Narrador: Demond.
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.¿Alguna vez te preguntaste en la forma que vas a morir?
Pues yo no, aún no, pero algo tenía de similar con la muerte, el pasar por ahí otra vez.
Maldito portal.
Ya de vuelta en ese oscuro lugar y como siempre tan desolado, ningún alma rondando ni cerca ni lejos, solo totalmente solo en esa vieja cueva.
No era reconfortante estar de nuevo acá, todo era tan frío, tan vacío y con mucha neblina abundante.
Esa humana...
Tenía algo en especial, me hizo sentir tranquilo a su lado, lo poco que alcancé a estar con ella fue agradable para mi, quería alargar mi estadía junto a ella, era extraño al principio solo quería descuartizarla pero cerca de ella no tenía ansias, solo pensaba en volver y sentir otra vez su calidez. Por alguna razón eso me calmaba.
Debí haberme quedado por más tiempo...
Acá no tenía nada que hacer, es decir, ninguno de los otros demonios tenía mucho que hacer, solo vagaban junto a otros como si fueran caminantes sin vida, irónico, porque eso es lo que somos.
La diferencia está en que yo como demonio puro puedo usar el portal a mi antojo y libremente, no como los demonios mixtos que tienen acceso limitado, cuyos deseos son solo causar mal en el mundo humano. En fin.
Con estar acá solo me colmaba de sentimientos negativos o me llevavan a la nada...
Lo único que quería en ese entonces era salir al mundo exterior y cuando finalmente lo conseguí fue muy alucinante.
Al menos salí una vez, me dije a mi mismo para consolarme.
Sin embargo...
No sería la última vez que estaría en la tierra.
No sería la última vez que la vería.Fue de cierta forma agradable y cálido estar junto a esa humana, así que decidí salir de nuevo para poder verla pero antes tendría que parecer por completo un humano o se percataría, así que tendría que estudiarlos más a fondo. Aunque no quería ser como uno de esos seres hipócritas o como esos humanos que tienen maldad dentro y con el tiempo dan cavidad a un demonio mixto.
Así que empecé por mirar por el agujero en dónde se puede espiar a los humanos y estudiarlos.
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.Pasaron un par de semanas en lo que me dedicaba a aprender mucho sobre los humanos, la compra de casas, los celulares, el internet, el manejo del dinero, el trabajo de medio tiempo, colegios, universidad. Básicamente estaba casi preparado para ir a verla.
Así que decidí cruzar el portal, otra vez pasar por ese sufrimiento era repugnante, ser mentalmente violado por esos espectros.
Una vez afuera respire hasta el fondo y exhalé aire.
Primero lo primero, estaba en una de las calles principales de la ciudad así que empecé por ir a comprarme lo que los humanos acostumbrar comprar, un departamento
¿de dónde sacaré el dinero?Pues digamos que hipnotizar es una de las habilidades de un demonio puro como yo.
Busqué a un sujeto que tuviera aspecto de rico, cuando apareció uno lo tome de su traje y lo lleve hasta un callejón, por suerte nadie me vio.
—Tu, humano, dame toda tu información bancaria ahora, sino quieres que te maté obedece— le dije mirando fijamente sus ojos centrándome en qué hiciera conexión con mis pupilas.
—Aquí tienes mi billetera y mis tarjetas, la clave es :1283XYJ.
—Bien, ¿Cómo te llamas repugnante humano?— le pregunté alejándolo de mis ojos.
—soy Victor— respondío.
—Bien, ¿Tienes algún departamento aquí? Guíame hacia el, ponlo a mi nombre y dame tu billetera— le dije.
—Está bien, ¿Cómo te llamas?— preguntó.
Carajo no había pensando en un nombre humano.
—Soy...
—Dylan...eh
—¿Cuál es tu apellido?— le pregunté.
—Harding— respondío.
—Bien, seré Dylan Harding y seremos parientes, seré tu... Primo lejano.
—Entendido Dylan, ten aquí tienes mi billetera, mi apartamento está por aquí.— dijo llevándome hasta un auto que parecía ser un Porsche Carrera GTS Cabriolet.
En cuanto me subí le pregunté la edad a Víctor.
—Tengo 25 Dylan.—respondío.
—Okey, yo tendré 24 años por si te preguntan, ¿Escuchaste?
—Si Dylan.
Bien esto me serviría de momento, parecía ser demasiado fácil.
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Demonio y humana
Spiritual. . . . . Un demonio llega por primera vez a la tierra para observar la vida de cierta humana a quién quiere descuartizar pero al encontrarla descubre que hay algo especial en ella. . . . . .