-¡Oye! - dije alzando un poco la voz, sin duda por la sorpresa de su atrevimiento. - no vuelvas a hacer eso, en serio.
-No hice nada. - me dijo con todo el rostro sonrojado, asimilando lo inapropiada que fue aquella acción, al menos para mí, por mi reacción.
-Ese tipo de acciones sólo te llevarían a perder toda la confianza que has ganado conmigo hasta ahora. - le dije, argumentando mi reacción ante su acción.
-Entiendo. - me contestó, sin decir más... Sentí que había entendido mi posición, y sin duda yo apreciaba aquello.
-¿Y qué más? - le dije luego de un par de minutos, tratando de cambiar un poco el extraño momento que acabábamos de pasar.
-¿Eras amigo de él? - me preguntó, y yo me percaté que él revisaba mi celular, las imágenes y quién sabe qué más.
-¿Quién te dio permiso para que cojas y revises mi celular? - le contesté, aún más sorprendida. - oye, eres algo atrevido. - le dije.
-¿Me contestarás? - me dijo, sin duda quería saber más...
-Sí, somo buenos amigos desde los trece años, si no me equivoco.
-Él es raro. - me dijo, como si lo conociera a fondo, cuando no.
-Si con raro te refieres a extraordinario, tienes razón. - le dije, sin duda alguna.
-Tal vez. - me dijo, ahora sonriendo. - ¿Sí sabes que él fue presidente del consejo estudiantil? Su lista nos ganó, nos ganaron por dos años consecutivos. - me confesó, ahora sí riendo.
-Sí me enteré y lo felicité, me puse muy feliz por él. Sé que puede dar muchísimo más, él es tan genial. - le dije, y pude darme cuenta que me miraba como si quisiera que algún día así también hablen de él.
-Yo también quisiera llegar a ser presidente, tal vez de mi facultad. - me dijo, confesándome uno de sus muchos sueños, estaba segura de ello. - por eso tengo que esforzarme y, tal vez, dejar atrás muchas cosas, como eso de tener una relación sentimental, por ejemplo.
-Me parece muy bien, hay que aprender a establecer prioridades, ¿no? - le dije, tratando de entender sus ideas, su mundo.
-Exacto, a veces uno debe dejar atrás anhelos del corazón, para satisfacer anhelos académicos, los cuales son los más probables que te lleven al éxito. - dijo, seguro de su idea, seguro de sí mismo.
-Tienes razón Jakob, hay que esforzarse para lograr los anhelos académicos, pero tampoco es saludable dejar atrás los anhelos del corazón; hay que recordar que es el corazón el que nos mantiene vivos... - le dije, recibiendo como respuesta una más de sus miradas, las cuales sin palabras decían más que las mismas.