Fiesta de Vecinos (Parte II)

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Hiccup's POV

Estaba oscureciendo, las luces y risas que venían de la calle se hacían presentes, yo estaba poniéndome la ropa para salir con Astrid a la fiesta, llevaba puesta una remera roja, un pantalón negro, mis sneakers negros de la suerte y una chaqueta azul... pero el problema era que ella no estaba vestida aun, estaba acostada en cama, me acerque a ella y me senté en el borde de la cama

- ¿Que pasa As? Ya no quieres ir a la fiesta - ella se giro hacia mi para poder verme, su nariz estaba roja y habían un millón de pañuelos usados a su alrededor

- Claro que si quiero ir ... Me siento terrible, mis piernas duelen y mi cabeza arde

- Entonces yo tampoco iré, me quedare contigo

- Claro que no Hiccup, tu iras a esa fiesta... Yo solo necesito una siesta y estaré como nueva pero por nada te pierdas esa fiesta

- Pero yo quiero ... - me interrumpió

- Ningún "pero" ok Hickie - estornudo y se limpio la nariz con mas pañuelos- ve a la fiesta y se amable con los vecinos nuevos ¿si?

- Bien As, pero si te sientes peor solo llama y estaré aquí, adiós linda - le di un beso en la frente y salí de la habitación rumbo a la fiesta.

Me sentía ansioso por poder conocer mejor a los nuevos, aunque admito que Mérida es más agradable que Hans ... La verdad no lo soporto. Me dirige a la mesa de bocadillos y tome unos nachos con queso y una cerveza Jack Daniel's, cuando me di la vuelta vi a lo lejos entre las luces coloridas una maraña de pelo rojiza que reconocí de inmediato, así que me acerque a ella con una gran sonrisa en mi rostro, parece que hay dos personas con ella pero ninguno de ellos es Hans

- Hola señoritas - salude a las Mérida y a la chica que la acompañaba - Linda noche para una fiesta de vecinos

- Hola Hiccup - me saludo con una sonrisa radiante - Es una linda fiesta, muy colorida y animada - se giro a ver a su amiga que me veía con una sonrisa amigable - Oh, lo siento, ella es Rapunzel Corona mi mejor amiga y el es su esposo Eugene Fitzherbert el es como mi hermano

- Un placer conocerlos a ambos -me gire hacia Mérida, a juzgar por que el cretino de su novio nunca llegaba me atreví a preguntar si llegaría- ¿Esta tu novio trayendo bebidas o algo? - ella agacho su rostro y luego recobro la postura

- El no vendrá esta noche a la fiesta, a él no le gustan estas cosas - sus mejillas se tornaron rojas, era obvio que estaba enojada con él, así que decidí ayudar

- Ven conmigo - la tome de la mano y la arrastre por la calle, ella paro en seco, su rostro era sorprendido por mi acción

- ¿Qué haces? ¿adónde me llevas? - se giró para ver a sus amigos - creí que Astrid estaría contigo - bufé

- Ella está enferma pero no quería que faltara a la fiesta así que aquí estoy, vamos quiero mostrarte el vecindario y ... tranquila, no muerdo ... claro solo si tú lo pides puedo hacer una excepción - note que sus mejillas se tornaron rojas como tomate - Solo bromeo Meri, vamos

- Chicos... los veo al rato, iré con Hiccup a conocer la ciudad - ellos asintieron y se alejaron para buscar su propia diversión

- Así que, ¿de dónde vienen ustedes dos?... no te enojes pero tu novio no parece del tipo de hombre que ha vivido en un barrio - ella rió con mis palabras

- Bueno, en eso tienes razón- hizo una pausa - él y yo venimos de California, Beverly Hills para ser exacta- Aguarden un momento, escuche Beverly Hills... ahora veo por qué el tipo es un hijo de puta

- ¿Beverly Hills? Waoh, Como es que teniendo esa cantidad de plata vinieron a parar en los suburbios

- Bueno, el dinero nunca fue importante para mí, a final de cuentas la fortuna es de mis padres... no mía así que quise buscar un lugar que fuera acorde a mi personalidad y de la nada apareció "Paradise Garden" el paraíso de los suburbios

- Pero a Hans parece no agradarle nada de lo hay aquí... ni siquiera estoy seguro de que le guste su casa

- Para Hans nada es suficiente Hiccup, el fue criado por una madre realmente consentidora y el nunca en la vida le falto nada... se puede decir que el nació en cuna de oro

- Pero tú también naciste en cuna de oro, supongo... ¿por qué eres tan diferente? - ella negó con la cabeza

- Yo no nací en cuna de oro, cuando tenía doce años mi madre murió, y mi padre en menos de un año se casó con una mujer extraordinariamente rica, en ese matrimonio mi padre creo una especie de cigarrillo con diferentes sabores al paladar y fue así como el amanso su fortuna, se divorció de ella hace tres años y se casó de nuevo con una colegiala de veinticinco años... es por eso que soy tan diferente

- Lamento lo de tu madre, no quería que te pusieras triste - ella asintió y fijo su vista en el carretón de banderillas - ven, te comprare una banderilla - nos acercamos al vendedor y compre dos de las más deliciosas banderillas de la ciudad

- Gracias Hicc, te has portado de maravilla conmigo esta noche... pero no quiero que Astrid piense que me aprovecho de ti, es mejor que vuelva a casa ... ambos deberíamos volver - el único problema en todo eso era que yo no quería volver con Astrid aun

- No, Mare aún es muy temprano - trate de inventar la mejor excusa para pasar si quiera una hora más a su lado - vamos a bailar

- ¿Qué? NO, no de ninguna manera, es que yo no bailo - Pude ver como su rostro se tornaba carmesí de nuevo

- Apuesto a que eres una gran bailarina, no seas modesta, solo sígueme la corriente - la tome del brazo y la hale hasta la pista de baile, cuando llegamos a la pista de baile estaba sonando la canción "Encantadora" de Yandel ... que curiosamente describía lo que empezaba a sentir por Mérida

Nos pusimos en el medio de la llena pista de baile, la tome de la cintura y ella empezó a mover su caderas llevando sus manos a su cabello, dio una vuelta lenta y pausadamente, se veía muy sensual, se quedó de espaldas bailándome lentamente al compás de la música, mi respiración empezó a agitarse, ¿Qué diablos me pasaba con esta mujer que apenas conocí ayer? Desde la primera vez que sus ojos hicieron contacto con los míos sentí que había algo de ella que necesitaba y sabía que ella sentía algo igual, pero nuestro único obstáculo para averiguar qué era eso que nos hacía perder la cordura, el uno por el otro. La canción finalizo y el DJ puso un bloque de bachata, el ambiente se animó más, había más personas en la pista de baile cuando empezó a sonar la bachata, luego de ese bloque el DJ puso uno de baladas y así pasamos una extraordinaria noche bailando y perdiéndonos en nuestras miradas

- Hicc, ya debo irme, Hans debe estar preocupado - Lo dudo mucho - y Astrid debe estar peor que preocupada - también lo dudo, pero ella tenía razón, ya era hora de regresar a la realidad

- Bien, déjame llevarte a casa - ella asintió y empezamos a caminar lejos de la multitud y de todo el calor que acumularon nuestros cuerpos bailando. Llegamos a su casa y la deje en la entrada del pórtico. Cuando entre a casa sentía que algo me faltaba, algo que jamás había sentido antes, Quiero pensar que descifraré que es lo que me pasa cuando estoy con Mérida

Dime Que Me QuieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora