Parte 9: Podras engañar a todo el mundo, menos a mi.

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-Nuestros pensamientos más importantes son los que contradicen nuestros sentimientos.-



Estaba cansada, aturdida y depremida.

Había pasado una semana desde que la noticia. Y estaba segura de que iba a pasar una semana mas sin salir. El nudo en mi estomago era impresionante y esa jodida presión del pecho todavia no queria hacer las maletas de despedida.

56 llamadas perdidas, 876 mensajes sin leer, 15 llamadas por Skype rechazadas, 34 visitas las cuales todas eran negadas de mi parte. Y todas, absolutamentes todas, eran del chico moreno que me llevo a la luna para luego dejarme caer sin paracaídas.

Eran las 23:36 y me volvía a encontrar sola en mi casa, abrazada al peluche gigante, con botes de helado medio vacios junto a gominolas y pañuelos sucios. 

James Arthur con su canción Recovery empezaba a sonar, con todo su volumen, en mi cuarto y tenia unas profundas ganas de tirar el altavoz por la ventana. Pero sabiendo la que me iban a liar, decido meterme en la boca otro puñado de gominolas.

El móvil vuelve a sonar, lo miro, y siento mi alma romperse al ver de nuevo ese nombre: 

Mi Mejor Americano:)


Día 3 de Julio - 11 días después de la noticia.


Esta vez decido irme con las chicas a la playa, bueno... Más que decisión estoy obligada hasta por mi padre.

Apenas toco el agua, y ya te digo sobre la comida. 

Ninguna le pronuncia y la verdad lo agradezco un monton. No quiero hablar del tema. Por la noche nos vamos a un bonito restaurante y tras varias copas comienzo a gastar bromas y sonreirle al camarero que no tarda mucho en correspondermelo.

Las chicas se ponen mas felices al ver que el alcohol es la cura de mi mal y como de verdad eramos, volvemos a liarla. 

Cuando pedimos la cuenta, las locas dementes de mi alrededor empiezan a gritar al ver que el monisimo camarero nos ha invitando la cena y encima me ha escrito su número. Me despidod de él, prometiendole que le llamare, y salimos sonriente.

Con botellas y tacones en las manos nos vamos a la playa. Esta vez si nos metemos dejando los vestidos junto los bolsos cerca de la orilla. Mi pelo se vuelve a rizar, pero ya nada me importa, vuelvo a reir, a hacer ahogaillos y tirar del pelo para luego salir corriendo.

Todo es alegría y diversión hasta que unas motos aparcan justo delante nuestra, y el ambiente cambia radicalmente. La tension se dispara y las chicas preparan las uñas para el ataque. Y todo eso por un mucho con nombre y apellido, los cuales no lo se.

El Americano se acerca hasta donde estoy yo y antes de que las chicas puedan llegar a tocarme, los amigos de este ya las tienen retenidas.

Me saca del agua y por su vena del cuello a punto de explotar, juraría que esta muy cabreado. Me acerca al monton de ropa y me suelta con un movimiento brusco que por suerte no me tira.

-Vistete.- Su voz es mas ronca y ahora con la luz de las farolas puedo ver como se ha dejado la barba.

¿Por mi?.

-No.- Hablo segura por primera vez en mucho tiempo.

Ese cambio le ha descorcentado y se puede notar a kilometros.

FaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora