#14 Dolor y sangre por montón

139 11 0
                                    


—Caroline... ¿Tu estas bien?

Asentí casi inmediatamente.

—Un bebé sin su padre será el castigo que grumpy tendrá que sobrellevar. Pero, yo estaré con ella, papá. Sólo me importa ella. Y eso me basta para estar feliz.

Él sonrió tiernamente.

—Me recuerdas tanto a tu madre.— dijo y acarició mi barriga.— idéntica.

Hice una mueca.

—¿Quién es el padre?

Aparté la mirada.

Oh no. A él no podré ocultárselo.

—Es ese vampiro ¿no?

Lo miré. Y asentí algo triste de golpe.

No quería esto para grumpy. No quería que creciera sola y sin su padre. Y aunque nunca lo admitiría con palabras. Me daba miedo la reacción de él.
Lo quería a mi lado. Apoyandome.

Pero ¿qué podía esperar? Es Christian. Un chico inmaduro. Que siquiera a terminado de salir de la cuna.

Mi padre me abrazó.

—No te preocupes, Carly. Yo estaré contigo. No necesitas a nadie más.

Asentí. Y sin darme cuenta. Empecé a llorar.

Creo que nunca sabré porque duele tanto su ausencia.



Un golpe me despertó de mi siesta.

—¿¡Qué te sucede!? ¿Dónde estabas?

Otro golpe. Algo se rompió.

—¡Fui a... Darle su merecido!

Palidecí.

—¿Qué? ¿Que hiciste?

Escuché como Elías golpeaba otra cosa. Esto era malo.
Me puse de pie y me asome por la puerta.

—Yo... Fui a... Decirle la verdad. A reclamarle.

Mi padre se sorprendió. Yo creí sentir un revoloteo de angustia.

—¿Hiciste eso? Pero, ¿por qué? No era necesario. Caroline no necesita a ese tipo.

—No claro que no. Pero merecía una buena golpiza.

Tragué duro. Ya lo sabía.

Papi's grumpy ya sabía que era padre.

—¿Qué hizo? ¿Qué dijo?

Presté atención sin pensar.

—Lo recuerdo perfectamente.— dijo apretando los dientes.— "No me haré cargo. Ese bebé no es mío. Y a esa mujer, nunca la conocí."

Solté un alarido. Ambos me vieron.

—No es cierto...— murmuré.

Mi padre caminó hasta mi y me abrazó.

Entonces, lloré como nunca antes. Ahora si, había perdido al padre de mi hija. Había perdido al hombre. A ese hombre.

Grité fuertemente. Un pequeño alivio se hizo presente. Mas no hizo nada. El dolor sólo aumentaba y golpeaba contra mi pecho.

2 meses, 2 días, 10 horas, 3 minutos.

Su risa resonó junto a la mía.

—Claro que no. Eso sería demasiado extraño.

Sonreí. Y continúe tejiendo la lana. Últimamente la anciana me ha enseñado a tejer. Y me he vuelto una adicta.

Tentaciones olvidadas® [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora