Mila
Había terminado la secundaria, y se sentía rarísimo.
El bus llegó y me subí. Cuando estuvimos en la parada del chico lindo y no lo vi, me sentí algo triste, pero eso cambió al verlo subir. Mis ojos no podían creerlo. ¡Por Dios!
El bus estaba vacío, sin embargo, él se sentó a mi lado.