Narrador: Nalia Carter.
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.Grandioso... lo que me faltaba, ser el centro de atención en el salón.
—Esta bien profesor, relájese un poco ¿quiere?— dijo Dylan.
—Oye ¿qué haces?, te llamarán la atención— dije casi alterada.
—Joven cuide sus palabras, estamos en un centro de educación ¿lo sabe?— respondío el profesor.
—Oye, ya basta ¿quieres?— le dije a Dylan.
Me miró fijamente sin decir nada, en serio ¿qué le pasaa este chico?.
—Jóvenes presten atención— dijo el profesor.
El resto de la clase fue tranquila, hasta que llegó su fin.
—Oye Nalia prestame tus apuntes— dijo Jason.
—esta bien, ten pero deberías anotar por ti mismo sabes— dije parardome del asiento.
—Hey Val, ¿qué harás ahora?— dijo Jason.
—No lo sé, tengo que pasar a recoger a mi hermano camino a casa- respondío Valery o como le decimos "Val"
Este pequeño parcito, son novios odesde hace un tiempo, la verdad no los envidio pero el hecho de quequierar estar siempre juntos me hacía querer tener alguien que este ahí para apoyarme y acompañarme.
—Esta bien te acompaño— dijo Jason.
—Nalia ¿quieres venir con vosotros?- preguntó Val.
—No, esta bien, tengo que empezar con todo lo que acaban de dar acá.
—¿Estas segura?— insisto Val.
—Ella estará bien, ya tiene planes— dijo Dylan.
Me quedé perpleja por lo que el chico nuevo respondío.
—Wow, ¿a qué te refieres con que ya tengo planes?— lo mire de reojo asombrada.
—Esta bien, tu ven conmigo— Me jaló del brazo.
—oye ¿qué haces? ¿ estás loco? mis cosas se están quedando Dylan—
Saco su celular, marcó a un tal Victor por lo que alcancé a ver.
—Oye envía un taxí ahora a la universiadad local y que sea rápido—
dijo cortando la llamada.—vamonós— dijo jalandomé.
—Espera no.
Trate de zafarme pero no pude, llegamos al auto que nos esperaba fuera de la entrada principal. Obligadamente me senté ¿qué es lo que esperaba este chico?
—Tenga esto— le dijo al chófer dándole billetes.
—¿y bien?— dije acelerada.
—a penas te conozco, te vi una sola vez, aquella noche te di refugio porque quise agradecerte de haberme ayudado y además sentí compasión por ti, así que explícame la razón por la que haces esto.
Se quedó mirando fijamente y no dijo nada.
—Oye, me dirás o ¿Qué?.
Volteó hacia la ventana, al parecer mi gesto de bondad con el fue un desperdicio. Luego de unos minutos en camino a quién sabe donde detuvo el auto.
—Aquí nos bajamos— dijo al chófer frente a un hotel lujoso
—ya puedes bajarte— dijo mientras me llevaba hacia un ascensor que se encontraba al fondo de una recepción bien sofisticada, marcó el piso 24 y me guío hasta una habitación que era bastante amplia y ligeramente sencilla.
—Hola querida, ¿como te encuentras?— preguntó un sujeto con elegante vestimenta sentado en un sofá mirando deporte en una pantalla de alta pulgadas HD.
—Ya puedes irte Victor, pasa la noche en otra habitación y no fastidies hasta que yo diga— dijo imponentemente Dylan.
—Okey, si me necesitan estaré en el piso 15— lo dijo marchándose de la habitación.
Ahora que estamos solos le preguntare sus intenciones.
—bueno ya estamos solos, puedes decirme ¿por qué me trajiste hasta este lugar sin mi consentimiento?
—Mira Nalia, solo quise traerte y ya, no tiene porque haber una razón.
—oye me sacaste de plena clase prácticamente y justo ahora solo quiero irme a casa, volver a empezar las clases pero ya será mañana gracias a ti.
Así es, ya no tenía más clases hoy. Tomé mi bolso que sujetaba Dyaln y me dispuse a salir, no tenía ganas de seguirle el juego, quería ir a ver si encontraba algún empleo de medio tiempo, la universidad era demandante en cuanto dinero y no podía darme el lujo de siempre estar en el modo ahorro.
—No puedo dejar que te vayas— dijo Dylan apresurado.
—¿por qué no? Mira solo debo cruzar esta puerta y ya, adiós nos vemos en clase si es que decides asistir pero te lo advierto, no vuelvas a sacarme de clases ¿quieres?— dije saliendo por la puerta.
—No— Dyaln me agarró del brazo y me jaló hacia adentro cerrando la salida.
—Oye espera ¿qué haces? No puedes mantenerme aquí, para empezar no se porque me trajiste pero ya me quiero ir y te agradecería que dejes que me vaya tranquilamente a mi casa, ¿qué es lo que quieres una amiga? ¡bien! Seremos amigos así que ya deja que vuelva a casa.
Soltó mi mano y justo cuando creí que me dejaría ir me arrincono en la pared mirándome de frente, sosteniendo mis 2 brazos.
—No quiero que te marches, no aún, mira tengo este hotel que ahora es mío, tengo comida y unos cuantos lujos que le pueden interesar a cualquier humano, tu dime que quieres y te lo puedo dar pero quédate aquí— dijo dejando mis de apretar los brazos.
Realmente trataba de entenderlo, pero no lo conseguía, es decir, lo acogí en mi casa porque no estaban mis padres y llámenme loca pero parecía tener imagen en su cara de no hacerle daño a nadie así que por lo que me inspiro decidí dejar que se quedara, no es algo que alguien haría pero simplemente lo hice, además esta el hecho de que me salvo de esa vulgar gente aquella vez, ahora el punto es que no entiendo que quiere de mi, quizá se sienta solo por su expresión de necesitar cariño.
—Escucha, para empezar no es forma de pedirle a alguien que se quede y también aunque quietas compañía pienso que no soy la chica ideal para dedicarte un tiempo— me miró al principio con tristeza luego su expresión se torno algo confundida hasta que frunció el ceño.
—Tampoco es forma de pedirle a alguien que te dije ir— me asuste por un momento al pensar en que el no quisiera dejarme ir.
—Por favor ya para, me empiezo a asustar y ya me quiero ir— en ese instante me alejé y salí de allí, marque el ascensor, me subí y logré llegar al primer nivel.
Corrí hasta el paradero más cercano, me subí a un bus que me dejó bastante próximo a llegar a mi casa. Abrí la puerta y trate de seguir mi vida de manera normal, tal vez lo vería mañana pero le diré que deberíamos empezar de cero, si es que me cruzo con el, entre tanto me dispuse a acostarme y tratar de relajarme hasta que logre conciliar el sueño.
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Demonio y humana
Spiritual. . . . . Un demonio llega por primera vez a la tierra para observar la vida de cierta humana a quién quiere descuartizar pero al encontrarla descubre que hay algo especial en ella. . . . . .