Prólogo

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¿Alguna vez escucharon hablar sobre la leyenda del hilo rojo? Ésta dice que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrase, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar, contraer o enredar, pero jamás se romperá. Siempre he sido una persona que cree mucho en el destino, que todo pasa por algo, y lo que no pasa, también. A veces es increíble como la vida te puede sorprender, como lo imposible se vuelve real, y como el amor tiene un millón de misteriosas maneras de encontrarte.

Dicen que si tienes mala suerte en el juego, tienes buena suerte en el amor. Lo cierto es que nunca me fue bien en ninguna de las dos cosas, de hecho nunca tuve la segunda. Entonces pensé: supongo que esto debe ser tener buena suerte, no dolores de cabeza, no tristezas, no lágrimas, no dolor. Pero la cuestión es que, ¿qué tanto se puede mentir uno mismo? No era afortunada para nada, porque si hay algo peor que sentir dolor, es no sentir nada en absoluto. Cuando uno se siente locamente apasionado, es cuando abunda la inspiración. En cambio, cuando te sientes vagamente emocional, ahí los sentimientos son tangibles. Y luego, está el fondo del pozo, ese lugar en el cual los sentimientos ni siquiera son tangibles, porque simplemente no lo están. Así que no queda otra opción que sobrellevarlo, que sobrevivir, y para esto hay que aferrarse a algo... o a alguien. El amor platónico, el amor de un admirador hacía su ídolo, el amor incondicional, el amor no correspondido, es una de las cosas más difíciles que una persona tiene que afrontar. ¿Tienen idea lo que se siente ver a una persona a través de una pantalla y saber que nunca podrán estar con ésta? Es como tocar los dos extremos, sonríes y lloras, te alegras y entristeces, respiras pero no lo haces en realidad, te hace bien y al mismo tiempo mal. Y parece no tener solución, así que te resignas, pero la lucha entre la realidad y tus fantasías siguen estando allí, así que empiezas a preguntarte, ¿cuándo va a terminar todo esto? y te dices que tus deseos no importan, mientras él esté feliz, tú también lo eres. Pero la verdad es que si bien gran parte de esto es cierto, ya saben cómo es la naturaleza humana, el conformismo no es para nosotros. Hoy en día es tan fácil y a la vez tan difícil comunicarse con un artista, y aquí es cuando también se aplica la ley de los dos extremos, una total ironía. Pero, ¿por qué dejar de insistir? Si la suerte la crea uno.

Toda mi vida la he pasado en solitario, mis familiares siempre me decían esa típica frase que te dicen los familiares cuando te va mal en el amor: "Cuando menos te lo esperes va a llegar", y en efecto, tenían razón. Y cuando pasa todo, es cuando vuelves al principio, cuando repasas los hechos: lo imposible se vuelve real, la vida te sorprende, el amor te cuenta una de sus millones maneras de actuar, y la leyenda es verdad.



Maktub: Estaba escrito - Fanfiction de Evan PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora