Capítulo 16

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Punto de vista de Frank:

Pensé que mi conexión con este caso, y con ella la que tenía con este chico silencioso de cabellos dorados, ya se había cortado. Caminaba por el pasillo de la oficina, iba dando golpecitos con la carpeta en la pared; ya había acabado, y aún así yo no podía evitar sentir que faltaba algo.

Pero así es la vida.

A veces, el destino es muy extraño. Yo pasaba los días ocupado con las cosas cotidianas, pero a veces, por la noche, mientras conducía de vuelta a casa, aún pensaba en ese chico al que sólo había visto un par de veces. Recordaba la taza de té que derramó, sentía una sensación cálida en mis recuerdos, y todo se acumulaba de forma desordenada en mi cerebro. También recordaba sus manos temblorosas en el juicio.

Esto no era normal. Pensé que lo mejor sería irme corriendo a cualquier bar y encontrar a alguien con quien charlar.

Al llegar a casa, empecé a ver los vídeos y la información sobre el grupo de este chico. Él resultó ser el tipo estándar de líder, explicando pacientemente el significado del nombre del grupo así como las canciones del álbum, y a veces, se ponía como un padre gruñón. Por primera vez, reconocí las caras de Luhan y Zhang Yixing. Estaban juntos a menudo, ya fuera pinchándose el uno al otro o molestando a la gente a su alrededor, y Kris siempre los miraba con la misma expresión a medio camino entre la frustración y la alegría.

Park Chanyeol era mucho más alto de lo que me imaginaba, y su voz era todo lo contrario a lo que esperaba. Este chico expresaba sus emociones muy abiertamente, y desde el punto de vista psicológico, él y Kris eran polos opuestos. Sin embargo, era evidente que Kris le tenía mucho aprecio; la expresión en sus ojos cuando miraba hacia Chanyeol era de envidia e indulgencia.

Esperaba que Kris no volviera a ver estos vídeos nunca más.

Ese día, estaba a punto de empezar a trabajar en la oficina cuando recibí una llamada inesperada de mi secretaria.

-Son de la comisaría. Dicen que ya os conocéis y que no tienen por qué pedir cita.

Le dije a mi secretaria que los dejara pasar. Cuando abrí la puerta, vi a David sonriendo frente a mí, y esto me pilló con la guardia baja. Él, que siempre estaba ocupado hasta el punto en que nadie veía ni su sombra, se había presentado en mi clínica.

-Me ha sorprendido, señor detective -dije, levantando las cejas y apretándome el pecho-. ¡Ya sé que mi vida personal es un poco caótica, pero creo que no es tan serio como para que lo consideren ilegal!

Él no dijo nada y se sentó, con la sonrisa aún en la cara. Su forma de mirarme estaba haciendo que se me pusieran los pelos de punta.

-Joder -le dije-, entiendo que anules esa invitación a un viaje a la nieve, pero no tienes por qué mirarme así.

-He venido para pedirte que vuelvas -murmuró David-. El mismo caso, el del grupo de chicos coreanos.

Mi corazón dio un vuelco. Juguetée con el boli que llevaba en las manos en silencio.

-Sé que presentarme aquí de repente interrumpiendo tu trabajo y llevarte conmigo es poco respetuoso, pero después del primer juicio, el chico se ha puesto testarudo otra vez, y esta vez ni siquiera habla con su abogado defensor. El caso no se ha cerrado aún, y tampoco hay detalles sobre los tres asesinatos que se le atribuyen. -David levantó la cabeza y me miró, con los brazos descansando sobre sus piernas-. Así es muy difícil dar cuenta de todo esto, sobre todo a los medios y a las familias de las víctimas.

-¿No deberíais centraros en los dos miembros desaparecidos? -dije. David me miró. Parecía como si fuera a decir algo pero se hubiera arrepentido en el último momento-. Sabes que después de un periodo de desaparición tan largo, lo más probable es que esos dos ya estén muertos.

Mi frente se arrugó de preocupación.

-No hay indicios de que esos dos miembros vayan a cometer ningún crimen, ni de que tengan ningún plan de hacerlo. No tenían motivos para planear los asesinatos, ni intención de matar, ni mataron a nadie en realidad; e incluso si los encontráramos, sólo se consideraría delito menor -David me miró fijamente-. El público y las familias de las víctimas también necesitan una explicación válida de todo lo que ha pasado.

Bajé la mirada, haciendo garabatos en un papel.

-Ya han pasado muchos días, y sólo hemos conseguido sacarle una frase aparte de todas las cosas raras que dice en sueños -David me miró con los ojos irritados-. Dijo que quería beber ese tipo de té. Así que tienes que volver -dijo David-. Tu evaluación del paciente no está completa, y no serás capaz de dejar a un paciente así, a mitad del tratamiento...

Mi coche se averió el día que volví a la comisaría, así que tuve que llegar caminando después de pensármelo y frustrarme mucho.

En la sala de interrogatorios, el pelo de Kris seguía recogido hacia atrás como antes, pero su cara estaba más pálida que nunca. Estaba en las nubes, a veces se echaba a reír de repente. Mike estaba a mi lado, negando con la cabeza mientras miraba los papeles que tenía en las manos.

-Aparte de hablar dormido, lo único que hace es soltar esa risita.
-¿Qué clase de cosas dice en sueños? -pregunté.

-Primero habló en mandarín, y el traductor dijo que estaba repitiendo «el mechero no tiene gas, el mechero no tiene gas...» y durante los siguientes días cambió de tema y empezó a canturrear cosas raras en inglés... -dijo Mike-. Estamos planeando mandarlo a que pase por otra evaluación psiquiátrica en dos días, ya que el juicio claramente le ha dejado secuelas muy negativas en su estado mental.

Miré a Kris y dije:

-Luego hablaremos de eso, espera a que hable primero con él.
Abrí la puerta, me senté en la silla habitual y puse una taza de té delante de él. Dije:

-Cuánto tiempo sin verte, viejo amigo, ¿cómo estás?

Kris se dio la vuelta y hasta sonrió levemente.

-Estoy bien.

El comienzo de nuestra conversación superó mis expectativas, no podía saber si se estaba comportando así porque me consideraba su médico o porque confiaba en mí como amigo.

-Pensaba que no ibas a volver a hablar nunca más -sonreí-. He oído que tu abogado, Konrad Steinweg, está cansado de esperar a que hables. Por si no lo sabías, sus honorarios son altísimos.

-Sólo echaba de menos tu té -dijo.

-Parece que por fin he podido satisfacer tus preferencias, qué bien.

Agachó la cabeza, en silencio.

-Vi a los padres de Yixing en la vista oral -dije-. Estaban sentados justo a mi lado.

Sus ojos se iluminaron por un momento, pero se apagaron al instante.

-Su madre no cree en absoluto que tú seas el asesino -dije-, sólo recuerda cosas buenas sobre ti.

Movió nerviosamente las cejas, y sus labios se movieron, murmurando:

-Él se parece mucho a su madre...

Me acerqué más.

-¿Qué has dicho?

Kris sonrió levemente y negó con la cabeza.

48 Horas (EXO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora