II

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Mila

Hoy era martes y, al igual que al lunes, lo detestaba.

Subí al bus y, para mi suerte, no había casi nadie. Me senté en el mismo lugar de siempre con las esperanzas de volver a ver al chico lindo, y sentí una inmensa felicidad al verlo en el mismo lugar que ayer, sonriéndome.

Noté que articuló un: "hey" con sus labios.

Como la estúpida que era, tampoco aguante la risa. Seguro pensaba que era una idiota.

El chico del busDonde viven las historias. Descúbrelo ahora