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(Sídney, Australia. Residencia de los Hemmings, 8:25 am)

—Ya despierta, parasito— dijo una voz lejana a mí mientras sentía bruscos movimientos a mí al rededor.

—Duerme como tronco—expresó otra voz, muy diferente a la primera.

—Golpéalo.

—¿Qué?

—Que lo golpees.

—Ni de broma, mamá está allá abajo y sabes que Luke chilla como niña.

—Entonces mojalo.

Después de eso no hubo más sonidos y pensé que por fin podría dormir mejor pero...

—¡Hijos de..!— chille cuando sentí el líquido frío mojarme al igual que a mi cama, pero antes de terminar fui silenciado por una mano en mi boca.

—Callate, mamá y los nuevos vecinos están allá— dijo y sabía a lo que se refería.

—Límpiate y baja pronto— me ordenó Ben y al momento ambos salieron.

De mala gana, por qué no acostumbro despertar así un domingo, me puse de pie y me quite la pijama para ponerme algo más casual, una camisa de Green Day y unos jeans negros eran lo ideal, después peine mi copete y salí. Lamentablemente cuando iba a mitad de camino recordé que los vecinos nuevos estaban en casa y mamá me vería desaprovatoriamente por mi elección de ropa hoy.

—¡Lukey! ¡Qué bueno que despertaste!— exclamó mamá mirando en dirección mía y así llamando la atención de todos, seguido de eso me vio mal, seguro por mi aspecto emo.

Mamá estaba sentada en el sofá individual, junto a ese estaba Ben y Jack que estaban comiendo galletas, en otro sofá estaba Michael y una mujer de cabellera rubia y con un gran parecido a él recién mencionado, supongo es la señora Clifford.

—Pero toma asiento Robert, no te quedes ahí sentado— me mando mamá y obedecí al instante, llegue hasta con Ben y Jack y los empuje creándome un pequeño lugar para sentarme, aún cuando junto a Michael no había nadie.

—¿El es tu hijo el pequeño, Liz?— preguntó la señora Clifford que me veía con curiosidad.

—Si, es mi bebé Luke— dijo mamá y rápidamente la mire mal, pero no sé si entendió que debía callarse— tiene tan solo 17 años, ¿Michael cuantos tiene?

—Mike tiene 19, ya es todo un hombrecito— dijo con orgullo la mujer y le apretó una mejilla a Michael mientras el blanqueaba los ojos.

—Luke, cariño, ve por más galletas— me ordenó mamá y al instante Jack me empujó lejos del sofá.

—Te acompaño Luke— escuche decir a Michael a mis espaldas.

Camine hasta la cocina y al llegar espere a que Mike entrara para cerrar la puerta.

—Odio esto— solté.

—Lo odio más, mierda, no sabía que nuestras madres eran amigas— bufo el teñido y tomo asiento en un banco— amo tu camisa, por cierto— confesó sonriendo de lado.

—Yo, también amo la tuya— dije dándome cuenta que él usaba también una de Green Day.

—Hay que hacer algo, no soportaré más alagos allá— bufo golpeando su frente contra la encimera.

—¿Quieres ir a mi habitación?— propuse sin pensarlo y el soltó una risita.

—Claro Luke, cualquier cosa antes que eso— dijo y apuntó a la sala de estar.

Tome las galletas del horno y las lleve hasta con mamá y la señora Clifford, Jack y Ben ya no estaban ahí entonces me excusé de la situación diciéndole a mamá que quería mostrarle mi habitación a Michael.

Juntos llegamos hasta esta y como si nos hubiéramos salvado de la guerra, nos refugiamos en mi habitación.

–Este lugar es genial— murmuró el pelimorado observando a todas partes.

—Gracias— dije en voz baja y me deje caer en mi cama, al instante Mike hizo lo mismo a mi lado.

—¿Quieres jugar a las 20 preguntas?— propuso Michael con una sonrisa inocente y asentí, aunque me parecía un juego estúpido—¿en realidad tienes 17?

—No idiota, mamá mintió allá abajo— reí y él me imito— ¿por qué te mudaste aquí?

—Papá consiguió trabajo aquí, solíamos vivir en Perth— dijo y asentí— ¿eres rubio natural?

—Al igual que toda mi familia— conteste— ¿te tiñes seguido?

—Demasiado, y pienso hacerlo hasta quedar calvo— dijo con orgullo— ¿sexualidad?

Aquella pregunta me tomó por sorpresa sin dudas por lo que pensé un poco.

—No lo sé, supongo que soy heterosexual— murmuré casi en una pregunta, ahora que lo pensaba nunca me había gustado una chica y era cierto que me atraía Calum— ¿y tu sexualidad?

—Yo soy abiertamente gay— confesó sonriendo con orgullo a la pared del techo.

—Woah, y tú mamá, ¿lo tomo bien?

—Aun no es tu turno de preguntar Lukey— me reprendió— ¿te gusta esto?

—¿Qu..?— pero no alcance a preguntar por el sentir de los labios ajenos contra los míos y el sabor a mantequilla de las galletas.

—Si Lukey, mamá se lo tomó bien...

Paper Window| cakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora