.

Observaba la escena, con los ojos como platos.

"Joder. Dios mío. ¿Qué he hecho?"

Cerré la puerta de la habitación y me senté con la espalda en esta, y con las manos sujetando mi cabeza.

Mi corazón latía demasiado rápido, poco más y salía de mi pecho.

No dejaba de observar el escenario, tal y como lo hacía YoonGi, pero él lo acompañaba de algunas carcajadas.

- Ah, - suspiró. - hermanita. ¿Ves como nos podemos divertir juntos?

Pude notar, una sonrisa ladeada dibujarse inconscientemente en mis labios.

F I N

acid ૢ bangtanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora