El sol calienta mi piel. Mi cara agradece cada rayo de sol. Abro los ojos y veo un extraordinario paisaje. Unas preciosas lagunas, asediadas por pequeños torrentes, cuyas aguas adquieren tonalidades que van desde el verde grisáceo al azul más intenso, rodeado por una frondosa vegetación y grandes formaciones rocosas, con finas cascadas que caen en las maravillosas aguas cristalinas. Huele a hierba, a humedad, a primavera. Huele a naturaleza viva.
Noto unos brazos que me envuelven y que arrullan mi cuerpo desnudo. Tras de mí, percibo su respiración y como su nariz acaricia mi cuello con suma delicadeza hasta llegar al lóbulo de mi oreja. Luego, vuelve a bajar lentamente dejando en su recorrido un reguero de tiernos y húmedos besos. Mis labios esbozan una sonrisa de placer. Lo noto en mi cara, lo noto en mi respiración, lo noto en lo más profundo de mi ser.
—Sé que he estado ciego. —Una tenue voz comienza a salir de su boca, mientras sigue recorriendo mi espalda—. Que no he visto lo que tenía delante de mis ojos, hasta ahora. He comprendido que eres la pieza que faltaba en mi vida. Has conseguido pintar mi mundo de colores y es algo que te agradezco, al igual que agradezco cada caricia tuya, cada beso, cada abrazo... Cada momento que pasamos juntos.
¿Qué está pasando? Quiero girarme, pero no lo consigo. Necesito verle la cara al hombre que me abraza, que me regala estas hermosas palabras y hace que me sienta en las nubes. Mi cuerpo se retuerce entre sensaciones de pasión y lujuria, pero él me abraza con más fuerza y me empuja suavemente hacia su cuerpo, impidiendo que me gire. No cesa de susurrar palabras impregnadas de sentimientos, mientras continúa recorriendo toda mi espalda; pasando por el borde de mi omóplato hasta llegar al cuello y de nuevo a mi oreja. Un escalofrío me recorre de arriba abajo.
—Quiero pasar el resto de mi vida contigo. Llegar a formar una familia y estar siempre juntos. Yo no me conformo con pasar solo un rato a tu lado, necesito disfrutar de cada momento contigo.
¡¿Oh Dios mío, quién es este maravilloso hombre?! Yo te voy a dar lo que tú quieras.
—Me encanta sorprenderte cuando te beso, notar cómo te estremeces cuando te acaricio, o cuando te abrazo. Me gusta tomarte de la mano cuando caminamos por la calle y poder hablar de cualquier cosa. Disfruto picándote y peleándome contigo, porque sé que al final, terminamos arreglándolo donde mejor sabemos hacerlo. Y yo consigo lo que más me gusta de ti. Tu cuerpo; tu piel.
Mi corazón se dispara, va a mil por hora, al mismo compás que mi respiración agitada. Noto como mi sangre caliente circula por todo mi cuerpo. Madre mía. Me estoy encendiendo con solo escuchar sus palabras. La excitación me vuelve loca. Quiero girarme y besarlo, lo necesito, pero sigue sin permitir que lo haga. Me oprime con más fuerza y comienza a rozar con sus largos y expertos dedos mi vientre, mis caderas... Deambula lentamente por la parte externa de mi muslo y poco a poco cambia su trayectoria hacia el interior. Un ardiente e intenso deseo me invade. Mi parte más profunda se tensa y noto un cosquilleo placentero. El placer es tan exquisitamente dulce y agudo que no consigo permanecer por más tiempo con los ojos abiertos. Sube paulatinamente hasta llegar a mi sexo. Lo acaricia con sumo cuidado y yo me excito aún más. Gimo, echo mi cabeza hacia atrás, arqueo mi espalda y expongo mis senos, que él toma sin pensarlo con la mano que me sujetaba con firmeza.
Ahora que estoy un poco más liberada, podría girarme y mirarlo a la cara, pero no puedo. Mi cuerpo no me lo permite; no responde. Me tiene donde él desea tenerme.
—No puedes imaginar lo mucho que te deseo, Silvania. Lo mucho que te amo —me susurra—. Quiero estar contigo en los malos y en los buenos momentos. Pasar a tu lado minutos de placer, horas de interminable deseo, días de excitantes y dulces caricias, meses de lujuriosas miradas furtivas y años de amor incondicional. Regalarte miles de flores que nunca jamás conseguirán eclipsar tu belleza. Deseo hacerte feliz y estoy dispuesto a conseguirlo, te lo aseguro.

ESTÁS LEYENDO
Confía en mí, Silvania
RomansaCuando Silvania conoce a Lucas, no puede decirse que su vida se encuentre en su mejor momento, más bien es un auténtico desastre. Su marido la abandonó y se largó con otra; su madre la machaca y la desquicia hasta decir basta; su trabajo es un tostó...