Capítulo 19

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Jos tenía un moretón en el ojo, barbilla y pómulo. Ya se encontraba dormido en la cama del bote de su padre. Bea tapó la botella de whiskey, y miro el lago. El papá de Jos se acercó y se sentó a su lado.

-Luna llena -dijo, Bea asintió. - Dicen que cuando hay luna llena, los dioses y los monstruos salen a jugar. -dijo en un tono terrorífico. Bea y él se miraron, rieron un poco y se pusieron serios. -¿Cómo se siente, eh? -Bea miró el cielo- que todos te deseen, que Dean esté desesperado por meterse en tus bragas -Bea lo miro indiferente- ¿Lo dejarás? - Bea parpadeó y miró el lago. El padre de Jos puso su mano en la pierna de Bea. Ella miró su mano y luego lo miró a la cara- ¿Que hay de mí? - se acercó a ella- ¿Me dejarás entrar en tus bragas? -Bea se mantuvo indiferente, aunque quería hacer una cara de asco- La belleza juega en tu contra -dijo y quito su mano de ella -Por eso destruyes todo lo que tocas -encendió un cigarro y inhaló.

-Mira quién lo dice.

-Soy así, cariño -le sonrió -Tengo apetito de destrucción.

-No eres su padre, no en realidad - le recriminó.

-Y tú no eres su novia, no en realidad -le hecho en cara. La señaló con su dedo índice- ¡Le romperás el corazón! -Bea se mantuvo con una expresión neutra.

-Y tú estuviste haciéndolo todos los días de su vida -él bajo el dedo, era cierto. Bea se levantó y bajó del barco.

-¿A dónde crees que vas? -le preguntó fumando.

-A ninguna parte -respondió sin voltear.

*

Alonso pasó su pulgar por el rostro de Bea. Suspiró. ¿Por qué coño era tan guapa? Maldijo interiormente por haber conservado su foto. Dejó la foto con el retrato de Bea en la mesa a lado del sofá en el que estaba sentado. Quería volver a sentir algo que no fuera dolor o amor, quería placer. Algo antes de conocer a Bea.

Tomó su laptop y busco una página porno. Desabrochó sus pantalones, hacia tanto que no se tocaba a si mismo. Pero en ese momento quería olvidarse de el hecho de que Bea se había ido y no sola, si no con Jos. Quien se la follaba desde que la conocía. Antes de tocar su miembro la puerta del cobertizo se abrió.

-¡Alonso! -reprochó Melisa tapándose los ojos. Alonso se puso de pie, trato de subirse los pantalones y tropezó con la pequeña mesa, la término tirando y en un intento de tomarla dejo caer sus pantalones al suelo. Pero por suerte los boxers no se le cayeron. Gus entró detrás de Melisa. -Gus vino, adiós -dió vuelta sacando su teléfono- Ah -volvió a girar y tomó una fotografía.

-¡Oye! -Alonso se inclinó hacia adelante para taparse las piernas.

-Disculpa, yo sólo... -miró la foto, salía graciosa- Pienso que Instagram necesita publicar esto -rió y salió.

-Sólo quería decirte algo -dijo Gus. Alonso se subió los pantalones.

-Deja apago el computador - levantó la mesa y cerró la laptop, la dejó sobre el sofá.

-Quería hablar sobre el trabajo - Gus metió sus manos a los bolsillos de su pantalón.

-Pensé que renunciaste -Alonso frunció el ceño.

-No puedo renunciar, y tú tampoco. Ninguno puede, recuerda que somos los mosqueteros.

-¿Qué se supone que significa? - Alonso se sentó en el brazo del sofá.

-Significa que encontramos cosas y las ordenamos -Gus se sentó en el suelo.

-No hay nada que ordenar -Alonso se mordió un dedo.

-¿En serio? -ambos se quedaron mirando. Alonso iba a hablar pero su teléfono sonó. Buscó con la mirada. Gus siguió el sonido, estaba tirado a su lado, lo tomó y se lo pasó a Alonso.

-Gracias -miró la pantalla de su móvil- ¿De quién es este número? - atendió y se llevó el móvil al oído - ¿Bueno? -nadie respondió. Frunció más el ceño -¿Hola? -apartó el celular para mirar la pantalla, el tiempo corría- ¿Quién es? -Gus lo miraba atento.

-Jos está en problemas, necesita tu ayuda -dijo Bea del otro lado, suspirando pesadamente. Estaba en una cabina telefónica. Alonso se puso rígido- Debes venir a buscarlo,¿sí? -Alonso tragó.

-¿Por qué no puedes ayudarlo tú? - escuchó a Bea suspirar.

-Porque te amo a ti -dijo con la voz quebrada y colgó. Alonso se quedó algo atontado. Separó el móvil de su oído y confirmó que Bea ya había terminado la llamada.

Bea empezó a llorar, no sabía que iba a decir eso. Sólo sentía que debía escuchar su voz, por eso lo había llamado. Y ahora ya le había confesado lo que sentía. Inclusive antes de admitirselo a si misma.

*

Jos abrió los ojos y se levantó. Miró por todo el barco, Bea no estaba. Siguió el olor a humo de cigarro y encontró a su padre en la corneta.

-¿Dónde está Bea? -su padre lo miró.

-No tengo idea, se fue en la noche. - se puso de pie y caminó hacia él.

-¿Por qué?

-Porque seguramente está celosa de nosotros -le sonrió y entró al barco.

-Debo encontrarla -lo siguió a adentro.

-No te preocupes, volverá.

-¿Cómo lo sabes?

-Está en un pueblo pequeño, no tiene dinero ni auto. Como sea, las chicas son fáciles de conseguir, pero la familia es familia -Jos frunció el ceño- Tengo una idea, que revolucionará el pueblo y te necesito dispuesto, ¿okay?

-Sí.

*

Ambos encendieron sus cigarros y caminaron por las calles. Llegaron al bar.

-No beberas más aquí, no si no me pagas lo que me debes José.

-Una pequeña apuesta.

-Uh, maravilloso, dime -el tipo que había golpeado a Jos la noche anterior, Dean, salió de detrás de la barra.

-Mi chico está aquí, competirá en la carrera de esta tarde. -los dos tipos sonrieron.

-Esa es una buena noticia -dijo el hombre- Nadie se ha anotado para competir con mi campeón -palmeó el hombro de su hijo, él hizo una X, con sus brazos. Jos rió. -¿Cuál es la apuesta?

-Si mi hijo gana, saldas mi deuda.

-De acuerdo, pero si él pierde me quedo con tu bote. Y tú te largas del pueblo.

-Trato hecho -Jos sonrió y salió del bar.

*

-Este lugar es una porquería- Gus y Alonso siguieron caminando hasta que se detuvieron frente a un edificio en buen estado.

-Sí, bueno, los números locales indican que es aquí -dijo Alonso.

-¿Dónde buscamos?

-No, quedémonos aquí.

-¿Cómo sabes que estarán aquí?

-Vendrán, lo harán.

Se sentaron y esperaron. Pasó un buen rato hasta que la gente empezó a adornar la calle, con bancos, y mesas, colocando un letrero que decía «Llegada». No entendían qué tanto hacían las personas.

-¿Qué diablos están haciendo aquí? -Alonso y Gus voltearon y miraron a Jos- ¿Qué Diablos están haciendo aquí? -repitió. Ambos se pusieron de pie.

-Creímos que estabas en problemas -tartamudeó Gus.

-¿Parece que estoy en problemas? - se señal

Heart Breaker || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora