Ascendente

Capitulo 1

Tobías
Tres años más tarde

Me despierto con el ruido atronador del despertador y, como todos los días,lentamente me visto, me ducho, desayuno y me dirijo a la embajada.
Trabajo en la embajada de Chicago como asesor del embajador de esta y no me quejo la verdad, mi salario es más que suficiente y mi trabajo no es necesariamente difícil.
Más de uno se preguntará como la leyenda de osadía acabó allí, pues la respuesta es bastante sencilla: le prometí a Tris semanas después del incidente que dejaría las armas y usaría las palabras, por ella. Para que cuando despertase se encontrará un mundo mejor.
Si despierta claro...

No la he olvidado, la veo todos los días en la clínica y le hablo de todas las novedades. Y de todas maneras la tengo presente todos los días, con el tiempo su recuerdo se ha vuelto un bálsamo para mis heridas mas que veneno.
Además, a las pocas semanas decidieron que no iba a despertar y fue cuando empece a trabajar para pagar el mantenimiento de su coma. Me ayudó a pasar página. 
Recuerdo que Zeke intento buscarme más de una cita pero a todas la comparaba con ella.
Y ninguna la superaba.

***

Tris

No se cuánto tiempo llevo buscando a mi madre pero parece eterno.
Por eso cuando doblo la esquina y veo su figura inmóvil con los brazos abiertos, recibiendome, me refugio en sus brazos sin mediar palabra. 
Y ya no estoy en el laberinto con mi madre sino en una cama de hospital
Me da la sensación que llevo dormida mucho tiempo .

Tobías

Mientras clasifico unos documentos suena mi íntercom avisándome que Christina me llama. Ya es raro de por sí puesto que sí quiere decirme algo suele ser MNS(Mensaje Vía Satélite), pero lo cojo igualmente.

"Cuatro ven al hospital cuanto antes!"

Me imagino lo peor. Tris...

-Que ha pasado?-  un estremecimiento recorre mi cuerpo 

" Debería decírtelo en persona pero es Tris–hace una pausa que se hace eterna, esperando que afirme la desgracia– ha despertado"– siento que sonríe si es que no estaba sonriendo ya.  

La euforia se vuelve parte de mi sistema sanguíneo. Tengo que aguantar mis ganas de saltar por la oficina proclamando mis sentimientos. A los pocos segundos ya no estoy en la oficina pero en mi coche camino a Tris. Casi puedo verla, con sus ojos grandes llenándome otra vez. Casi puedo sentirla, en todo mi ser. Era casi inimaginable, tan inimaginable que la di por muerta. Aun así una parte de mi recogió los trocitos de mi corazón roto y los convirtió en esperanza. 

Cuando llego a la clínica Cara sale de la habitación de Tris y su rostro expresa cualquier cosa menos alegría. Se qué en el fondo sigue pensando que fue la que mató su hermano pero ya debería tenerlo superado. Han pasado ya cuatro años de su muerte, no tiene sentido que no se alegre un poco de que Tris despierte. Pero su gesto no es de rabia, es de pena. Me pregunto que puede haber detrás de la puerta para generarle ese gesto. 

Atravieso la puerta y veo sus ojos redondos llenar la habitación. Ella sola ilumina la estancia. Esta sentada en la camilla con mirada confusa. El pelo, largo como cuando la conocí, le cae por los hombros.  Armándome de valor, alcanzo su cama y pego sus labios con los míos. La leve presión de sus labios me enciende.  Todo el peso de la pena de todos estos años ha desaparecido para hacerme volar.
Pero no me responde.
Es suficiente para separarme de ella.
Algo va mal. Me mira intrigada y no entiendo que pasa hasta que suelta las primeras palabras después de años.

- ¿Quien eres?