Capítulo 4

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Mis Labios ardían, cada beso que ella me daba se sentía como fuego, como si sus labios tuvieran algún tipo de aditivo que provocara esas sensaciones. Y lo peor de todo, es que yo me estaba volviendo adicta a besarla.

Lauren se ofreció a "cocinar". Y con esto me refiero a utilizar sus poderes para crear alimentos.

Y yo acepté.

-Está bien, pero solo porque estoy llegando tarde al trabajo.-Expliqué y ella rió como villana, de nuevo.

-Preciosa, a penas son las 5:00 am, no te preocupes.-Dijo ella con una sonrisa malévola.

Miré mi reloj; y efectivamente marcaba las 5:00 am. Solo para cerciorarme miré el reloj de pared en forma de banana que tenía en el muro del living. Y ese también marcaba las 5:00 am, y finalmente me asomé por la ventana y logré distinguir claramente el suave viento fresco característico del amanecer de Miami.

Solo a esa hora apenas empezaba a salir el sol y los colores de la mañana se veían hermosos. Ella había retrasado el tiempo, solo para que yo no llegase tarde al trabajo.

-Wow, gracias supongo. Me es de mucha ayuda el no haber perdido tiempo con lo de las tostadas.-Dije sonriente, ella alzó sus labios formando una media sonrisa.-Creo que voy a ir a bañarme mientras tú "preparas" el desayuno, Lauren.-Agregué riendo y haciendo comillas con mis dedos.

Lauren rió tiernamente.-Está bien, Preciosa, y yo intentaré no pensar en ti desnuda, tomando una ducha a pocos metros de mi y los pecados que podríamos cometer.-Comentó con una sonrisa pícara.

*

Entré a mi cuarto de baño personal y me despojé de mi pijama entero de bananas. Y al verlo de nuevo me puse a pensar ¿Ella me habrá quitado la ropa? ¿Ella me habrá puesto el pijama? Pues la verdad no recordaba haberme quitado la ropa de ayer ni mucho menos haberme colocado ese pijama.

Entré a la regadera y abrí la llave, tomé el jabón y lo pasaba lentamente por mi cuerpo, dejándome llevar por mis pensamientos; Lauren, La señorita Diablo había hablado conmigo y estaba dispuesta a hacer una entrevista para mí.

Para esa entrevista se necesitarían varias fotos, y ella saldría genial en todas pues es muy hermosa. Y como es el Diablo tenemos que darle una apariencia mucho más sexy; insinuante pero no vulgar.

Ese cuerpo que ella tiene... Es muy sexy, esos ojos, ese rostro que incluso parece angelical. Ese piercing que tiene en la nariz, sus 2 tatuajes; El de la nuca, que apenas lo había visto 2 veces, no sabía que era con claridad pero parecía ser una mariposa de color azul. Y el de su antebrazo. El número 27 en números romanos.

"XXVII"

Su piel... Ahora que la analizaba era asombrosamente perfecta.

Gemí audiblemente sacándome de mis pensamientos. Y me di cuenta de lo que estaba haciendo.

Abrí los ojos como platos. ¡¿Acaso yo estaba tocándome por imaginar a esa chica?! ¡Oh Por Dios! ¡Qué Vergüenza!

-¡¿Por qué Demonios mencionas a ese ser cuando te has besado con el Diablo, Camila?!-Gritó Lauren furiosa, desde la cocina.

¡Ella me había escuchado! ¡Demonios!

-¡Así está mejor!-Exclamó Lauren de nuevo.

Yo salí de la ducha después de un momento más. Y me vestí con rapidez para poder ir a desayunar con ella.

-Es decir que si puedes leer mi mente en todo momento. ¿Eh?-Pregunté.

-La verdad es que para poder escuchar tus pensamientos en todo momento, tengo que dejar de escuchar los pensamientos sobre pecados de las demás personas en el mundo y concentrarme solo en ti.-Lauren murmuró en voz baja. –Además tú empezaste por unos pensamientos impuros... Y yo no me resistí. Lo siento.-Exclamó con un puchero.

Reí suavemente, dándome cuenta de que esta chica había empezado a atraerme, y yo la verdad no sabía si eso era bueno o malo... Pero iba a disfrutar de conocer al Diablo durante mucho, mucho tiempo más.

-Oye... ¿Tú me cambiaste la ropa ayer?-Pregunté.

Ella asintió. –No te toqué, pero si te cambié de ropa, para que descansaras mejor.-Dijo, con su media sonrisa que se le veía hermosa.

-Gracias Lauren, y ahora creo que deberíamos desayunar ¿No?-Dije contenta, me ponía de muy buen humor estar con ella.

*

Masticaba con gusto los deliciosos huevos revueltos con tocino que ella había servido en mi plato, estaban realmente buenos y olían de maravilla, tanto así que Banana apareció moviendo su cola con elegancia, empezó a maullar levemente y se dispuso a restregarse en mi pierna, ronroneando.

Lauren lo miró sonriente y con un chasquido de dedos, tenía un plato lleno de croquetas de pescado para gatos. Lo colocó en el suelo y mi pequeño compañero fue a disfrutar su manjar no sin antes restregarse contra la mano derecha de Lauren también ronroneando.

-Parece que le caíste bien, Lauren.-Dije riendo después de tragar el bocado.

Se encogió de hombros.-Supongo que se me da bien entender a los animales pues tengo un instinto animal súper desarrollado.-Mencionó.

-¿Ahora me vas a decir que eres un licántropo o un vampiro, o alguna otra criatura mítica?-Volví a pensar en voz alta.

-No preciosa, pero mi instinto animal, o de caza, se debe a mi deber de llevar almas al infierno, debo ser astuta, rápida, fuerte. Como un depredador.-Dijo Lauren mirándome con sus ojos verdes oscurecidos.

-Supongo que deberé tenerte miedo, Lauren.-Dije lentamente, con una voz seductora. La expresión de Lauren se oscureció, parecía estar enojada, pero luego de unos segundos su expresión dejó ver que se estaba conteniendo a sí misma. -¿Qué te pasa? ¿Estás bien?-Pregunté.

-jamás... había sentido... algo como... esto. –Decía con dificultad, como si estuviera ejerciendo demasiada fuerza en ese momento.- Es como si... mi cuerpo llamara al tuyo. Pero no puedo... yo muero por hacerlo... pero dejaría de existir si yo... cayera... en la... ten... tentación.-Murmuraba con los dientes apretados.

Viendo su sufrimiento me desesperé, me levanté asustada. Tenía mucho temor en ese momento.

Ella gruño con fuerza. -¡Joder Camila! ¿Qué fue lo que te dije sobre el temor?-Exclamaba, su voz llena de lo que parecía ser tortura.

-Lo siento, Lauren yo...-Dije. Rápidamente se me ocurrió la idea y simplemente besé su mejilla izquierda. Con lentitud; duré casi 15 segundos pegada a ella.

Lauren inmediatamente soltó un gran suspiro y pude notar cómo se relajaba. Sus manos que habían estado empuñadas y siendo apretadas con fuerza, estaban sobre la mesa, abiertas. Sentí a Lauren sonreír y me separé de ella.

-¿Estás... bien?- Pregunté con cuidado.

-Sí, gracias Camz.-Dijo ella devolviéndome el beso en la mejilla. Y yo me derretí.

*

Mientras tanto estaba Dios viendo la escena de la señorita Diablo y la joven editora.

Él sabía su destino, y también sabía que era necesario ponerle algunos límites al Diablo para incentivarla a romper las reglas y vivir lo que todos merecen vivir; El amor verdadero.

*

Los Ojos del Diablo (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora