Capítulo 38

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Al otro día, como era de esperarse, no había rastro de Jason, ni en el parqueo, ni en el teléfono. Después de una botella de tequila, era lo mínimo que podría esperar de él. Sin embargo, le haré una visita sorpresa a su departamento para hablar sobre las cosas que mencionó anoche.

Mientras camino a través del estacionamiento, un auto que acaba de aparcar toca su bocina para detenerme. No logro identificar quienes van en el interior, pero, supongo que no ha de ser nada misterioso. Espero de pie en el extremo de ese aparcamiento y de allí reconozco al papá de Stacy. Ella sale de la puerta del co-conductor y camina hacia donde estoy. Me extraña bastante verla por aquí, después de la etapa por la que está pasando. Ella se acerca a mí con una sonrisa que jamás había visto en sus labios.

—Hola Kimberly —su sonrisa se mantiene en sus labios alrededor de sus palabras.

—Hola —le digo de vuelta, sin siquiera pensar por qué se está acercando a mí.

—Sé que encuentras esto bastante extraño. Pero quería dejarte esto —me entrega un sobre, que a simple vista parece una carta.

—¿Una carta? —le pregunto—. ¿Para mí?

—Sí. También le dejé una a Jason. No voy a volver a Harvard, solicitaré mi transferencia a la Universidad de California.

—Estupendo —no puedo evitar darle a demostrar mi emoción por tal noticia de deshacerme de ella, quizás por completo. Para apaciguar un poco mi arranque le pregunto—: ¿Cómo te estás sintiendo?

—Estoy mejor. Tranquila —ella sonríe—. Espero que leas la carta, es importante para las dos.

—Claro.

—Gracias por escucharme. Ahora tengo que ir a mi cita con el decano —asiento y ella se retira, encaminándose hasta su padre.

Estoy bastante noqueada con lo que acaba de suceder. Quiero abrir la carta, pero siento que no es correcto hacerlo en el centro del estacionamiento. Como faltan unos veinte minutos para que inicie la primera clase, camino hasta el campus y entro en alguna de las aulas que están solitarias en el primer piso. Enciendo la luz y cierro la puerta. Tomo asiento en una de las sillas de la parte trasera y rasgo el papel con algo de brusquedad por la ansiedad que me genera conocer su contenido.

Saco una hoja sencilla de color rosa pálido escrita con letra cursiva muy delicada. Empiezo la lectura.

Kimberly:

Sé que no soy algo menos que una conocida para ti, por todo el daño que te hice, no solo a ti, sino a Jason también. El día que intenté lanzarme del puente hacia el lago, solo estaba pensando en que jamás tendría una vida con Jason como siempre la soñé, porque él nunca, por más que quisiera y lo quiera intentar, podrá amar a alguien como te ama a ti. No solo lo sé porque me lo ha dicho antes, estoy segura de que es así, porque en la historia de nuestra amistad o relación, jamás lo había visto tan enganchado con alguien y nunca imaginé que alguien sea capaz de haber dado un cambio tan drástico en su vida. Aunque te confieso que creo que él presintió tu llegado, porque su tranquilidad con las mujeres comenzó unos días antes de que llegaras a su vida.

No te voy a mentir, amo a Jason con mi cuerpo y con mi alma y creo que jamás podré sentir lo mismo por ninguno, sin embargo, estoy aprendiendo a vivir sin él, sin su cariño, su comprensión y su protección. Jamás en mi vida había recibido tanto afecto pero, lo que jamás comprendí es que esa es su naturaleza y que él lo hace porque su corazón es bueno y él sentía que yo lo necesitaba porque en mi vida es el único amor que conozco. Mi padre me quiere mucho pero, estoy segura que no sabe demostrarlo, porque jamás lo ha hecho, sin embargo, estoy segura que lo hace. Sobre mi madre, me da vergüenza el simple hecho de mencionarla, porque no es digna de que la llame así, nunca la conocí, si estoy en este mundo es porque mi papá le rogó que no se deshiciera de mí, ella me alumbró y se fue. ¿Me busca ahora?, Claro, desde que se enteró que mi padre es uno de los hombres más poderosos de la región, apareció en nuestras vidas, pero él la rechazó y la trató como lo que era, una vil cucaracha. Entonces, mi papá no tiene necesidad de decirme que me ama, porque sus actos han sido suficientes para demostrármelo.

Hoy, soy capaz de entenderlo pero, en mi adolescencia, en mi niñez, entendí que necesitaba escucharlo, necesitaba un abrazo, un beso, una caricia, un arrumaco de su parte o de quién sea. En la secundaria tuve muchos novios, novios súper guapos, atletas, músicos, en fin, todo chico lindo que se me atravesara, terminaba conmigo en su cama pero, era solo eso, era sexo y nada más, era como un objeto de placer para ellos. Eso cambió un poco cuando vine a Boston a estudiar periodismo en la Universidad. Conocí a Jason. Desde el inicio me pareció el chico más guapo que había visto hasta entonces y me acerqué a él. Su fama de picaflor no nació por casualidad, así que él se acercó a mí también y salimos una noche. Esa primera noche no sucedió nada, él no lo propuso pero, no me iba a lanzar a él. Él era (todavía es) él más increíble, súper divertido, entretenido, inteligente chico que jamás hubiera conocido, comenzamos a salir y su forma de ser me capturó. Cuando estuvimos juntos, él jamás me dijo que me quería ni nada por el estilo pero, para mí era suficiente disfrutar de su ternura. Un día, de la nada, él terminó conmigo, porque dijo que él no había nacido para estar emparejado. Me sentí muy triste, porque no iba a tener el novio dulce que cualquier chica desea, algo así como el príncipe azul. Me obsesioné con él, me volví loca con el simple hecho de sentirlo técnicamente alejado. Hice todo lo que estuvo en mis manos para mantenerlo cerca y le propuse que no era necesario que fuéramos novios para que estemos juntos (supongo que sabes a lo que me refiero). Él acepto, y por años me conformé con solo estar con él en esos momentos pero, de la nada, como si de repente hubieran formateado su cerebro y transformado su forma de pensar, él decidió que eso no sucedería más y ahí llegaste tú. Eso me hizo odiarte como cosa loca. Te odié con cada célula de mi cuerpo y juré alejarte de él costara lo que costara, porque me quitaste el único afecto que conocía y lo que me dejaba vivir y estar algo tranquila si así puede llamarse. Cuando hablé con él hace unas semanas, me hizo entender muchas cosas y la verdad no te puedo culpar por nada de lo que pasó. No te odio, eso no quiere decir que me agradas, ni que desee ser tu amiga pero, si estoy resignada y lo único que quiero es que lo hagas feliz, porque estoy segura que él invertirá hasta el último segundo de su vida por hacerte feliz a ti. Te deseo lo mejor porque te llevas una gran persona entre tus brazos. Te prometo que jamás seré una molestia en sus vidas y te pido perdón por haber hecho lo que hice pero, no estaba en mis cabales y me arrepiento de haberlo hecho porque estoy segura que me sentiría peor si él estuviera muerto, porque prefiero verlo feliz y contigo, que muerto y enterrado. Perdona a Tommy, ese fue mi plan, y él solo fue mi títere. No lo juzgues por ello. Gracias por leer esta carta y espero con todo corazón que sean felices

Stacy McAdams

Hay algunas lágrimas rodando por mis ojos después de leer sus palabras, fue un destape de sinceridad lo que ella hizo en esta carta, que es profundamente larga y me sorprende que todo haya estado en una sola hoja de papel. La entiendo, porque no es difícil amar a alguien como él.


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