No sabia cuanto tiempo había estado en esa posición, pero no se quejaba. Le devolvió el abrazo a la rosa y una sonrisa se dibujo en su rostro ya lleno de arrugas, desde el comienzo del invierno todo había cambiado entre él y su hija. Hablaban más y se la pasaban más tiempo juntos. Él incluso había dejado de preocuparse con respecto a buscarle un pretendiente, ella debía escogerlo por si sola.
Sintió una pequeña brisa a su lado y miro hacia el viejo columpio que se balanceaba solo, haciendo que las ramas del árbol crugieran. Desde que todo esto había terminado había ordenado que las puertas se abrieran nuevamente, también habían limpiado los jardines e incluso él mismo había ido a los hogares de todos los aldeanos a pedir perdón. Sabia que unas simples palabras no repararían el daño que había causado.
— Creo que ya es hora de que entres — Dijo Charles mientras observaba como empezaba a caer los copos de nieve, el frío estaba en aumento. — Yo me quedare unos minutos más.
La rosada asintió con una sonrisa y se fue del pequeño jardín, dejándolo solo a él. El columpio seguía balanceándose solo, camino hasta él y se coloco detrás sosteniendo las cuerdas por un momento y luego empezar a empujar el columpio. Poco a poco la silueta de una eriza se fue formando sobre el columpio, estaba de espaldas a él por lo que solo podía ver sus púas largas de color lila que caían sobre sus hombros y se movían junto con el columpio.
Poco a poco empezó a escucharse una pequeña pero cálida risa, provenientes del los labios de su difunta esposa.
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Por otro lado estaba la eriza rosa. Había entrado en su habitación, ahora estaba sobre un sillón leyendo un libro que alguien había dejado sobre su escritorio, es entretenido leerlo, aunque todavía quería saber quien lo había puesto ahí. Cuando lo encontró empezó a preguntarle a todos en el castillo quien lo había dejado ahí, pero nadie le dio la respuesta que esperaba, solo decían que no lo sabia. Incluso su padre.
De alguna manera se sentía vacía; quizás el hecho de que había perdido a Sonic. Realmente le tenia cariño y aprecio. Nunca había tenido en claro la razón por la cual querían asesinarla, su padre nunca había dado un respuesta a sus preguntas con respecto a ese tema, solo le decía que en el mundo habían seres con malas intenciones sin ningún pretexto en absoluto.
Paso la ultima pagina del libro y se encontró con una pequeña nota.
Cada vez que termines una historia, yo te traeré otra.
Sintió una brisa azotar su cuerpo suavemente y se encontró con otro libro. Rápidamente lo tomo y miro por toda la habitación, ¿cómo era esto posible? Alguien había entrado a su habitación y ni lo había notado. Todo era tan extraño.
No muy lejos de ella se encontraba el cuerpo de un erizo cubierto por una capa negra, estaba apoyado en las bijas de la habitación y oculto entre las sombras. La erizo no se había dado cuenta del momento en el que el dejo el libro ahí. Aunque tampoco esperaba que lo hiciera.
Sonrió al notar que la eriza se sentó nuevamente en el sofá, ahora con el otro libro, los había tomado de la biblioteca de su padre. Pensaba que era un buen regalo para intentar componer ese vacío que estaba en su corazón, perder a un pariente muy querido no era cualquier cosa y él lo sabia perfectamente, después de todo había perdido a su madre hace dieciocho años. Sabia como se sentía.
Su padre le había contado que había perdido la vida dando luz al hijo de otro hombre.
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(\_(\
( ͡° 3 ͡°)
/っ🍷 Holi. Bueno este es el final, me gustaría hacerles una propuesta. Un capítulo extra, se perfectamente que algunas cosa no quedaron claras después de esto y me gustaría explicarlas en otro capitulo, uno muy especial.Dejen me su opinión en los comentarios por favor owo ).
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Cuando Las Rosas Mueran
FanficTras pasar muchos años desde el establecido juramento de venganza de un enemigo, el cumpleaños numero dieciocho de Amelia se convierte en el suceso más importante de su vida; vida que reposa sobre manos ambiguas con el encargo de eliminarla.