Cap. VII - Pillada

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Durante el resto de la semana, hasta que llegó el viernes, estuve quedando con Lucía y Nico por separado y algún día quedábamos los tres y Raúl para ir a la playa o a cenar por ahí.

Llegó el viernes por la noche, el día de la fiesta en la piscina de una de las animadoras. Quedé con Lucía para ir las dos juntas porque Nico y Raúl ya estaban allí. Fui a casa de Lucía primero. Yo llevaba un bikini negro.

-Tía, no sé qué bikini ponerme –me dijo Lucía mientras rebuscaba en su armario.

-Ponte el rojo ese que llevaste cuando fuimos al aquopolis –le aconsejé.

-¿Esté? –sacó uno granate súper bonito.

-No, me refería a uno rojo, pero ese me encanta, póntelo. Además con lo bronceada que estás seguro que te queda genial.

Se lo probó y efectivamente le quedaba estupendo.

-Me está llamando Raúl, seguro que es para ver cuándo vamos –descolgó el teléfono y le avisó de que ya salíamos.

-¿Sabes dónde vive Alejandra? –pregunté.

-No, pero Raúl me ha mandado la ubicación. ¿Nos vamos ya?

-Sí –cogimos las toallas, nos pusimos las chanclas y nos fuimos.

No nos costó mucho encontrar la casa porque la música se escuchaba desde fuera. Había montado una fiesta increíble, estilo americana. Había muchísima gente, la mayoría no me sonaba de nada. Entramos al jardín, que tenía la puerta abierta y fuimos a la parte trasera, donde estaba la piscina. Espectacular.

-Hola chicas –nos saludó una del equipo de vóley -, que bien que hayáis venido.

-¡Mira! –señaló Lucía –Ahí están Raúl y Nico.

Nos acercamos a la piscina, que era donde ellos estaban, también con Lucas. Obviamente no estaban solos, tenían a un montón de chicas alrededor con las que estaban hablando y tonteando. Me molestó un poco, pero tampoco mucho, porque sabía que Nico era así y aunque estuviera conmigo no iba a dejar de hablar con otras chicas. Yo lo entendía y procuraba que no me importara.

Al vernos Raúl nos silbó de broma.

-Vaya dos pivones acaban de llegar... -dijo refiriéndose a nosotras.

-Que tonto eres –le dijo Lucía mientras se agachaba al bordillo de la piscina para darle un beso.

Raúl aprovechó la ocasión y mientras se estaban besando tiró de Lucía haciendo que esta se callera a la piscina.

-¡IDIOTA! –se rió Lucía mientras le salpicaba para vengarse. Estuvieron tonteando y jugando dentro de la piscina a la vez que se liaban.

Mientras tanto yo me senté en el bordillo con los pies dentro de la piscina. Nico se acercó nadando hacia donde yo estaba.

-Qué pasa –me besó poniendo ambas manos sobre mis rodillas -¿No te bañas?

-No me encuentro muy bien –dije. Y era verdad, me sentía algo mareada.

-¿Estás mala?

-No, sólo estoy mareada, no pasa nada. Voy a estar aquí un rato a ver si se me pasa.

-Como veas –dijo y se sentó en el bordillo conmigo.

Estuvimos así un rato, uno al lado del otro, sentados en el bordillo de la piscina y con los pies dentro del agua hablando de todo un poco. Hasta que llegaron unas chicas que yo no conocía.

-¡Nico! –le llamó una mientras se acercaba corriendo hacia nosotros -¿Qué haces que no estás en la fiesta? Ven dentro.

Miré a mi alrededor y efectivamente, no quedaba casi nadie fuera. Se habían metido todos dentro del chalet a continuar con la fiesta.

Nueve meses junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora