Cuando dijo eso entendí por qué me había dicho en el coche que le gustaba cuando me soltaba y dejaba ver a los demás cómo soy realmente.
Jamás me habría imaginado que Nico se fijaba en más cosas aparte del físico. Estaba claro que no le conocía y que todo este tiempo le había estado juzgando sin razón. Aunque él también tenía la culpa de ello, porque siempre que le veía estaba rodeado de chicas igual de guapas y populares que él. Con lo cual era imposible imaginarse que también se fijaba en cosas como la personalidad.
Mientras Lucía y Raúl seguían por ahí, Nico y yo estuvimos liándonos en las toallas. Me sentía muy cómoda con él. Al contrario que con las demás chicas, conmigo no intentó hacer nada, sabía que yo era virgen y que no estaba preparada todavía. Me pareció un detalle por su parte, otros chicos con los que me había liado habían intentado ir directos al grano aún sabiendo que sería mi primera vez.
Al rato, llegaron Raúl y Lucía de su largo paseo y se volvieron a tumbar en sus toallas. Yo estaba tumbada al lado de Nico, que me había rodeado con el brazo.
-¿Creéis que los demás se habrán dado cuenta de que no estamos en la fiesta? –preguntó Lucía.
-Seguramente –respondió Nico.
-Seguro que todas las chicas están buscándote desesperadamente para que bailes con ellas –me reí yo -. Faltáis los dos chicos más guapos el último día de instituto, tienen que estar todas como locas.
-A mí Alexandra me ha llamado y escrito varias veces –dijo Raúl -. Le he dicho que había salido a fumarme un piti y volvía en un rato –vaciló.
-Eso ha sido hace tres horas –dijo riéndose Lucía -. Pues yo creo que nuestras amigas no se habrán fijado de que no estamos.
-Está claro –dije yo.
-Si siempre estáis todas juntas, ¿cómo no se van a haber dado cuenta? –preguntó Nico.
-Eso es lo que parece –dijo Lucía -. Vamos juntas a todas partes, pero luego siempre nos acabamos separando y cada una se va por su cuenta.
-Es cierto –dije -, nosotras dos siempre estamos juntas. Sara y Yaiza aprovechan cualquier ocasión para irse por ahí a zorrear. Y Cris, Ana y Natalia se van cada una con sus parejas.
-Pues desde fuera parece que estáis todas muy unidas –dijo Raúl.
-Las apariencias engañan, créeme –dije yo -. Vosotros desde fuera tampoco parecéis los mismos que estáis aquí tumbados ahora con nosotras. Hace unas horas ni si quiera me caíais bien.
-Estoy de testigo –dijo Lucía -. Por increíble que parezca, Claudia os odiaba.
Nico sonrió.
-La verdad es que hoy han cambiado muchas cosas... -dijo.
De repente Lucía se empezó a reír.
-¿De qué te ríes? –preguntó Raúl.
-De pensar en la cara que van a poner nuestras amigas cuando les contemos dónde estábamos Clau y yo mientras ellas estaban en el baile –dijo mientras seguía riéndose.
Yo también me reí.
Estuvimos los cuatro hablando toda la noche, yo tumbada al lado de Nico con la cabeza apoyada en su brazo. El sonido de las olas rompiendo con la orilla se escuchaba de fondo. Me encantaba. Sin quererlo, poco a poco dejé de escuchar de lo que hablaban los tres y me quedé dormida.
Me desperté y ya era de día, Nico me había puesto la chaqueta de su traje encima para que no tuviera frío. Que mono, pensé. Los demás estaban dormidos. Nico a mi lado y Lucía y Raúl juntos en la misma toalla. Cogí mi iPhone de mi bolso de mano y miré la hora, eran las 12:14 pm. Me metí en WhatsApp y leí los mensajes del grupo que teníamos las siete, la mayoría eran de esta madrugada.
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Nueve meses junto a ti
Romance-¿Tú vas de chulo, no? -Sí, esa es mi actitud. Yo entre tonteo y tonteo me enciendo un cigarrillo para desconectar. Porque yo las controlo, ¿sabes? Ellas esperan que yo las elija, pero lo que no saben es que no, que luego llegará otra tonta que caer...