Mientras espero a que Evan regrese con la bebida que insistió en traerme, decido mirar por la ventana situada al costado izquierdo de la cama, la cual da con el patio frontal. Cierro los ojos, visualizo cada recuerdo desde hace más de una semana, y trato de creerme que he conocido a mi ídolo, que lo he tocado, que hemos reído juntos, que por una vez, por dos, por tres, he sido la causa de su sonrisa, de su risa, eso significa una galaxia para mí. Trato de creer que he sentido su aliento, que hoy estoy en su misma casa, usando su ropa, a punto de pasar la noche con él, aunque no en el sentido sexual, claro. Sacándome de mis pensamientos, Evan irrumpe en la habitación.
- Te he traído la bebida. - Dice mientras asoma su adorable cabezita por la puerta, mientras curva los labios hacía arriba sin despegarlos, produciendo sus preciosos hoyuelos. Esa particular y tierna sonrisa siempre me ha parecido digna de retratar y pegarla en la cabecera de la cama para ser lo primero que ves al despertar, ¿quién no empezaría magníficamente su día así?
- Muchas gracias. - Le sonrío con gratitud.
- Y... también traje yogur helado. - Levanta su mano con los potes demostrándomelo. - No sabía qué sabor te gustaba, así que traje de vainilla y diferentes salsas para que le pongas a tu gusto.
- ¡Qué delicia! ¡Helado! Hace mucho que no tomaba esto. - Digo realmente contenta porque todo lo que se trate de comida me hace feliz.
- Me alegro que te guste. - Dice con su sonrisa torcida. - Bueno, ¡a atacar! - Alza una cuchara en cada mano con expresión de desquiciado, y me hace reír.
Pasamos unos minutos comiendo. Y mientras lo observo sentado a mi lado, pienso que me gustaría tener el poder de controlar el tiempo, y detenerlo justo en este instante, para observar su cara de concentración al comer ese yogur helado y grabar en mi memoria cada detalle. Cómo raspa los bordes del pote obteniendo cada mínimo bocado, su lengua afuera instalada en una de sus comisuras, sus ojos sumidos en su objetivo, y la manera en que justo antes de que el helado salga totalmente de la cuchara para derretirse en su boca, voltea el utensilio para saborearlo aún más.
- Menta granizada. - Articulo y Evan me mira confundido.
- ¿Cómo?
- Menta granizada. Ese es mi sabor favorito. ¿Cuál es el tuyo?
- El mío es el chocolate.
- Mmm...
- ¿Qué pasa?
- Nunca pensé que fueras de esos predecibles. - Digo para pelearle.
- ¿Predecible? - Ríe, mientras que aparta su recipiente para ponerse serio y darme batalla. - ¿Sabías que ese era mi sabor favorito?
- Bueno, ¿a quién no le gusta el chocolate? Es como básico. - Sigo burlándome de él.
Me mira con una expresión que dice "eres una descarada", pero antes de que abra la boca, me adelanto y lo hago yo, ya que siento la necesidad de aclarar algo.
- Aunque, a veces la gente confunde lo básico con lo sencillo. Tú eres lo segundo, y lo simple siempre es digno de admirar, tan sólo porque es perfecto en eso, en su simplicidad.
Nos miramos, él delega dulzura en su mirada, es algo así como que sus pupilas dibujan una línea recta transparente envuelta de ternura y amabilidad, conectándola con mis ojos, literalmente encantador.
- Así que ahora ya lo sé, sé cuál es tu gusto preferido, una información que me servirá para la próxima vez. - Me guiña el ojo.
¿Próxima vez? ¿Evan está diciendo que habrá una segunda vez en la que tomaremos helado juntos? Que alguien me agarre porque me desmayo...
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Maktub: Estaba escrito - Fanfiction de Evan Peters
Fanfic¿Qué pasa cuando todo lo que siempre creíste imposible se vuelve real? El destino le mostrará a Julieta, una chica latina de 22 años, soñadora y con fe en la vida, que todo lo que siempre ha querido se puede convertir en su realidad cuando viaja al...