Corro, intentando dejar atrás las imágenes que perturban mi mente. Las lágrimas me cubren la vista y empapan mis mejillas. No se a donde me dirijo, sólo quiero alejarme de esos recuerdos. Me doy de bruces con la barandilla y me aferro a ella. La aprieto como su ayudara a deshacerme de las imágenes pero aquí fue donde mi vida casi se desvanece. Oigo pasos.
¿Peter? ¿Molly? ¿Al? Aquí murió Al. Aquí Christina estuvo colgada por Eric mientras que todos observábamos sin poder hacer nada. Aquí estuve obligada a decidir entre mi vida o la de Will con resultados catastróficos. Aquí fui testigo de todos los actos de crueldad posibles. Todo son imágenes terroríficas ¿Por qué?
Volteo para huir de allí cuando me doy con el pecho de Cuatro. Me apoyo sobre él y sollozo sobre su camiseta por segunda vez hoy. Su olor me embriaga y me calma, algo en él es relajante.–Ven –murmura, empieza dirigirme lentamente a una zona de apartamentos en silencio
Se detiene ante una puerta que cede bajo su mano. A pesar de llevar años abandonado tiene un olor embriagador que me transporta a lugares reconfortantes y calmantes. Inspiro hondo, aspirando el aroma hasta ser parte de mi. Me recuerda a Cuatro, que sigue abrazandome protectoramente, como si temiera que volviera a perder la cordura y echara a correr.
–¿Estas bien?–pregunta, acariciando mi espalda
Asiento, consciente que más que verme nota mi cara frotarse en su camiseta.
–Mejor volvemos otro día –comenta – Hoy ha sido demasiado – comienza a dirigirse a la puerta arrastrandome consigo pero me opongo. Este apartamento me da paz, incluso estando en pésimas condiciones me da más paz que el apartamento de Cuatro.
Nota mi oposición y se detiene, haciendo un movimiento brusco que me devuelve a la realidad. Esto es la sede de Osadía, por muchas imágenes crueles que recuerde también hay recuerdos bonitos. Aquí conocí a Cristina, me hice mis tatuajes, descubrí la libertad a pesar de luego ser controlados por un suero, y lo más importante:
Fui feliz...
Por un plazo corto de tiempo acumule algunos de mis mejores recuerdos y me forje en una persona valiente y vulnerable a la vez.
Quiero volver a ser esa persona.–Ya estoy bien, no te preocupes –musito, echando mi aliento sobre su camiseta
–La ultima vez que dijiste eso casi te aplasta un tren– bromea con un deje de inseguridad
Me suelta poco a poco, relajando los brazos y dejándolos colgados a su lado. Lo imito. Levanto la cara para verle mejor.
-Me dijiste que te conocí aquí, me equivoco? - enarco una ceja
-No te lo dije, pero si. Aquí nos conocimos, poco después de que saltaras -puedo ver un pequeño destello de esperanza en sus ojos. Sé lo que esta pensando, pero no. La niebla todavía cubre cualquier recuerdo suyo.
-Es que todavía no te recuerdo - no se como puedo ser tan terca para no recordar un ser querido tan importante pero la niebla sigue espesa en lo que a él respecta
Asiente, apretando la mandíbula. Se despide con la mano y sale del apartamento dando tal portazo que un desconchón de pintura se cae y provoca que me estremezca.
No me lo esperaba. No es muy prudente seguirle así que examino el pequeño habitáculo. Tiene una cocina enfrente de la cama y una puerta que supongo dará al cuarto de baño. Como toda la sede, se ve deteriorado y abandonado. Esto debe de ser algo relacionado con Tobías porque es de los pocos elementos que no reconozco y me produce la misma sensación que cuando estoy con él: seguridad y calidez.
Examino mis opciones, si le sigo y hablo con él tal vez se calme, si le espero aquí seguramente vuelva pero dudo que se calmara. Sé cuál es la opción fácil. Estoy tentada por ella. Pero me encamino al pasillo intentado ver alguna sombra doblando la esquina. Empiezo a correr con las suelas de mis zapatos haciendo eco por los alrededores, volviendo sobre mis pasos. Nada.
No hay nadie.
Es como sí se hubiera vuelto efímero. Salgo del bloque de apartamentos y empiezo a vagar por lo que en su apogeo fue un foco de risas ahora perdidas en el eco, besos robados, golpes a traición e infinitos recuerdos más que no me pertenecen a mi sino a las paredes de este lugar. Testigos de lo inimaginable.El tiempo transcurre lento, sin prisa. Y mis pasos se adaptan a él. En algún momento diviso la figura de Cuatro, intento reunir el valor necesario para acercarme a él. Quien lo diría, es de valientes acercarse a alguien que no presenta ningún riesgo. Está de espaldas mirando el abismo, como si todos nuestros problemas y preocupaciones pudieran perderse en el. Me dirijo hacia él y me pongo a su lado, hombro con hombro, apoyando todo mi peso en la barandilla. El silencio se apodera del momento y lo usa para alejarnos. Curioso... Como puedes estar cerca de una persona tan mentalmente lejos, y a más silencio, mas lejano se vuelve. Seguimos mirando las tenebrosas tinieblas hasta que Cuatro rompe el silencio.
-¿De verdad que no me recuerdas? - su voz suena suplicante y desesperada. ¿Era eso lo que rondaba su cabeza? Se gira y deja su peso lateral apoyado en la barandilla - ¿Por que?
Sigo mirando las tinieblas del abismo y dejo el silencio como mi respuesta. Aunque podría haber respondido con lo que me dijo el doctor al poco tiempo de despertar: "La estimulación visual y auditiva son claves para recordar". Pero no habría sido yo. Y ya tengo bastante intentando recuperar mi antigua personalidad. Pero para recordar a Cuatro es como si mi pasado se abstuviera a revelármelo. A lo mejor necesito un estímulo diferente. Una corriente de aire me provoca un estremecimiento y me infunde el valor necesario para enfrentarme a la situación.
- No sé - mi voz es un murmullo perdido en el abismo - Yo también me lo pregunto
Me vuelvo y examino su rostro, una mezcla de tristeza y frustración se reflejan en él. Aparto la mirada, avergonzada de mi pregunta.
–¿Y si lo intentamos? - me mira incrédulo, como si quisiera que se lo confirmara –¿Y si empezamos a salir sin que te recuerde?
–No quería presionarte en ningún momento
–Y no lo has hecho, de hecho soy yo la que se presiona. ¡Quiero salir de esta niebla de incertidumbre pero solo se vuelve más espesa!– mi tono ha ido aumentando a medida que hablaba. No responde y decido dejarlo todo fuera– Cada vez que recuerdo algo en vez de respuestas me encuentro con preguntas, y cuando las respondo solo se forman más preguntas.
–Lo siento, –no sé de qué se disculpa – llevo tanto tiempo dándote por muerta y a la vez con la esperanza de que estuvieras viva, que el mero hecho de que estés aquí es increíble –acuna mi mejilla con su mano, me obligo a mirarle a la cara. Tiene los ojos húmedos – Te he echado mucho de menos Tris
Decido hacer algo de lo que seguramente me arrepienta en un futuro cercano. Me pongo de puntillas y estampo mis labios en los suyos, al principio los suyos son duros, inflexibles, a lo mejor he cometido el mayor error en mi vida que recuerde, pero no podía hacerlo en otro momento. Pero sus labios se ablandan y lentamente me rodea la cintura con un brazo mientras me estrecha hacia él con la otra. Traza mi boca con la suya, con movimientos lentos y definidos.
Disfruto del momento cuando lo pienso y me doy cuenta que nuestro primer beso fue unos metros más abajo y de que se llama Tobías. Se llama Tobías y de toda la sede de Osadía solo me lo contó a mi, al igual que sus miedos. Detengo un momento mis pensamientos. ¡Le recuerdo! ¡Recuerdo a Tobías!
Separo su boca de la mia y sonrio, impaciente por contarle la noticia.–Ya te recuerdo Tobías. ..
Ya se que he tardado bastante en escribir esto pero he estado ocupada: comienzo comienzo de clases, nuevas sagas por leer, bloqueo literario...
Aún así aquí os traigo un capitulo del que me enorgullezco. Voy a intentar es escribir otro en menos tiempo.
No olvidéis que si os gusta votad y comentad.PD: A lo mejor edito algunos capítulos pasados pero solo son temas de narración, nada de cambiar la historia y si no lo aviso.
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Ascendente
FanfictionLas diferencias entre los GP y los GD se han olvidado. El departamento ahora es un hospital y psiquiátrico. Todo parece en orden pero falta algo. Tris. Esta recibió un disparo que la sumió en un coma. Tras años de "aceptar" este hecho, Tobías recib...