El dolor.

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Narrador: Demond.
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Al verla tan asustada por lo que había pasado noté que no quería lastimarla en ese instante sino ¿estar junto a ella?

Repentinamente empezó a llover, estaba empapada en cuestión de segundos, cada gota que caía de su cuerpo era realmente alucinante para mi.

Me sentía conmocionado al verla, cuando de pronto dijo que dejáramos ahí el sujeto y que llamaría a la policía para que se lo llevarán, luego de que dejara una constancia me dijo que fueramos a su casa, yo solo asentí.

Tardamos unos 5 minutos corriendo por la feroz lluvia que caía, al entrar primero ví lo acogedora que era su casa llena de fotas de su familia, bien iluminada, con una chimenea y un juego de té sobre la mesa, dijo que esperará en el sofá, me senté luego me dio una toalla para secarme, mi aspecto en ese momento no era tan limpio era mas o menos el de un vagabundo por eso ella me ofrecío que me diera un baño y dijo que me prestaría la ropa de su padre, afortunadamente para ella, ellos no estaban.

Luego de darme una ducha salí de la bañera, noté que ella me había dejado la ropa a un costado de una silla, la tomé me cambié, luego me mire al espejo y pensé que la ropa de su padre estaba muy a la antigua, era un viejo pantalón más una chaqueta, ambos de color negro y una polera corta de color rojo.

Ella tambíen se estaba duchando pero en su cuarto, me asomé y vi como salía el vapor desde la puerta de su baño, compulsivamente algo me insitaba a querer entrar no sabía por qué pero era como si algo me llamase, no pude soportarlo y terminé por entrar, la vi unos segundos no muy claramente, solo note un poco de su silueta, no sé veía mucho por el vapor.

Fue cuando me escucho dar un paso, preguntó si estaba ahí, lo único que hice fue esperar y salir mientras ella se colocaba la toalla, baje hacía el primer piso para esperarla, de repente bajo y dijo que se me veía bien esa ropa, se sentó en el sofá del al lado, cuando cruzó sentí que olía tan bien, ella me preguntó que haría, si me iría o me quedaría, le dije que estaría bien por mi cuenta, aunque la verdad no quería volver a pasar por ese asqueroso portal.

Me preguntó si quería pasar la noche aquí, le dije que no sería bueno para ella, quizás que haría si estuviera mucho junto a ella pero insistío porque hacía frío y estaba lloviendo, así que terminé por quedarme durmiendo en el sofá, me trajo frazadas y una almohada, antes de irse sonrío y dijo buenas noches.

Sentí un breve dolor en el pecho cosa que jamás había tenido, no le preste atención y me puse en una posición cómoda, de a poco cerré los ojos hasta que ya no veía nada.

Demonio y humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora