Estamos almorzando en el comedor de afuera, mi mamá dice que hay que aprovechar los días soleados. Al levantarnos de la mesa, nos dirigimos a la sala.
—Chicos tengo algo de sueño, tanta comida me hace querer ir a dormir un rato. ¿No les molesta si los dejo solos?
—No te preocupes, vete a descansar —le digo.
—Nos vemos en un rato, Jason —le guiña un ojo y ella se retira.
—¿Estás ansioso? —le pregunto.
—Esperar es de prudentes señorita, y sea cuando sea que decidas hacerlo, será el mejor momento. Pero, ¿Te puedo pedir un favor?
—Claro.
—¿Me puedes permitir, uno solo, antes de que hablemos? —él me mira directo a los ojos.
—¿Un solo qué? —le respondo con la voz por lo bajo, sabiendo a que se refiere a un beso.
—Probemos y después me dices si quieres hacerme el favor —él se acerca a mis labios para darme un dulce beso, ligero y tranquilo, solo con los labios, no puedo negarme a esto por más tiempo así que respondo entregándome un momento al beso y de repente me alejo de él y le digo:
—Pensaré si quiero hacerte el favor. Pero ahora, si quieres podemos hablar, no podemos hacerlo acá abajo. Subamos al cuarto de huéspedes.
Caminamos hasta la habitación de huéspedes y nos subimos en la cama. Él se pone de espalda al espaldar de la cama y yo me quedo con la espalda al aire frente a él con las piernas cruzadas. Es hora de abrir el corazón, el alma y la mente para tratar de que las lágrimas no me traicionen y no permita que los recuerdos bloqueen mi mente de tal modo que mi voz no sea capaz de traspasar mi garganta.
—Lo primero que debo decirte es, que cualquier cosa que se diga aquí, en este momento, jamás en la vida, bajo ninguna circunstancia puedes decir nada de lo que aquí se hable. ¿De acuerdo?
—Claro, generala. Aunque tengo una duda. ¿Y si me someten a tortura?
—Morirás. Porque no dirás nada. ¿No morirías por mí?
—Lo hago todos los días.
—Lo primero es, ¿por qué tú no quieres hacerlo? Es algo que me pregunto cada vez que estamos solos, y tú te quedas como si fueras de piedra. Creo que todos los hombres del mundo tienen necesidades biológicas, y es extraño pensar que tú no las tienes. A veces me pregunto "Rayos, ¿será que es impotente?" —él se ríe a carcajadas— pero me respondo y pienso que es imposible, porque he sentido como se despierta tu pajarito. Entonces pienso en otra posibilidad, ¿Sufres de eyaculación precoz? Porque si es así, podríamos ir al doctor, incluso en otro estado si te da vergüenza que se entere alguno de Boston.
—Kimberly, no estoy enfermo, por Dios. Mis motivos están muy lejos de ser una enfermedad o algo así. ¿No leíste lo que te escribí esta mañana?
—No.
—Es una frase. "Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida", no hace mucho tiempo, vivía mi vida con tal rapidez, que simplemente caí en el abismo. Esperar era algo que decía que era de tontos y de personas que no tenían sueños ni metas que había que ir por más. Eso paso en todos los ámbitos de mi vida, en los estudios, en el amor, en el trabajo. Por no esperar, por no pensar me fui a la universidad de Boston a tratar de ser periodista, por no esperar, casi muero cuando tenía 19 años. Cuando tienes 19 o 20, no te importa nada, y crees que eres el rey del universo y que todo lo que haces está genial.
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TRUST ME© El amor rompe todas las barreras.
Teen FictionSinopsis Todos tenemos secretos dolorosos que nos hacen cambiar drásticamente y ver la vida de otra manera. Kimberly, a sus diecinueve años tiene todo lo que una joven a su edad desearía; una madre amorosa, hermanos inigualables, una amiga incondici...