Capítulo 9

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Caminar de la mano, sentir sus dedos entrelazados con los suyos, ver cómo su rostro mostraba una permanente sonrisa, sentir las caricias que dejaba sobre su mano, todo aquello hacía que Castle sintiese vértigo, por la sola razón de ser consciente finalmente de todo lo que aquella mujer, tanto tiempo anhelada, sentía por él.

No había un lugar diferente dónde ella quisiera estar en ese momento, se preguntaba continuamente cómo podía haberse negado durante aquellos dos años la felicidad que ahora la embargaba, cómo podía habérsela negado a él también.

-¿Todo bien? – le preguntó él al sentir como su brazo se había tensado.

-Mejor que nunca- contestó ella enlazando su brazo libre alrededor del brazo del escritor- Sólo pensaba en lo idiota que he sido al negarme a aceptar lo que sentía por ti, al negarnos a ambos la posibilidad de ser felices.

Rick se paró haciendo que ella también lo tuviera que hacer, soltó su mano y tomándola de la cintura la hizo girarse hasta quedar enfrentados – Kate, olvida todo eso. Eso ya no importa, lo único que ahora importa es que finalmente estamos juntos. Además estos dos años que hemos tardado en lograrlo seguro nos han dado la posibilidad de conocernos mejor – Ella se abrazó a su escritor favorito, sabiendo que tenía razón, que lo único que importaba es que ahora sí estaban juntos.

Continuaron paseando, él con su brazo sobre los hombros de ella, y Kate con su brazo alrededor de la cintura de él, felices, sonrientes.

-¿En serio vamos a ver ese barco?

-Sí.

-¿Por qué tanto empeño? – preguntó con curiosidad ella.

-Simplemente porque la historia que el anciano me contó me recordó tanto a nosotros, que necesito que ese sea nuestro barco. Ellos tras muchas dudas, lograron estar juntos, y ahí en ese velero, lograron pasar años de gran felicidad – decía encogiéndose de hombros- Quiero que seamos tan felices como el anciano me contó que era con su mujer.

Los mástiles de los barcos se veían sobre el horizonte - ¿Sabes manejar un barco?- Castle negó.

-Pero puedo aprender, y tú también – contestó totalmente convencido.

Kate rió, sabedora que si ese era el nuevo capricho del escritor no pararía hasta tenerlo en su poder. Tenía que reconocer que a veces continuaba siendo un niño encerrado dentro del cuerpo de un hombre, pero eso mismo que hace dos años la exasperaba ahora lograba sacar de ella una sonrisa.

Se pararon ante el amarre 47, allí debía estar el barco, pero estaba vacío – Tenias razón es un barco precioso – Rick la miró entrecerrando los ojos.

-No está – Kate rodó los ojos, ante lo obvio.

-Puedo verlo Castle – Rick la soltó y se acercó a preguntar a las personas que se encontraban por aquellos amarres.

-Disculpe, ¿sabe si ha salido a navegar el barco del 47?

El hombre al que preguntó se giró mirándolo sin terminar de entenderlo - ¿Qué barco?

-El del 47 – intentaba recordar el nombre – Always, ese era su nombre.

-Se debe estar equivocando de amarre, en el 47 hace al menos 10 años que no hay ningún barco.

-Estoy seguro que era ahí, el dueño es un anciano Richard se llama – decía Castle.

-¿Sucede algo, cariño? – preguntaba Kate llegando a su lado.

-Dice que en el 47 hace 10 años que no amarra ningún barco.

-Digo, no. Es que no amarra ninguno, y en este puerto nunca ha amarrado un barco con ese nombre – Contestaba a la defensiva el hombre - ¡Matt! – Gritaba a otro hombre- ¡acércate! – El tal Matt se acercaba hasta ello.

Tomando RiesgosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora