Intriga Crisis: El mito de la creación

CAPITULO 5

20 de Mayo de 1930

No puedo más, cada día dudo de poder seguir haciendo lo que hago. Sé que el realizar este trabajo es para ayudar al prójimo, pero me está consumiendo; he visto cosas que nadie creería, inclusive el arzobispo que me nombro exorcista duda de mi cordura. Después de cada caso resuelto me es más difícil dormir y mantenerme cabal al mismo tiempo.

07 de abril de 1931

Hoy perdí a una pequeña. Solo tenía 8 años de edad. El ser maligno que se encontraba en su interior fue mucho para mi pobre experiencia. ¿Sí tan solo hubiera sido más fuerte, más capas, y no hubiese dudado de mi fe en todos estos años? Esa pequeña estaría viva...

10 de Abril de 1931

El recuerdo de mi derrota ante aquel ente de la oscuridad no me deja dormir. Es un tormento el seguir respirando. Seguir con vida. Escuchar a los feligreses pidiendo mi ayuda... ¡Cuándo no fui capaz de ayudarla a ella! Su recuerdo me ha perturbado al grado de pensar en abandonar el hábito.

17 de Julio de 1933

Hace ya dos años que abandone el hábito, pero las cosas no se han calmado, sino que han empeorado, he comenzado a ver, y oír cosas, las cuales sé que no están hay o no pueden ser verdad.

01 de Diciembre de 1934

El medicamento para dormir que me recetaron ya no está funcionando, ahora aquellos ruidos que oía se han vuelto ligeras voces de niños... No sé qué es lo que are.

07 de Julio de 1935

Tengo un año desde que deje de trabajar porque las voces no me dejan nunca, motivo por el cual ahora deambulo en las calles, en compañía de los niños que sigo viendo. Mi fe me ha abandonado, ya no soy ni la sombra del hombre que solía ser. De todo lo que fui solo me queda este diario y mis hermosos que me susurran como debo tratarlos.

07 de Enero de 1940

Han pasado 5 largos años desde que Antonio me ayudo a regresar al hábito, así como a recuperar mi fe. Gracias a él, aquel medicamento que me habían recetado apara dormir no lo ocupo más. Por lo que he dejado de tomarlo. Solo quedan aquellas voces de niños que cada día se vuelven más lúgubres, perturbadoras, y escalofriantes que me incitan a hacer cosas aterradoras y repugnantes.

Me instigan a sucumba a los pecados más ruines... Pero sé que mi fe, y el todo poderoso me salvaran de aquel humo de Lucifer que intenta corroerme.

07 de Septiembre de 1941

He vuelto a subir al pulpito este domingo; nunca me sentí más tranquilo desde aquella fatídica noche en que la pobre Sofía fue consumida por las tinieblas. Han transcurrido ya 10 años... 10 largos años en los que no he dejado de pensar en ella. Por eso cada día, tarde, y noche me encomiendo a nuestro señor implorando clemencia por aquella pobre alma que fue castigada por mi ineptitud... suplicando que me perdone por no tener la fuerza, así como tu absolución señor.

Esperando algún día tú también me perdone.

06 de Junio de 1946

Me han notificado que a partir del 08 de este mes pasare a ser el párroco de nuestra Señora de Notre Dame ¿No sé si pueda con este gran honor? Hoy en día las voces aún están rondando, pero ahora me doy cuenta que tanto aquellas voces de niños inocentes que me dicen ─ ¡Padre, tengo miedo! ─ ¡Hace mucho frio!─ ¡Esta muy oscuro aquí! ─ ¡Quiero volver a casa!" ─ Así como las perturbadoras, instigantés, tenebrosas, que evocan cosas tan ruines, repugnantes, y malévolas como ─ ¡Vamos Gregoire, nos están esperando en camposanto! ─ ¡Si, Sí. Ahí es donde están aquellas caritas de muñeca, y el rostro en un rictus de sueño! ─ Sus pieles de un blanco azulado, sus cabellos cobrizos ahora sin luz, sus cuerpecitos rígidos por el estado mortuorio en el que ahora reposan; inocentes, palias como el mármol, frágiles como si se tratase de porcelana finamente conservada al pasar de los tiempos. ─ Encantadoras, diminutas... todas unas niñas. ─ Cada una de esas horrorosas cosas proviene de una distinta voz, como si fuera un legionario. Pero no temeré más estoy seguro que se tratan de estigmas mentales, Jesús señor, aquellas que soporto por 40 días y 40 noches en el desierto de Judea.