—Soy Mateo —habló él.
—Y yo Mila.
—Encantado.
—Igualmente —ambos sonrieron.
Se quedaron en silencio durante unos minutos. Pero no un silencio incómodo, sino uno genial.
—¿Sabes? —él lo rompió—. Durante todos estos meses estuve pensando en ti. Y como no sabía tu nombre, te apodé como "la chica linda."
Esa 'confesión' había tomado por sorpresa a Mila, quien se sonrojó, como siempre.
—Qué loco, porque me pasó lo mismo —él también se había llevado una gran sorpresa—. También te apodé como "el chico lindo."
Ambos sonrieron, y el bus siguió su camino, al igual que ellos dos.
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El chico del bus
Historia CortaEl bus estaba vacío, sin embargo, él se sentó a mi lado.