Mirame

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NOVIEMBRE 2015

Tecleaba los últimos detalles del  proyecto de publicidad que debía entregar como fecha límite el día de mañana, mi reloj marcaba diez menos quince, ya era bastante de noche, estaba exhausta.

-¿vas a quedarte un poco mas?-

Era Daniel parado en el pasillo con su aspecto despeinado, llevaba su corbata desanudada, tenía unas ojeras tan negras que en su piel blanca lucían como los ojos de un adorable panda.

Me tiré frente mi escritorio con los brazos extendidos

-Mátame por favor- grite desesperada -mátame y sobrevive tu-

Mi tono dramático saco una sonrisa en su rostro, se acerco al escritorio y me revolvió el cabello.

-basta- rió, tapando mis ojos para que dejara de verlo

Tenía los ojos abiertos como platos y lo miraba intensamente -debes sobrevivir, la compañía te necesita-

Tome un pedazo de camisa que salía de sus pantalones mal fajados

-no te preocupes por mí ya estoy muerta-

Me miro divertido -necesitas un café-

Me reincorpore de un golpe como si nada hubiera pasado-sabes que no bebo café- volví a ocuparme en el ordenador mientras el se iba entre risas.

-Oye Daniel- grite desde mi ordenador, no contestó -Daniel- grite nuevamente

Me levanté para mirar en el pasillo, su laptop estaba apagada, al igual que el foco de su oficina, no había nadie más en el edificio, escuche un ruido sonoro, dos golpes, me puse nerviosa, tenía una imaginación volátil. Comencé a pensar en ladrones, asesinos, fantasmas, si eso debía ser corrían rumores en la oficina sobre dos figuras de blanco que deambulaba por los pasillos todas las noches. Trague saliva, era mejor volver a mi oficina en la reconfortante seguridad de la luz, di media vuelta.

-Ah!- grite sobresaltada dando un gigantesco brinco hacía atrás

Daniel soltó a reír mientras sostenía dos refrescos en su mano, dos golpes sonoros.

-cualquier gato envidiaría tus habilidades de salto-

Le arrebate una coca-cola de mala gana e hice un mohin mientras caminábamos hasta mi oficina

-si tienes miedo, puedo trabajar aquí-

No admitiría que tenía miedo por nada del mundo  -me vendría bien compañía para no quedarme dormida-

El desapareció detrás del marco de la puerta para reaparecer con su lap, se sentó en la silla frente a mi escritorio

-acabo de enviarte las correcciones de los últimos diseños-  dijo entre bostezos

-no me chingues- dije sin pensar, nunca había tenido tanta familiaridad con algún empleado -perdón-

No hubo reacción de su parte, así que decidí no darle más importancia

-Cuéntame como conociste a Mike, ¿fueron novios?- agregó sin quitar la vista del ordenador

Suspiré, -no es una gran historia realmente, éramos inseparables, mejores amigos, un día las cosas de dieron, nos besamos y pensamos  que tendríamos una buena relación, no fue así- era difícil hablar de lo mío con Mike, era evidente que después de tantos años ya no lo amaba, pero era doloroso pensar por que no había funcionado.

Me miro incrédulo -y ¿eso es todo?, ¿la gran historia?-

Rode los ojos, esa historia debía permanecer enterrada para que no doliera, gracias a el ahora la recordaba como si fuera ayer, el día que el confeso que ya no me amaba y lo nuestro no estaba funcionando. -¿De verdad quieres saber?- Mi pegunta era mas una suplica silenciosa para que desistiera y me dejara tranquila.

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora