Justo al terminar aquel tema, vinieron por mí, me había pasado de la hora. Mi padre estaba esperándome frente al edificio hace como 15 minutos.
-Me tengo que ir. - le dije, ya algo apurada. - mi padre me ha estado esperando ya hace un tiempo.
-¿Te puedo acompañar? Quiero conocer a tu padre. - me dijo , sin titubear.
-¿Seguro? Mejor en otra ocasión. - le contesté, pues nosotros aún debíamos conocernos mejor, según yo.
-¿Por qué? En serio quiero conocerlo. - me dijo, insistiendo.
-¿Por qué el apuro? Otro día, ¿okay? - le dije, algo intrigada por su insistencia.
-Supongo, no me queda otra que aceptar. - me dijo, algo disgustado, pero respetando mi decisión.
-Está bien, no te enojes, ¿sí? - le dije.
Luego de ese momento, nos abrazamos, una vez más... y por alguna razón, ese abrazo se sintió más completo... debió haber sido la charla que tuvimos, más bien el encuentro de nuestras almas, bajo aquella especial tarde y noche de lluvia.